LOS MADEROS DE SAN JUAN
Aserrín!
aserrán!
Los maderos de San Juan,
piden queso, piden pan,
los de Roque,
alfandoque;
los de Rique,
alfeñique,
los de Triqui, triqui, trán!
Y en las rodillas duras y firmes de la abuela
con movimiento rítmico se balancea el niño,
y ambos agitados y trémulos están...
La abuela se sonríe con maternal cariño;
mas cruza por su espíritu como un temor extraño,
por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño,
los días ignorados del nieto guardarán...
Los maderos de San Juan,
piden queso, piden pan!
triqui, triqui!
triqui, trán!
Esas arrugas hondas recuerdan una historia
de sufrimientos largos y silenciosa angustia,
y sus cabellos, blancos, como la nieve están;
de un gran dolor el sello marcó la frente mustia,
y son sus ojos turbios espejos que empañaron
los años, y que, ha tiempo, las formas reflejaron
de cosas y de seres que nunca volverán...
Los de Roque, alfandoque;
triqui, triqui, triqui, trán!
Mañana cuando duerma la anciana , yerta y muda,
lejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra,
donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están,
del nieto a la memoria, con grave son que encierra
todo el poema triste de la remota infancia,
cruzando por las sombras del tiempo y la distancia,
de aquella voz querida las notas vibrarán...
Los de Rique, alfeñique;
triqui, triqui, triqui, trán!
Y en tanto, en las rodillas cansadas de la abuela
con movimiento rítmico se balancea el niño,
y ambos conmovidos y trémulos están...
La abuela se sonríe con maternal cariño;
mas cruza por su espíritu como un temor extraño,
por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño,
los idas ignorados del nieto guardarán...
Aserrín!
Aserrán!
Los maderos de San Juan,
piden queso, piden pan,
los de Roque,
alfandoque;
los de Rique,
alfeñique.
triqui, triqui, triqui, trán!
triqui, triqui, triqui, trán!
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