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De: hlborelli@arnet.com.ar
Date: 13 Oct 2002
Time: 04:53:33
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Alternancia política
Una de las virtudes de la democracia es la facultad de permitir a los ciudadanos decidir sobre los gobernantes a devenir. Contrariamente a lo que sucede en las monarquías (aunque hoy en día están muy democratizadas), en cada acto electoral la voluntad popular consagra sus autoridades. En las grandes democracias, llamadas así porque la práctica constante a través del tiempo va permitiendo que se perfeccione, no es raro ver como los partidos políticos se van alternando, no ya por grandes diferencias en su plataforma o en su conducción; sino porque el pueblo desea dar un aire fresco a la vida institucional o porque van detectando en nuevas figuras políticas , otras virtudes que consideran favorables para el bienestar de los ciudadanos y progreso de la nación.
Lamentablemente cuando los argentinos hemos querido practicar la democracia en alternancia los políticos nos han defraudado. Ya no podemos hablar de "los partidos tradicionales" sino de corporaciones políticas, porque se supone que un partido debe tener una línea filosófica que lo diferencia del otro; una plataforma electoral cada vez que van a las urnas, un candidato respetuoso de lo que ofrece, de tal manera que el ciudadano sepa que está votando por alguien y por algo que le va a dar una expectativa de vida a él en el presente y va marcar un camino de progreso para las próximas generaciones.
Si analizamos la manera de cómo esta alternancia se ha llevado a cabo en la Argentina nos encontramos con dos corporaciones políticas mayoritarias, que han proclamado filosofías parecidas incumplidas, promesas similares sin realidades, candidatos violadores de la palabra dada produciendo una debacle institucional, económica y moral.
La cultura del amiguismo para ocupar cargos públicos (desde lo simple hasta en la Corte Suprema ; el derroche a cambio de la austeridad; el desempleo a cambio de la cultura del trabajo; el clientelismo a cambio un programa nacional de amparo al más débil ; la corrupción encubierta a cambio de una justicia sana; y en el medio de todo esto el ciudadano," el convidado de piedra" para que vaya a votar", pero luego "el pato de la boda" que debe sufrir las consecuencias dentro de una sociedad que se hunde poco a poco, mientras que los especuladores y delincuentes de guante blanco cubren sus espaldas con artilugios, acuerdos y deterioro de las instituciones.
Entonces vemos que la alternancia se manifiesta en quién está de turno para destruir las expectativas del ciudadano.. Tanto el Justicialismo como la UCR practicaron métodos extorsivos para gobernar por decreto, quitando al parlamento sus derechos (claro, con el aval de sus Legisladores), luego la UCR incorporó a un Ministro que había criticado durante los años menemistas; hace apenas unas horas el Justicialismo votó en contra de un proyecto que hasta hace poco había propiciado. Estas son apenas unas pocas incoherencias que expresan la falta de compromiso y/o la falta de principios y , lo que es peor, el poco interés por un pueblo sufriente y la enorme dependencia del poder político de los grupos económicos que siempre se benefician cuando la ética ha dejado de ser el pilar del que llega a la función pública.
Es hora de que los argentinos reflexionemos en profundidad para encontrar personas idóneas y comprometidas con el bien de la Nación
Atentamente
Haydée Borelli