Los Hombres |
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Hace algunas semanas, estuvo en mi segmento radiofónico del 800
de la frecuencia de AM, Victoria Caraveo.
“Vicky”, acababa de ser nombrada Directora del Instituto de la Mujer, en el estado de Chihuahua. Durante la entrevista hablamos de sus planes para ayudar a las mujeres y del proyecto para llevar soluciones a uno de los mayores problemas que experimentan las mujeres, la violencia intrafamiliar. Durante la charla, le hice el siguiente comentario. “Vicky, tus proyectos, como los de la mayoría de los grupos que buscan ayudar a la mujer en este problema, son benéficos, pero están mal dirigidos, ya que primeramente los dirigen a las mujeres, las que son las víctimas y no a los hombres, que son los victimarios. Ellos requieren más ayuda que las víctimas, las que sí necesitan la ayuda, pero para sanar primeramente de los golpes físicos y luego los emocionales”. En el caso de los hombres es diferente al de las mujeres y no los atienden de la forma como los hombres pueden entender estos problemas, mucho menos aceptarlos, lo que es aún más difícil que un hombre haga. ¿Cómo lo sé? Soy hombre. Esa charla con “Vicky”, da origen a la siguiente entrega, que va dirigida a los hombres especialmente, pero no a todos los hombres, sino a aquellos que en verdad saben que tienen un problema y necesitan una solución para el resto de su vida y para aliviar una situación que se ha vuelto intolerable, la relación consigo mismos. ¿Qué es lo que lleva a un hombre a golpear a una mujer?
¿Cuál es la fuerza interna que le activa? ¿Qué
le provoca o qué le despierta un instinto tan salvaje que es capaz
hasta de matarla? ¿Por qué lo hace? El problema que estamos viviendo en nuestra ciudad y en el país en general en cuanto a la violencia intrafamiliar, es muy grave. Todas las semanas se presentan denuncias por maltrato y violencia contra las mujeres y contra niños y niñas, no tanto así contra hombres. La Violencia Intrafamiliar es un problema que no siempre llega a las páginas de los periódicos y que por si mismo, está causando graves problemas en todos los estratos sociales y a todo lo largo y ancho de la sociedad mexicana. ¿Por qué? por los eventos y efectos traumáticos que están viviendo quienes la sufren o que viven este tipo de violencia “de segunda mano,” es decir, quienes ven lo que ocurre en su casa y que la mayoría de las veces son los niños varones los que aprenderán a solucionar-en su momento-sus problemas familiares de la misma forma como los ha solucionado, “su ap’a”; a punta de trancazos. Son las niñas las que recordará que a su madre, su “apaito”, “se la surtían” a diario, lo que creará en ella una aberración inconsciente en contra de los hombres y pensará que “todos los hombres somos iguales, pero a su apá.” Tocante a la violencia intrafamiliar, es necesario que todos y todas nos detengamos a pensar seriamente en lo que esto representa ya que es un hecho que la violencia doméstica o intrafamiliar está como el dólar y el precio del barril de petróleo, a la alza y en todo el país, no solamente aquí, en nuestra ciudad. Si usted que lee esta columna es hombre y leyó hasta este punto, lo reto a contestar-mentalmente-cada una de las siguientes preguntas que a continuación le presento y que son sólo para hombres”. Si respondiera afirmativamente a una, según dicen los y las expertos/as, requiere usted ayuda. ¡Búsquela con un profesional! “pa’luego es tarde.” En contraste, si usted es mujer, léalas detenidamente, analícelas, si su “novio” ya da muestras de alguna de esa señales, de igual forma necesita ayuda, ya que al casarse, será peor. Si es usted casada y su esposo “entra o cabe” en alguna de ellas, busque consejo profesional para usted y anime a su marido a buscar ayuda profesional. Recuerde, las preguntas van dirigidas a los hombres. LAS ALERTAS. ¿Trata de aislar a su esposa evitando que vea a sus familiares?
La violencia doméstica es más que simples alegatos entre los cónyuges, siempre tiene que ver con maltrato, con daños físicos y emocionales. Las víctimas principales son casi siempre las mujeres, luego los niños y las niñas, al final, los hombres, de los que existen más lesionados de lo que la mayoría de la gente pensaría y las feministas radicales aceptarían. Dentro de este tipo de violencia doméstica debo de mencionar e incluir las amenazas y los gritos que frecuentemente se suceden antes de los golpes al cuerpo. Pero no sólo es esto. Dentro de la violencia intrafamiliar está también la manipulación económica y la presión psicológica, la que debe considerarse también como parte de este producto de la modernidad actual, conocida como la violencia intrafamiliar. Frases como: “si lo vuelves a hacer, te mato,” “le voy a decir a tu papá cuando llegue, para que te pegue”, son ejemplos de como se ejerce la violencia desde el interior del hogar por alguien que estultamente se considera a sí mismo/a, “superior” a otra persona El Meollo del Asunto es que para nada lo es. Siempre me he cuestionado ¿qué es lo que lleva a un hombre a maltratar y golpear a una mujer? Y en la respuesta que a continuación presento, enfatizo que no quiero ni pretendo hacer una apología o defensa de los hombres, menos de un síndrome que tanto daño está causando a generaciones enteras de mexicanos y mexicanas a todo lo largo y ancho del país, pero según estudios recientes, los golpeadores de mujeres sufren de una muy baja autoestima. Entiéndase autoestima como:”la forma en que una persona se ve a sí misma”. En este caso, el golpeador se ve y se siente “poco hombre’, “insignificante”, de ahí que quiera demostrar que “sí las puede”, golpeando a un ser que físicamente es más débil que él. Este tipo de hombre sostiene la estulta idea que él es el amo del hogar, que sólo él manda y que nadie más tiene autoridad. Creo que esto tendrá que ver con la Teoría de la Evolución y los primates. Este tipo de hombre se dice que es un ser “superior” a los demás, cosa que dista mucho de ser cierta, ya que la superioridad de una persona no puede medirse por su sexo o por la posición que ocupe la persona en el hogar, sino por el servicio que presta al mismo. El esposo abusivo siempre quiere controlar las acciones, es por eso que abusa de su esposa o hijos, no porque haya perdido el control en determinado momento de la discusión. La violencia es la forma en como reacciona casi siempre en todo, es la manera equivocada que elige para sacar sus frustraciones, una especia de catarsis por su desesperanza y sin alguna ayuda posible para los problemas que enfrenta, ya que este tipo de ayuda, en la gran mayoría de los casos, los hombres no la buscan por sí mismos. Por otro lado, el hombre que golpea sufre de una vergüenza interna las que se da posteriormente al hecho por saberse un golpeador de su mujer, lo que lo hace menos que hombre, lo hace un ser infame, execrable y él lo sabe. SOLUCIÓN. No es nada fácil pero, un golpeador de mujeres puede recuperarse de su grave problema. ¿Cómo? No es firmando un ridículo convenio presentado por la autoridad, el que violará de igual forma como a violado otros anteriormente. El golpeador debe primeramente reconocer que tiene esta tendencia de golpear, experimentar un verdadero arrepentimiento, el que dista mucho de ser cierto, si no hay evidencias reales a través del tiempo de tal arrepentimiento e integrarse de inmediato a un programa que le permita aprender a controlar sus emociones, especialmente la ira y a diluir su coraje, un programa que le permita cambiar su manera de pensar, para que también cambie su manera de vivir. Esto a los hombres, no lo ofrece la llamada “Teoría de Género”, sí a las mujeres. Pero en caso de que alguna defensora de esa teoría diga lo contrario, le diré que la Teoría de Género, no lo hace de la manera en que los hombres en general puedan primero, entenderla, segundo aceptarla, porque esa teoría no habla de regenerar, de corregir, de ayudar, sino principalmente y en su meollo, de cuotas de poder para algunas mujeres, no para todas. El ciclo de la violencia puede detenerse si el hombre es completamente honesto y busca ayuda y si ésta, le es presentada de una manera en que no genere más violencia, lo que sí hace la llamada Teoría de Equidad y Género. Ahí El Meollo del Asunto. |