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       3. ESTRUCTURA DE UN SISTEMA DE PLANIFICACION 
      ESTRATEGICA 
      1.- La Planificación Estratégica 
      Una de las cuestiones más significativas es que la 
      Universidad debe dar respuesta a la sociedad en todo momento, adaptándose 
      siempre a las nuevas demandas y desafíos que ésta le plantea. Frente a 
      estos nuevos desafíos, la planificación estratégica se revela como una 
      herramienta útil y necesaria para facilitar el ajuste continuo de la 
      universidad a estas nuevas situaciones. Su desarrollo a nivel 
      institucional debe promover el conocimiento de la institución, contemplar 
      los posibles cambios en materia educativa y facilitar su permanente 
      adecuación organizativa. 
      Igualmente, la planificación estratégica permitirá 
      clarificar a qué usuarios potenciales se dirige la universidad, las áreas 
      que deben abarcar sus servicios y la identificación de cuál es su 
      verdadera misión. Los objetivos institucionales, de carácter global, serán 
      traducidos a nivel de cada centro, departamento, unidad o servicio, que 
      diseñarán a su vez sus propios planes operativos. 
      La planificación estratégica en la Universidad no 
      implica someterse estrictamente a las condiciones y tendencias del 
      mercado, ya que una universidad pública no debe orientarse sólo en función 
      de criterios de demanda y rentabilidad. 
      La visión del Equipo de Gobierno debe fomentar la 
      dirección participativa y colegiada, pues la universidad está formada por 
      personas y son éstas las que comprueban la bondad de los sistemas, puesto 
      que son las encargadas de implantarlos. 
      La planificación estratégica no es un fin en sí misma, 
      sino que es un instrumento que favorece la cohesión interna y actúa como 
      herramienta integradora de voluntades para avanzar conjuntamente en una 
      misma dirección. Su naturaleza es dinámica y no estática, y debe 
      realizarse cerca de las aulas, en los despachos, las bibliotecas o los 
      laboratorios, porque se estructura de acuerdo con la continua 
      reinformación entre los diferentes participantes. 
      Para minimizar riesgos y maximizar resultados, la 
      planificación estratégica debe plantear estrategias y objetivos simples, 
      claros, alcanzables y medibles. 
      Y por último, aunque la planificación estratégica se 
      sitúa a nivel institucional, centrándose en los objetivos y la misión de 
      la universidad, se tendrá que desarrollar a nivel de centros, de 
      departamentos, de unidades y servicios, motivando a los actores 
      integrantes de cada nivel a trabajar y pensar de modo innovador y 
      participativo, contemplando las tendencias del entorno. Cualquier plan 
      estratégico que se establezca deberá ser flexible y dinámico, y sin 
      límites prefijados que imposibilite revisiones periódicas. Deberá estar 
      orientado en el medio y largo plazo, pero debe constituirse mediante 
      acciones en el corto plazo. 
        
      2.- Metodología 
      La planificación estratégica tiene, entre otras, 
      diversas fases preliminares consistentes en obtener los necesarios apoyos 
      y compromisos de los diferentes estamentos de la universidad para iniciar 
      el proceso con mínimas garantías de éxito. La identificación de agentes en 
      el proceso incluye tanto a agentes externos, como internos, centrales y 
      periféricos. Se deberá identificar o determinar: agentes impulsores, 
      decisorios internos, líderes de opinión externos, grupos estratégicos para 
      el desarrollo del proceso, así como sus roles y funciones. La implicación 
      de miembros de los diferentes niveles jerárquicos y funcionales hace 
      posible una implantación menos traumática y asegura que los cambios 
      estratégicos pueden hacerse operativos a través de grupos o equipos de 
      trabajo. Como paso previo a la propia configuración de cualquier Plan 
      Estratégico, es responsabilidad del rector y de su entorno iniciar el 
      proceso de planificación, implicando en la formulación e implementación de 
      las estrategias a los demás responsables de la institución: decanos, 
      directores de centro y departamento, jefes de servicio…. 
      Conducir una institución hacia la misión definida se 
      manifiesta en la ambición de alcanzar los objetivos institucionales de 
      manera decidida. Esto requiere de una visión que permita discernir los 
      principales retos a los que se enfrenta la universidad y conducirla para 
      dar respuesta a esos retos. Su éxito depende no sólo de una visión 
      acertada de la realidad, sino también de la capacidad para implicar a todo 
      el personal en esa misma ambición, haciendo circular la información de 
      manera transparente. 
      Análisis y evaluación institucional 
      Todo proceso de planificación estratégica requiere 
      previamente una exhaustiva recopilación de información externa e interna. 
      La información externa proviene del análisis del entorno, y sirve para 
      identificar e incluso prever las oportunidades y amenazas que éste 
      presenta para el desarrollo de los objetivos y acciones estratégicas. 
      Éstas tenderán a maximizar el aprovechamiento de oportunidades y 
      minimizar el efecto de las amenazas. Se trata de evaluar las 
      principales tendencias demográficas, políticas, sociales, económicas, 
      tecnológicas, para identificar factores favorables y desfavorables que 
      inciden sobre la organización. 
      La información interna permite identificar las 
      fortalezas y debilidades de la propia universidad. Entre los 
      aspectos fundamentales que deben integrar este análisis se incluyen: la 
      evaluación de la docencia y de la investigación, la evaluación de los 
      servicios prestados a la sociedad y de los prestados a la propia comunidad 
      universitaria y los sistemas de administración y dirección de la 
      universidad. 
      Algunas ideas para el análisis podrían ser las 
      siguientes: 
      
        - La LRU ya ha dado sus frutos: organizar la 
        universidad de masas y de crecimiento rápido.
 
         - Actualmente, nos encontramos con una universidad 
        saturada, aunque el descenso demográfico va aliviando la 
        situación.
 
         - La formación que ofrecemos no siempre está en 
        consonancia con las demandas de la sociedad en general y de la empresa 
        en particular.
 
         - Quizás sea la nuestra una universidad con normativa 
        y estructuras algo rígidas, lo que hace que no dispongamos de la 
        flexibilidad suficiente para poder atender la demanda de nuevas carreras 
        y especialidades.
 
         - Es la hora de la calidad: sin planificación 
        estratégica no es posible avanzar.
 
         - La gestión del cambio es la cuestión 
        fundamental.
 
         - Otra cuestión que adquiere gran importancia es la 
        relación de la universidad con el entorno económico y social 
        
 - La relación con la D.G.A. está a falta de 
        tradición: hay que configurar un modelo de interlocución ágil y 
        operativo. 
        
 - Las tecnologías de la información y de la 
        comunicación constituyen un reto susceptible de ser convertido en una 
        oportunidad. 
  
      Declaración de la misión. 
      Una vez capturada, analizada y evaluada la información 
      externa e interna, el paso siguiente en un proceso de planificación 
      estratégica es determinar la misión de la institución, o sea, su razón de 
      ser. Más allá de sus cometidos tradicionales y genéricos, docencia e 
      investigación, la misión comprende un objetivo de orden superior y 
      finalista, que clarifica el propósito de la institución y justifica su 
      razón de ser. La misión de una universidad necesariamente tendrá estrecha 
      relación con su propia historia, propósito y cultura, su ámbito de 
      actuación, su ámbito geográfico de influencia (local, regional, nacional e 
      internacional), el uso de tecnologías para la enseñanza y la 
      investigación, su compromiso con la comunidad, su filosofía e identidad 
      corporativa y sus capacidades que la diferencian de manera reconocida o 
      explícita. 
      Una posible formulación de la misión para la 
      Universidad de Zaragoza podría ser ésta: La universidad de Zaragoza, una 
      institución de calidad como elemento de progreso aragonés. 
      Visión. 
      Para alcanzar la misión de la universidad se debe 
      tener una visión realista de futuro. Mientras la misión es la razón de la 
      existencia de la universidad, la visión indica el camino a seguir y debe 
      satisfacer las aspiraciones de la propia institución y estar en 
      concordancia con sus recursos presentes y futuros. Pero la visión será una 
      guía para la acción sólo en la medida en que sea conocida, entendida y 
      asumida por todos los actores implicados. 
      Objetivos y estrategias 
      La determinación de objetivos y la implementación de 
      estrategias constituyen la etapa clave de todo el proceso de planificación 
      estratégica. Se definirán, en primera instancia, unos objetivos 
      institucionales concretos, que en esta etapa normalmente son de carácter 
      cualitativo, así como las líneas estratégicas generales para toda la 
      universidad, de acuerdo con la misión declarada. 
      Los objetivos específicos se derivan de los anteriores 
      y son asignados a unidades académicas y administrativas concretas dentro 
      de la universidad. Estos objetivos deben ser cuantificables para poder 
      medir su grado de cumplimiento, y traducidos a acciones estratégicas que 
      conduzcan a su consecución. Los indicadores por los que serán evaluados 
      deben especificarse y darse a conocer. Como norma general, los 
      objetivos deben ser coherentes, creíbles, alcanzables y medibles, estar 
      acotados en el tiempo e implicar a personas concretas en relación a 
      resultados concretos. 
      Las diversas unidades académicas y administrativas 
      deben actuar coordinadamente y establecer una relación de interdependencia 
      y colaboración más que de agregación, para lograr un ajuste mutuo que, a 
      su vez, sea coherente con los objetivos institucionales de la 
      universidad. 
      Presupuesto y control 
      Los objetivos específicos y las acciones estratégicas 
      deben ser contemplados en los presupuestos correspondientes. Sin embargo, 
      la planificación estratégica requiere un diseño de presupuestos que 
      facilite la distinción entre los recursos destinados a las acciones 
      estratégicas (que implican la puesta en marcha de nuevos programas o 
      actividades) y los recursos ordinarios que aseguran el cumplimiento de las 
      actividades cotidianas de la universidad. 
      La verificación de los niveles de cumplimiento o grado 
      de avance de los objetivos y de las estrategias definidas a nivel 
      institucional y de cada unidad organizativa, deben ser sistemáticamente 
      comprobados, con el fin de adoptar acciones correctoras en caso de ser 
      necesario. A este respecto, la contabilidad analítica debe ser un 
      instrumento de gran ayuda. 
      3. El pensamiento estratégico en la 
      organización 
      La determinación y cumplimiento de objetivos 
      específicos y acciones estratégicas requiere de parte de todas las 
      unidades implicadas en la planificación el desarrollo de un pensamiento 
      estratégico. Esto facilitará el establecimiento de un orden de prioridades 
      en las acciones, ante la imposibilidad de satisfacer todas las necesidades 
      al mismo tiempo. 
      Se trata de actuar siempre en función de los objetivos 
      que se pretenden alcanzar, pensando en el futuro deseado para la 
      universidad. Para inducir al pensamiento estratégico se deben consensuar: 
      la misión de la organización, sus objetivos y estrategias, los plazos y 
      responsabilidades, las unidades implicadas y los costes. El pensamiento 
      estratégico no puede originarse de otra manera, ya que se centra en 
      decisiones (y no en planes documentados), análisis, previsiones o 
      estadísticas que indiquen qué rumbo tomar. 
      Motivar a pensar de modo innovador y a actuar 
      estratégicamente con el futuro supone para la universidad una gran ventaja 
      competitiva en su capacidad de adaptación a los cambios del entorno. Será 
      misión de las distintas unidades de apoyo técnico al proceso de 
      planificación estratégica, el proponer y propiciar un ámbito organizativo 
      interno que facilite alcanzar estas metas. 
      La toma de decisiones estratégicas en cada unidad 
      significa que una facultad o escuela es protagonista activa en el 
      desarrollo de la universidad, y por lo tanto, es participativa y altamente 
      tolerante en la descentralización de algunas acciones y decisiones. Un 
      marco de cooperación interna implica una actitud y un talante que 
      constituye la mejor forma de relación y de supervivencia para una 
      organización. 
        
      4. Indicadores 
      Es necesario establecer un conjunto de indicadores con 
      un enfoque que permita conocer dónde y cómo la universidad puede añadir 
      valor a los procesos que realiza. La universidad recibe un valor añadido 
      cuando los sectores que la conforman la apoyan; los estudiantes, cuando el 
      profesorado satisface sus necesidades de formación; los profesores y el 
      PAS, cuando la universidad les reconoce su trabajo mediante incentivos, 
      formación y oportunidades de desarrollo profesional. Será conveniente, 
      pues, que en el proceso de planificación estratégica se tenga en cuenta la 
      necesidad de disponer de un conjunto de indicadores, que le permita 
      reconocer en dónde y cómo se está generando un valor añadido para todos 
      los colectivos que conforman la comunidad universitaria. 
      5. Interacción, consenso y 
      participación. 
      La planificación estratégica se inicia en el equipo de 
      gobierno. Los directivos y los gestores pueden proporcionar dirección y 
      orientación, pero son el conocimiento y la experiencia del PDI y del PAS 
      los elementos cruciales para el éxito de cualquier Plan 
      Estratégico. 
      Para que los esfuerzos de mejora tengan éxito es 
      necesario que la mayor parte de los integrantes de la comunidad 
      universitaria estén alineados en un proceso común, compartiendo una única 
      visión, unos valores y la estrategia institucional. Es necesario crear las 
      condiciones para el desarrollo del proceso de planificación, con 
      suficiente realismo y libertad, fomentando la coordinación y la fluidez de 
      información entre el ámbito de la gestión y de lo académico. 
      Es necesario, pues, contar con la participación e 
      implicación de toda la comunidad universitaria: 
      
        - Equipo Rectoral 
        
 - Claustro 
        
 - Grupos de trabajo 
        
 - Órgano directivo amplio de la universidad 
        
 - Junta de Gobiern 
        
 - Profesorado 
        
 - PAS 
        
 - Alumnado 
        
 - Consejo Social 
        
 - D.G.A. 
  
      6. Procesos de implantación 
      La implantación de estrategias implica 
      institucionalizar los procesos del Plan Estratégico a nivel de toda la 
      universidad: centros, departamentos y unidades administrativas y de 
      servicios, incentivando la participación de los diferentes colectivos 
      internos y externos implicados. De ahí la necesidad de crear un ambiente 
      proclive al pensamiento estratégico. 
      Cada unidad orgánica debe formular sus propios 
      objetivos y estrategias, que tienen que estar en consonancia, lógicamente, 
      con aquéllos formulados a nivel institucional y que constituyen la 
      frontera de la planificación operativa. 
      El éxito en la implantación de estrategias radica en 
      la capacidad de cada colectivo y unidad orgánica de traducir, a nivel 
      operativo, cambios concretos que conduzcan al cumplimiento concreto de la 
      misión de la universidad. 
      La gestión por programas se plantea como una manera 
      eficaz para la implantación de estrategias, ya que establece un nexo entre 
      la misión-visión y la acción estratégica. Ser capaces de promover unos 
      programas y movilizar a todas las personas implicadas en torno a ellos es 
      la mejor manera de asegurar la implantación de la estrategia. Y es 
      responsabilidad de los directivos dirigir esos programas y animar, de modo 
      participativo, a todas las personas implicadas en ellos, logrando la 
      adhesión y corresponsabilidad en su desarrollo. No es posible la 
      implantación de una estrategia sin la voluntad de los implicados. Por eso, 
      deben ser previamente informados y motivados, si se desea que la 
      estrategia tenga éxito. 
      7. Unidades de análisis, planificación y 
      evaluación. 
      Las unidades de análisis y planificación son las 
      indicadas para coordinar las acciones individuales y de las distintas 
      unidades, y para transmitir la información cómo y a quién 
      corresponda. 
      Las unidades de planificación buscan comprender, 
      evaluar y prever. Analizan cambios, hechos y tendencias desde una 
      perspectiva cualitativa y cuantitativa, interna y externa. Su tarea, como 
      órgano teórico de asesoramiento, se basa en la recogida de información y 
      de datos (por medios propios o encomendada a terceros), que transforma y 
      presenta con recomendaciones y alternativas a los órganos de gobierno, 
      para facilitar la toma de decisiones, la asignación de recursos, la 
      comunicación y la coordinación. 
      Las decisiones estratégicas no las adoptan los 
      planificadores. Éstos impulsan el proceso y apoyan a los directores con 
      estadísticas, previsiones, datos sobre la institución, valoración de la 
      competencia y del entorno. Información que debe constituir la base para la 
      reflexión estratégica: valoración y jerarquización de 
      necesidades. 
      La visión global sobre la estructura organizativa, el 
      diagnóstico periódico o puntual sobre temas generales o particulares 
      relacionados con la universidad, justifican la existencia de este tipo de 
      unidades de análisis, planificación y evaluación.
  
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