¿SOY HACEDOR DE LA OBRA U OIDOR OLVIDADIZO?
Todos los creyentes nos damos cuenta que nuetsras intenciones de obedecer a Dios muchas veces no se realizan ¿Cuántas veces hemos sentido la vergüenza y desánimo cuando la ansiedad, el temor, la crítica, la ambición, la impureza, el enojo, la soberbia o falta de fe han tomado el control de nustros pensamientos, palabras o conducta. El apóstol Pablo lamentó: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero eso hago”. (Romanos 7:19) En su carta, Santiago muestra su preocupación por esa debilidad en la vida de los cristianos y también enseña un procedimiento práctico para conducirnos hacia la transformación y la obediencia.
Antes de llegar al punto principal de nuestra reflexión, observemos que Santiago señaló que algunos creyentes no etssban “recibiendo” o dando la bienvenida a la Palabra en sus vidas, (1:21). Parece que no escuchaban a Dios en su palabra, no estaban abriendo sus corazones aella y no eran sensibles a la voluntad divina. Posiblemente no pasaban tiempo meditando en la Palabra o no respondían con decisiones, oración y cambios. LOS PROBLEMAS: OLVIDAR Y NO OBEDECER Sin embargo, aún cuando el creyente ha difrutado esta conversación con Dios, Santiago se preocupa que las buenas intenciones del cristiano no llevan fruto en su corazón y su conducta. Ël dice que, aún cuando hemos puesto atención a la Plabra, a menudo tenemos dos problemas:
Santiago usa el ejemplo del hombre que se levanta de mañana, mira su imagen en un espejo, se olvida lo que vio y sigue su camino sin pensar en arreglar su aspecto desordenado. (1:22-24) Santiago 1:21-25 nos enseña no sólo a examinar con cuidado a lo que la Biblia nos está diciendo (v.21 y 25) sino, también, a perseverar en la verdad (v.25). El autor bíblico dice que perseverar tiene dos propósitos:
Cuando consideraba con cuidado Santiago 1:25, me di cuenta de algo que pasaba en mi vida. Cuando Dios mostró, a través de un pasaje bíblico que Él quería hacer ceirtos cambios en mi corazón y en mi vida, yo aceptaba la exhortación y tenía toda la intención de colaborar con dios en el proceso de cambio y de obediencia. Sin embargo, pronto se me olvidaba el asunto. Tenía la costumbre de leer un nuevo pasaje bíblico cada día y, así, meditar en otro tema, dejando en el olvido el tema del día anterior. Se me olvidaron las buenas intenciones del día anterior. No persistía en el pasaje bíblico que me había impactado, no perseveraba en buscar la transformación y no ,me esforcé para obedecer lo que Dios me había mostrado. Posiblemente asumía que canmbiaríasin colaborar con Dios en el proceso y sin el ejerccio de mi voluntad. Pero también caía en un error del corazón que con frecuencia está detrás de la desobediencia: La de estar contento con el conocimeinto en vez de perseguir la santidad. Conocer la Biblia, estar de acuerdo con sus normas y aún entender y enseñar la doctrina de la santificación no equivale al crecer cada día hacia la imagen de Cristo. Entonces, yo seguía conociendo más y más de la voluntad de Dios, sin experimentar la transformación que Él quería. Dios quería dos cosas de mí:
Sugiero algunas estrategias bíblicas para perseverar en la Palabra y así cooperar con la obra del Espíritu en nosotros: ESTRATEGIAS PARA NO OLVIDAR LO QUE DIOS QUIERE Reflexione por un momento ¿Cuál es el cambio que Dios más quiere producir ahora en su corazón y en su vida? ¿Hacer crecer la humildad y la total dependencia de Dios? ¿Manifestar el amor genuino a alguien? ¿Mostrar la paciencia y gracia con mimebros de su familia? ¿Controlar la crítica y edificar a otros con su hablar? ¿Rechazar los móviles egocéntricos y ser impulsado por buscar el renombre de Dios y popr servir a otros? ¿Ser agrdecidos a Dios y no quejarse de las circunstancias y las personas que Dios ha traído o permitido en su vida? ¿Qué significa “perseverar en ella”, hasta que que no pueda olvidar lo que Dios quiere y hasta que vea cambios en su corazón, sus prioridades, su hablar y su comportamiento?
ESTRATEGIAS PARA OBEDECER A DIOS Y SER CAMBIADOS
ESTILO DE VIDA, AVENTURA, EMOCION, GOZO Y GLORIA Lo que Santiago enseña sobre la perseverancia para no olvidar y obedecer, debe ser el estilod e vida de todo cristiano que ama a Dios. El creyente debe vivir profundamente involucrado en una constante comunicación con Él que es la Persona más importante en su vida. (Salmo 63:1-8) El cristiano escucha a Dios en su Palabra, persevera en ella y le responde en oración, decisiones y obedeincia a Su voluntad. (Salmo 51:17; Juan 14:21) ¿Por qué está dispuesto atomar en serio los propósitos de Dios para su vida? Porque el creyente ama a Dios y quiere agradarle. Dios entregó a su Hijo para redimirle y trasladarlo del reino de las tinieblas al reino de luz. No lo hizo sólo para asegurar su destino eterno, lo hizo para transformar a multitudes de personas para que sean como su Hijo. (2 Corintios 3:18; Gálatas 4:19) ¡Qué maravilloso privilegio! Esta es la vida de un creyente agradecido quien se maravilla constantemente que Dios siempre le trata con amor y con gracia no merecida – gracia que le perdoná cuando confió en Jesús, que le cambia constantemente y que le perdona y le levanta cuando falla. Su deseo más fuerte en la vida es agradarle. (Mr.12:30-31; Jn. 14:21) La vida cristiana es una aventura con Dios para que se cumplan Sus propósitos en nosotros y a través de nosotros. La vida se llena de expectativa cuando a través de Su Palabra detectamos los cambios que Él propone hacer en nosotros. Nos emocionamos al cooperar con Él en este proceso y miramos Su obra de moldearnos en maneras sorprendentes. Hay gozo y satisfacción cuando observamos la transformación de nuestro carácter, actitudes, relaciones y servicio. Pero, más importante que todo, Dios es glorificado cuando Él toca la vida de otra persona, un matrimonio, un compañero, una iglesia o un vecino a través de una vida que está siendo cambiada por Su poder. Stanford Orth |