De forma casual escuché el pasado viernes un programa
de radio donde el “experto” en educación familiar, se lamentaba del modelo
tradicional familiar en el que vivimos en México. El mismo decía que no
deberíamos de reprimir los deseos sexuales de nuestras hijas, diciéndoles
que esperaran hasta casarse para activarse sexualmente, que deberíamos
mejor educarlas y que estuvieran preparadas para la vida y supieran cómo
usar el condón.
O el experto no tiene hijas, o están aún muy pequeñas o ya se le casaron
o no tiene hijas ni podrá tenerlas nunca y si las tiene, bueno creo que
muchos jóvenes quisieran “conocerlas”.
Yo tengo dos hijas, una de catorce y otra de trece años
de edad y aunque saben todo lo que tienen que saber acerca del sexo, no
tienen permiso, ni les animamos para experimentar en las relaciones sexuales,
ni en el uso indiscriminado y a placer del condón, sino todo lo contrario.
El mencionado “experto” que al parecer no lo es tanto, desconoce por completo
“el otro lado de la moneda” de la enseñanza que él estaba exponiendo en
el programa de radio en el que era entrevistado y su interlocutor, conoce
menos que el primero.
No hay nada de malo con enseñar y capacitar a nuestros hijos en materia
de sexo, lo que es más, debería ser una labor de todo padre-hombre-de
familia, el hablar y enseñar acerca de esa fase de la vida a sus hijos
y a sus hijas. Desgraciadamente no se hace por miedo y por desconocimiento
del cómo y del qué enseñar. Pero la realidad de las cosas que la familia
mexicana está sufriendo de una disfuncionalidad en sus miembros y esto
es fuente de la inseguridad y el caos que a diario vivimos en las calles,
en los negocios y en todo el acontecer del país.
Como ejemplo palpable y real tenemos el aumento de la criminalidad, la
violencia, el alcoholismo y la drogadicción en las últimas cuatro décadas.
Hoy en día, más del 65% de todos los hechos criminales en el país, son
perpetrados por personas menores de 25 años. 20% de las familias en México,
algo así como 4.4 millones de familias, tienen de este tipo de conflictos
al interior de sus hogares. Y siendo la familia la principal productora
de equilibrio emocional, de afecto, de cariño y de amor, podemos decir
que estamos sufriendo una crisis de afecto. Lo que da al traste con cualquier
tipo de acción preventiva que el gobierno federal, los estatales y los
municipales, quieran iniciar para combatir la inseguridad pública, como
el “Cero Tolerancia” o cualquier otro.
Amenazas contra la familia:
Existen cuatro tipos principales de tipos de familias, cada uno con sus
características.
La Familia Nuclear, es el modelo de familia más conocido
en nuestro país y el modelo tradicional. Consta de 1 papá, 1 mamá, hijos,
viviendo en una casa. Su problema principal es el aislamiento. Este modelo
es el mayormente aceptado y el tradicional. La relación conyugal es la
base, pero es el modelo con mayor crisis actualmente debido al aislamiento
de sus miembros, quienes sufren de una crisis de identidad y sufren del
desconocimiento del desempeño en sus obligaciones, sus responsabilidades
y sus derechos, la función de sus roles, como sus funciones de género.
Es el modelo de familia más atacado por todo tipo de movimientos liberales,
como el feminismo, el que se esfuerza por erradicar de la faz de la tierra,
tal modelo.
La familia nuclear, ha estado sufriendo una descomposición a su interior
desde la mitad del siglo pasado, provocando con ello el surgimiento de
otros modelos de familia que habían estado presentes en la sociedad, pero
como la excepción a la regla, más que la regla en sí.
Familia Extensa. A este tipo la integran tres generaciones y más de dos
parejas viviendo en la misma casa. Es común entre las clases marginadas
y en las económicamente muy pudientes. El modelo casi ha desaparecido
en este último grupo de la sociedad y se basa en las relaciones consanguíneas.
La familia Burrón, la de la antigua tira cómica, representa a la de las
clases marginadas, así como “la familia de la Colina y Lope de Vega del
Ladrón de Guevara”, la de las clases pudientes.
Familia Semi-extendida. Una familia nuclear, con la estancia temporal
de otra familia más, bajo un mismo techo. Ejemplo, los hijos que se casas
y viven con los padres. Una de las combinaciones más letales para la vida
familiar. Quienes han vivido así, pueden atestiguarlo. Es un total caos,
si la situación se extiende por más de tres meses y toda la tensión familiar
generada, se verá reflejada en las actividades de cada uno de los componentes
de este tipo de familia.
Semi-nuclear. Familia monoparental, o familia con jefatura femenina. Algo
así como 4 de cada diez familias actualmente en México, las que son dirigidas
por una sola persona, en este caso, una mujer. No son tantas las dirigidas
por el padre de familia, que por divorcio, viudez o abandono, se ven en
la necesidad de dirigir la familia, no obstante, los resultados son los
mismos. Un bajo aprovechamiento académico, una baja autoestima de sus
miembros, así como la repetición del ciclo en el que viven. ¿Qué ha pasado?
Que por vivir con tanta prisa, egoístamente y usando modelos importados
que suenan bien, pero que funcionan perfectamente mal en los países de
origen, la familia mexicana ha venido a menos y por consecuencia, la sociedad
entera. Como ejemplo de esto último está la falacia de el llamado “tiempo
de calidad” que ahora se le da a los hijos e hijas. Una idea estadounidense
que no les ha funcionado allá y que no funciona aquí. Si funcionara, ¿no
cree usted que ambas sociedades estarían mucho mejor, que no habría tantos
adolescentes locos asesinando niños en las escuelas estadounidenses, ni
tantos abortos de adolescentes, producto de relaciones prematrimoniales
de las mismas, tantos que al día suman, juntamente con el de las mujeres
adultas más de 40 millones, desde 1973? El modelo no funciona porque carece
de lo principal, de cantidad, lo que no es posible dar hoy a la familia
debido a lo expuesto anteriormente.
¿Quién puede ayudar? Los maestros, dirán inmediatamente, pero este grupo
de personas sufre la misma crisis familiar que todas las familias actuales.
Se creía que los maestros eran los modelos a seguir y los moderadores
de la sociedad, pero al igual que la familia nuclear han perdido vigencia
y autoridad.
¿Los Profesionales de la Conducta Humana? Estos se caracterizan por una
mentalidad muy liberal, se interesan no por la familia y su problemática,
sino por su beneficio económico personal, que es producto de la sociedad
que les formó y que para poder estar en demanda, adoptan sistemas de catarsis
ultraliberales que están contribuyendo a generar más violencia, drogadicción,
criminalidad y alcoholismo a la familia.
¿Qué problemas representa el generar o apoyar un modelo de familia ideal?
Muchos, pero no tantos como el no hacerlo.
La descomposición de la misma sociedad en base a criterios extremadamente
liberales ha provocado el trastocar todo lo que puede sostener a una sociedad
como la nuestra. Por un mal entendido concepto y práctica de un fenómeno
moderno conocido como la tolerancia, quienes se atreven a hablar en términos
absolutos o ideales son repudiados y se trata de silenciarlos tachándoles
de intolerantes. Pero la realidad es que los modelos de educación basados
en valores absolutos son los únicos que podrán traer cambios culturales
y de asepsia, en los patrones de vida familiares e individuales en las
generaciones por venir. Todos y todas las antagonistas que rechazan estos
valores absolutos, lo hacen debido a que nunca podrían y nunca estarían
dispuestos y dispuestas, a abandonar las formas de vida disolutas que
llevan, que es la gran característica universal de este grave problema
social tan importante y necesario de solucionar.
Resolver este problema de la familia mexicana no es
nada sencillo y sí de gran urgencia, porque así como el campo mexicano
no aguanta más, la familia mexicana tampoco. Por ello es que el gobierno
federal, los estatales y los municipales, necesitan toda la ayuda que
podamos darles, ayuda que ha de ser basada en un sistema que genere y
conserve la paz, la justicia y que al mismo tiempo traiga el gozo tan
necesario a la familia mexicana y termine con la crisis de afecto que
sufrimos. Ahí El meollo del asunto.
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