A veces el solo hecho de nombrar la palabra límites molesta, pues
parecería que si estamos "limitando" estamos cortando las posibilidades
de nuestros hijos. Sin embargo, la palabra límite no tiene que
ver con limitación, sino con protección, nosotros ponemos límites
a nuestros hijos para protegerlos y para protegernos.
Desafortunadamente
muchos de nosotros no hemos aprendido a poner límites, y esto
tiene que ver con no saber protegernos, no saber poner límites
a nuestros empleados, a nuestros jefes, a nuestros vecinos, a
las personas que nos dan algún servicio.
Para
poner un límite generalmente la gente piensa que se requiere ejercer
violencia, agresividad y por tal motivo suele esperar hasta que
la situación estalle. Mientras tanto los límites se van poniendo
flojos, elásticos y parece que no existen. Esto causa mucho desconcierto
a las personas que dependen de nosotros, especialmente a los hijos.
La palabra clave es Firmeza, y la firmeza tiene que ver con la
Seguridad interna, con autoestima.
¿Fácil
de decir verdad? Mucha gente confunde esta seguridad con estar
enojados, y la única forma como ponen límites es enojándose.
¿Te
gustaría poder poner límites sin necesidad de llegar al enojo,
incluso hacerlo con cercanía?
Te
doy a continuación algunas ideas para resolver este dilema.
1.
Los límites van de acuerdo a la edad. Evidentemente no se le va
a poner el mismo límite a un niño de 4 años que a un adolescente.
Los límites van de acuerdo a su desarrollo y capacidades. 2. Qué
de los castigos? El castigo no tiene sentido para poner límites
de forma humanista. Es mucho más formativa aplicar consecuencias
a los actos. Por ejemplo, si lo tiras lo recoges. Es muy importante
encontrar consecuencias lógicas a los actos de los niños ya que
de esa manera los hacemos responsables. Es razonable, de acuerdo
a la edad y capacidades del niño que en cierta medida resuelva
el daño que haya podido hacer.
3. Es válido golpear? La respuesta es NO. Aunque los castigos
físicos pueden funcionar aparentemente de manera coercitiva, las
heridas emocionales que dejan pueden durar toda la vida. Considero
que la violencia física o emocional hacia un ser humano no ayuda
a crecer y lastima la seguridad y autoestima. Poner límites de
ninguna manera significa ser cruel ni ensañarnos con los niños.
4. ¿Es válido dejarle de hablar? Desde luego que no es válido,
el poner una consecuencia no tiene nada que ver con desamor, y
algo que puede dañar muchísimo a un ser humano es la desconfimación
(no hacerle caso). De ninguna manera "castiguemos" a nuestros
hijos quitándoles el afecto o la atención.
5. En ningún momento se debe "castigar" quitando al niño actividades
que le permiten su desarrollo personal.
6. Es importante no humillarlo, ni ridiculizarlo, ni exponerlo
a "castigos" degradantes. Puede llevarse toda la vida tratando
de curar estas heridas.
7. Te sucede que cuando estás contento si se trata de permitir
"todo se vale" y cuando estás enojado "nada se vale". Es curioso
cómo permitimos que nuestro estado de ánimo intervenga en nuestra
manera de poner límites. Lo ideal es que las reglas sean claras
independientemente de nuestro estado de ánimo, así como las consecuencias.
8. Qué aprende un niño al ponerle límites adecuadamente? El niño
aprende valores (orden, limpieza, respeto), aprende a comportarse
de forma segura. Los límites les permiten aprender a organizarse,
a tener buenos hábitos que los ayuden a vivir mejor.
9. Límites y Claridad. Cuando pongas un límite es muy importante
estar muy claro de hasta dónde es el límite. Por ejemplo, si tu
hijo está jugando un videojuego, necesitas antes de expresarle
el límite saber en tu interior cuánto tiempo le vas a dejar jugar
(y ponerte de acuerdo con tu pareja), teniendo claridad tú, es
importante que expreses claramente el límite por ejemplo "Te voy
a dejar jugar 45 minutos." y algo importantísimo, cumplirlo. Por
eso no pongamos límites ni consecuencias que no podamos cumplir.
10. Límites y Congruencia. ¿Se te hace congruente decirle a tu
hijo que no debe fumar si tu fumas?¿O que no coma en la sala si
tu lo haces?¿Crees que le basta con decirle, "Es que yo ya soy
grande" Se te hace lógico que le digas cuando te hablan por teléfono
"dile que salí", pero tu quieres que él te diga la verdad?
11. Pasamos de la Impotencia a la Prepotencia, de la excesiva
tolerancia a la intransigencia? Muchas veces venimos de un sistema
autoritario y queremos ser distintos con nuestros hijos, de chicos
obedecíamos a nuestros padres y ahora obedecemos a nuestros hijos.
La potencia se encuentra en la firmeza. Firmeza es mandar a tu
hijo el mensaje inequívoco de que el límite no se mueve.
12. Generalmente los límites se pierden en situaciones críticas
como un divorcio, ya que los padres pueden tomar la actitud de
sobre-proteger desde el dolor o desde la culpa. Los límites dan
seguridad, estructura y rigor interno. Les permite sufrir menos
estas situaciones críticas.
13. Hay ocasiones en que cuesta mucho trabajo aplicar las consecuencias,
pues nos sentimos culpables o nos duele ver a nuestro hijo llorar.
Recuerda que el límite se pone con cariño, si la consecuencia
que pusiste es equilibrada (no lastima, no degrada, no es exagerada),
creo que tal vez te podrías sentir satisfecho de estar educando
a tu hijo. La culpa es un sentimiento que no te lleva a nada,
resuelve lo que te hace sentir culpable, y trasciende la culpa.
14. Y más sobre la culpa. De ninguna manera es deseable para nuestros
hijos enseñarles a sentirse culpables, en ningún sentido esto
les ayuda a ser mejores personas. Dejemos de enseñar desde el
miedo y la culpa. Es mejor hacerlos responsables, enseñarles a
responder por sus actos de acuerdo a su desarrollo.
15. La duda y los límites. Uno de los retos mayores para los padres
es cuando se duda sobre los dónde están los límites y cómo poner
consecuencias lógicas. Muchas veces somos permisivos cuando tenemos
duda, si esto continua acabamos no poniendo límites. Algo que
otras veces hacemos es decirle en ocasiones una cosa y en otras
otra, y así lo único que logramos es confundir al niño. Por eso
es importante superar la duda lo antes posible enfrentándola,
platicando con tu pareja, con gente profesional y leyendo. Contéstate
estas preguntas, tal vez te aclaren: ¿Cómo este límite puede ayudar
a mi hijo a vivir mejor? ¿Estoy satisfaciendo una necesidad de
un tercero? ¿Esta consecuencia le ayuda a desarrollarse o más
bien lo daña y lastima?
16. Los límites se aplican con afecto. Para poner un límite es
necesario atender a nuestros hijos, estar presente, estar ahí.
El límite se pone con afecto porque no se pone como último recurso
cuando ya estás enojado y la situación se sale de control. Se
pone como un cerco protector, y con cariño y al mismo tiempo con
firmeza se hace cumplir.
17. ¿Cómo te sientes si vas de noche por una carretera sin señalamientos,
ni líneas pintadas en el piso? Los límites son delimitaciones
de camino son cercos protectores, dan seguridad.
18. Abreviando: Los límites debe ser: claros, concretos, concisos,
cumplidos y congruentes.
19. Para ponerlos se requieren 3 pasos: se habla, se les recuerda,
hay consecuencias.
20. Existen 2 características básicas para poner límites: firmeza
y cercanía.
21. El límite correctamente aplicado produce sucesivamente:
· Autonomía (empiezan a valerse por sí mismos)
· Libertad (se les puede dar mayor libertad si se comportan adecuadamente)
· Auto-disciplina (pueden desarrollar actividades sin necesidad
de presiones externas, esto es fabuloso, es un regalo para toda
la vida)
· Auto-control (les permite medirse, y no caer en excesos)
· Rigor interno (les permite levantarse y seguir adelante) .
1.
Al poner límites a tiempo protegemos a nuestros hijos de alcoholismo,
drogas y comportamientos delictivos. Nos protegemos a nosotros
al enseñarles respeto, orden, cuidado, generosidad,... en forma
congruente y con afecto.
No
todos los niños son iguales, ni se trata de estandarizarlos, se
trata de ayudarlos a encontrar su mejor potencial.
Nuevamente
insisto en el respeto, calidez, afecto, atención y aceptación
hacia tus hijos. La comprensión, la cercanía, permitirles expresar
sus sentimientos de miedo, alegría, tristeza, enojo y afecto.
Poner límites no significa impedirles que se expresen, es enseñarles
a hacerlo en forma adecuada.
Entiendo
que para hacer esto que te pido se requiere mucha paciencia, mucha
constancia, trabajo personal (para no engancharte), amor y dedicación.
Y de esto se trata el ser padre y madre.
Espero
que este pequeño artículo te ayude a poner mejores límites y a
vivir una vida mejor.
Agradezco a mis maestros, en especial a Susi Méndez y Norma Alonzo
porque muchas de estas ideas las he aprendido de ellos
Con
mis mejores deseos... Juan Manuel Ceballos
Para cualquier información adicional mi correo es jceblanc@yahoo.com.mx
y mi dirección en internet www.oocities.org/jceblanc
Este
escrito ha sido desarrollado por Juan M Ceballos, Psicoterapeuta
Gestalt de Niños. Usted es libre de usar y re-distribuir este
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