

De Virgilio Dávila.
Al
nacer de cada día,
sacudiendo la pereza,
la madre Naturaleza
se dedica a la labor.
Canta
el ave y silba el viento,
se hace vapor el rocío,
bullen la fuente y el río,
alumbra y calienta el sol.
(Se repite la primera estrofa)
El
trabajo es ley divina,
y el hombre que piensa y siente,
esa ley sabia y prudente
debe jamás eludir..
(Se repite la primera estrofa)
Ved
el ejemplo que ofrecen,
nuestros padres amorosos,
que se levantan ansiosos
de llenarse de deber.
(Se repite primera estrofa)
Por
eso yo al levantarme,
al libro llego afanoso,
que el estudio provechoso
es mi santa obligación.
(Se repite primera estrofa)
Y
quiero cumplir con ella,
como cumple el padre mío,
como el viento, como el río,
como el ave y como el sol.
(Se repite primera estrofa)
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Rene Ramos © All rights Reserved
- febrero 2004
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