El Mundo al Instinto®
E. D. G. E.
NICOLÁS BASCUÑAN
 

Esta es la hermosa historia de un joven llamado Esteban Daniel González Espejo de 22 años de edad, vivía en una humilde población, de las más pobres de nuestra decadente ciudad, donde la vida no se extingue día a día, sino más bien, ésta se alarga en un lento calvario a través del ardiente cemento, que aplasta al que alguna vez fue un verde valle. Esteban, el niño que alguna vez soñó con ser anímador de tv, médico, astronauta, futbolista, actor o cantante, y poder brillar en esta opaca ciudad; lamentablemente la vida lo condenó a ser moreno, gordo, a no ser inteligente, a no tener buena voz, a no tener piernas para el futbol, a ser feo y a ser pobre, lo condeno a que su padre fuera asesinado frente a sus ojos en una discusión con un amigo, en sus incontables tomateras; a que su madre tuviera que trabajar 15 horas diarias los 7 días de la semana, a que sus dos hermanos mayores estuvieran en la cárcel y que su hermana menor fuera sordomuda; esa vida de la que tanto hablan que hay que amar y esa que solo le dio la calle, un par de amigos, muchas drogas, alcohol y demasiada soledad.

Ese fue mi único pensamiento al despertar, la caña me era insoportable y mis narices estaban muy tapadas con toda la falopa (cocaína) consumida anoche, me dolía el estomago, tenia ganas de buitrear (vomitar), mi cuerpo tiritaba, la retirada de la droga era terrible, ya empezaba a pedirme más, me era imposible pensar bien, los sueños e ideas eran prácticamente nulos, el dicho "la droga coarta tus sueños" parecía que no era tan mentira, el cerebro se me estrujaba en un punzante dolor en la parte de atrás de mi cabeza, pero que importa, es así siempre y así será... otro día más como cualquier otro...

Miré hacia el suelo y vi mis pantalones, revise mis bolsillos, ¡pulento! (bien) me quedaba todavía una quina ($500), me imaginé que eran como las tres de la tarde, el caregallo (sol) pegaba como nunca, alcanzaba a divisar su intensidad por los rayos que atravesaban las tablas de mi casa, me vestí rápidamente, no tenia ni una huea de hambre, me fui al baño a lavarme la cara para despabilar (despertar), salí a la calle, la calor me golpeo fuerte, caminé lento, paso a paso, mi dirección era una sola, la gloriosa Botillería "La Reina", una chela (cerveza) era la única que me podría animar y ayudar a aguantar este caluroso día. En mi camino a la "boti", sentí un llamado: iGUAREEEN! (Ese es mi apodo) Güena chuchetumadre (hola amigo) —respondí— era el Lolo, un broca (cabro, amigo ) del barrio, en que anda hermanito, anda con el meo (medio) caracho (rostro). - En las patas, no veí , pao (pavo) culiao, chii, que huea, la firme po'guacho, me voy a comprar una chela, ando con la mea caña, ni se nota... yo tengo tres gambas hermano, yo lo acompaño, además todavía me queda una churri (pasta base), pa' que le empecemos a poner güeno... no, no pasa na'loco, me voy a chantar hoy día, apenas dije esto me vino un dolor de guata, la necesidad de endurecerme (consumir pasta o coca) se empezaba a apoderar de mi. Me dijeron que fuera a la cancha, tenimos que jugar contra el Olimpia —filo (que importa) Guaren, cuando va¡ a la cancha ni te ponen, si vo no le pega¡ ni al quinto bote —bueno y que tanta hueá sapo culiao, me gusta ir no mah —güeno, digo yo, derrepente salen unas churri, hasta un papel (coca) , quien sabe, y te va¡ como el mismisimo Diego a jugar —Se rió estrepitosamente— No sé loco, tomémonos las hueá y ahí veo.

Caminamos a la boti, donde compramos dos Doradas bien heladas, mínimo, nos fuimos a tomarlas a unas banquitas bien piolas, que están debajo de un árbol terrible grande, que está como a dos cuadras de ahí, harta sombra pa'combatir la calor. El Lolo era un loco super güuena tela (simpático), pasaba tirando tallas, hace seis meses había salido de la cana (cárcel) , había estado como tres meses y un día por robo con mano armada, a una bomba de bencina que está en Santa Rosa, después de salir, trabajó en un taller mecánico con un tío suyo, pero lo echaron como a las dos semanas, por estar choriandose (robandose) unas herramientas que fue a cambiar por unas pastas, el Lolo era un auténtico angustiao, para hacer el dinero para la pasturri, volvió a los robos, pero todos de menor grado, salía a cogotear, a hacer unos lanzazos o a machetear (pedir plata), pocas veces iba a su casa a comer o a dormir, entre fin de semana y la semana misma no había diferencia, lo único que importaba era el fumar esa diosa llamada pasta, bueno para mi no era tanto como una diosa, más bien era solamente una bella sirvienta comparada con el poder efusivo y éxtasis corporal que produce la gloriosa cocaína, era lo más grande, cuando me sumergía en sus mundos nada me faltaba, lo tenia todo (nuevamente sentí el dolor de guata), pero yo no era angustiao, mi vida no giraba en torno a una droga, probaba muchas otras cosas como la marihuana, el copete, jugaba a la pelota, iba a los videos y una que otra vez me tomaba una huea toxica como un ñoco (neopren), antes que le quitaran el tolueno, tolueno puro, parafina y la pasta de muro que no se bien como se llama. El Lolo estaba cagao, igual era güena honda, pero no salía del barrio, a menos que fuera a cogotear y volvía inmediatamente pa'hacer la compra, esa era su rutina diaria, esa era su vida y no había nada más. A mi no me gustaba mucho el cogoteo, yo trabajaba en la feria con un carrito y con el dinero que ganaba me alcanzaba para los vicios, pero a veces no andaba muy bien la cosa y era necesario salir a ganar un poco de dinero fácil, por que realmente puta que era fácil, yo me cago de la risa cuando hablo de esto, es que es cosa de ver la cara que ponen ustedes, los que han sido alguna vez cogoteados; cuando los empezamos a seguir para hacerles la chanchada, el miedo se les siente a metros, uno se da cuenta de lo fácil que va a ser, es cosa de poner cara de malo, mirar directamente a la cara, apurar lo más posible a la víctima, no dejando tiempo para que reflexione ni él, ni nosotros, por que a uno igual algo de pena le da, pero al fin y al cabo es dinero, la sociedad se maneja con dinero, ustedes gastan su vida y se esfuerzan para obtener dinero, nosotros también, ustedes ganan dinero para ser felices, nosotros también... ¿Cual es el problema?
¿Qué hora es, tía Mar¡? —Le preguntó el Lolo a la señora que vende pitos en la cuadra— Son un cuarto pa'lah cinco mijito. ¿Quiere pititos? No, vale tía, marratito a lo mejor —contesté yo— Chaa, yo pensé que eran como las tre'.

El Lolo me dijo que fuéramos ha hacernos una moneas al estadio del Colo, que jugaba a las seis, machetéaramos un rato, cagáramos a alguien con unas camisetas y volviéramos a comprarnos unos motes (coca) donde el Maricón, este era un trafi terriblemente hueco y se decía que por una cacha (relación sexual) con él, te regalaba merca, yo lo tenia negro al loco (le tenia mala) por que en un carrete me empezó a tirar los corrios, dijo que me iba ha regalar como quince gramos si yo me entregaba, ni cagando, yo lo mandé a la chucha, prefiero morirme de angustia que prestar el culo. Le dije que nos fuéramos (me dolió la guata y empece a tiritar, ya necesitaba un saque) y que tiráramos una chaqueta a la balanza (empeñar) para irnos motivados pa'llá. Fuimos donde el Maricón, que ha todo esto, era el que menos pateaba (combinar con otras sustancias) la merca, pero no acepto, dijo que necesitaba moneas, y que también necesitaba otra cosa, me guiño el ojo, ahí me dio cualquier rabia, tenia ganas de pitiarmelo (matarlo), le dije al Lolo que fuéramos donde el Güiner, a los blockes: "anoche llegó la patá (la policía) hermano" me respondió, las otras manos (donde venden droga), lo que venden es pura mierda, estábamos cagaos, así que nos fuimos al estadio, teníamos que hacerla cortita (rápida), yo necesitaba urgentemente jalar, dejamos la chaqueta empeñá por un vínacho (vino) 120 de dos litros y nos viramos (fuimos).

Ya machucao, voy a ir al grano, ya no aguanto máh. En el estadio llegamos entero arriba'el balón (ebrios), macheteamos como tres lucas, le pusimos cualquier color, "por el albo hermano" le decíamos a los culiaos, y eso que yo soy de la "U", pero que importa, ya dije "dinero es dinero", la volá es la siguiente, con tres lucas apenas nos alcanzaba para un par de lineas necesitábamos hacer una güena, pa'poder lanzarse toda la noche. Divisamos a un par de locos, la care pastel no se las sacaba nadie, nos miramos con el Lolo y nos ascurrimos (avivamos) rápidamente.

—Guacho, pase una monea pal estadio —le dijo al Lolo— No amigo, no tengo. —respondió el güeón— pasa la monea sapo reconchetumare —respondí al culiao— le puse una pata en la guata. Había que hacerla breve. El Lolo sacó la mariposa (cuchilla), no se qué huea paso por la mente del loco que le puso un puntazo al otro pastel, les sacamos la billeteras y les choriamos una camiseta del Colo. Corrimos como a tres cuadras de ahí, tenían como diez lucas los locos, estábamos cagaos de la risa, más la camiseta hacíamos pa'una bolsa de veinte. "Vamos loocoo, vamos a jalaaar" me dijo mi compañero, más felices no podíamos estar, pero todo se nubló, cuando estábamos esperando la micro, frente a nosotros apareció la zapatilla (camioneta de pacos) de ahí todo fue muy rápido, un paco salto inmediatamente arriba del Lolo, yo tiré la camiseta y corrí, corrí y corrí... no se cómo, pero en un momento miré pa'trá y ya no había nadie, solamente jugaban un par de pendejos a la pelota, pero nadie que me estuviera siguiendo, no se divisaba ningún paco, me di cuenta que estaba muy agotado, transpire helado, la tele como que se me apagó, me pegué una buitrea y me acosté en la misma calle, comencé a pensar, pensé que podían llegar los pacos, pero ya no me importó, pensé que el Lolo se había tirado nuevamente en cana, pero mucho menos me importó, lo terrible fue el siguiente pensamiento: el Lolo se llevó toda la plata, yo boté la camiseta y no tenia ni una gamba... necesitaba jalar, tiritaba, la guata punzaba de angustia, transpiraba, y sólo logré pensar una maldita cosa... necesito... jalar.

Me fui caminando hasta el barrio, no podía, por más que intentaba, sacarme de la cabeza la maldita droga blanca, estaba fuera de mí, si hubiera sido necesario matar por pegarme una jalá lo hubiera hecho, y no se por qué, hice lo que hice. Sin pensar pase por frente de la casa del Maricón, estaba en la puerta, me miró y me mostro una bolsa, hijo de puta, una blanca y brillante bolsa, yo después de eso poco recuerdo, hice lo que deseaba: jalé, me recuperé, pero sin antes de haber sentido esa asquerosa lengua y ese horrendo cuerpo sobre el mio, caí, siempre estuve al borde de este abismo, pero ahora caí libremente en el hoyo de la humillación y la bajeza, yo ya no era nada, corrí de ahí, tome conciencia de lo ocurrido, caminé por los suelos de la nada, ya no era alguien ni siquiera algo. Llegué dos horas después a mi casa, mi mente se reventaba en un sin fin de pensamientos vacíos, vacíos de existencia y futuro, me sumergía en rabia e ira de haberme despojado lo poco que tenía, ya no era nada, pero lo peor de todo estaba por pasar... entré a mi jaula o mejor dicho a mi hogar, mi madre dormía en la pieza, estaba mi hermana viendo la tele, mi pobre hermana, la que yo tanto quería y tanto deseaba ayudarla en su eterno problema y sacarla de esta mierda de lugar, pero de pronto mi mente se metió en la nebulosa que me estaba escoltando y toda esta sensación se desvaneció, ahora vi a una mujer, la que me sacaría de este abismo en el cual me ahogaba, me acerqué, la abracé, la besé, toqué todo su cuerpo, descargué mi impotencia en su ser y por unos pocos segundos encontré la hombría que me habían quitado, sentí sus mudos quejidos, volví a ser un hombre, podía rugir de nuevo frente a esta monstruosa vida que aplastaba mi poco cuerpo y alma que llevaba a cuesta, pero fatalmente, como en todo en mi vida, por muy pocos segundos... me di cuenta que mi madre miraba, yo miré su cara que estaba destrozada, llena de lágrimas, si es que antes estuve en un abismo lo que ahora se me venia encima no tenia nombre, si antes de esto yo era nada ya nada era algo... mi madre tomó a mi hermana y salió corriendo de la casa, y yo ahora, aquí estoy, solo, con la antigua pistola de mi viejo recordando como caí en este barranco de angustia y desolación, miro el futuro, no veo nada, no hay mañana, todo se acabó, aunque esto, lamentablemente, nunca empezó... mis narices sangran... meto la bala... apunto a mi cabeza... disparo... imagen borrosa... oscuridad... luz...

LA CUARTA. 27 de Febrero 2001.
La Pintana. Un extraño suicidio sucedió en la madrugada de ayer en la población El Castillo, en el sector sur de Santiago; vecinos dieron aviso a carabineros de la 41ª Comisaria de La Pintana de haber escuchado disparos en una casa del sector, al entrar en la vivienda sólo se encontró el cuerpo de un joven con un disparo en la cabeza, el joven tendría alrrededor de unos 20 años y fue identificado con las iniciales E.D.G.E.