
Mita-
Mira.
Climando-
Vaya tío. ¿Qué hace ahí?
Mita-
Me viene siguiendo. También le deben de gustar mis rodillas.
Climando-
No. A ese no. Tiene mal aspecto. A los hombres de mal aspecto no le
gustan tus rodillas.
Mita-
Pero me sigue.
Climando-
No tengas miedo. No se atreverá a meterse con los dos. En todo caso, si
nos puede, llamamos a Apal para que nos ayude.
Mita-
¿No ves que Apal está dormido?
Climando-
Le despertamos.
Mita-
Bueno, será mejor.
Climando-
Se ha parado.
Mita-
Nos mira.
Climando-
¿Te ha dicho algo?
Mita-
No, sólo me ha enseñado la cartera.
Climando-
¿Tenía muchos billetes?
Mita-
La cartera llena.
Climando-
Entonces, ¿por qué te perseguirá? ¡Qué hambrón! Cuanto más se
tiene más se quiere. Fíjate, encima de que tiene la cartera llena de
billetes te quiere a ti.
Mita-
Sí, es un exagerado.
Climando-
Pues no le alabo el gusto, con lo sucia que estás hoy.
Mita-
Es verdad, estoy muy sucia.
Climando-
Además, tú no le puedes gustar. El no conoce las mejores cosas de ti.
El no sabrá que tú sabes andar metida en un barril, ni que dibujas con los
dedos de los pies en la arena, ni que haces pajaritas de papel. Como él no
sabe estas cosas tú no le puedes gustar.
Mita-
Sí, claro.
Climando-
¡Pues vaya con el hombre! ¿Te acuerdas que yo te conocí despegando
anuncios de las paredes? ¡Cuándo va a tener él una alegría parecida
contigo! Yo te llevé el saco la mitad del camino hasta el almacén del
Zarpo y tú me llevaste el mío la otra mitad. Y luego nos repartimos el
dinero y compramos cacahuetes. El, ¿qué más querrá? Si tiene tantos
billetes habrá comprado cacahuetes hasta hartarse y por eso será ya
bastante dichoso.
Mita-
Lo malo es que los hombres que tienen billetes llevan unos trajes muy
feos y se afeitan mucho, por eso tienen la cara que parece un trozo de tela
de seda. ¡Un
asco! Y respiran muy mal, que es lo peor. Y se cansan mucho. ¡Un asco! Si
yo tuviera muchos billetes llevaría la misma ropa que ahora y comería
muchos bocadillos de sardinas y todas las noches de frío dormiría al
calor, pero en verano me vendría a dormir al río.
Climando-
Eso dices ahora, pero luego si tuvieras muchos billetes todo sería
tener cosas tontas y feas que no sirven para nada. Por ejemplo, a Titano, el
hijo de Malín le dio una pulmonía cuando tenía cinco meses y luego cuando
tuvo seis años se cayó por las escaleras.
Mita-
Las desgracias nunca vienen solas.
Climando-
La peor desgracia es morirse de hambre y esa siempre viene sola.
Mita-
¡Ah! Pues es verdad.
Climando-
Yo por eso quiero que cuando me muera echen al río mi cordel de pescar
para que los peces se lo coman y que el Viejo de la flauta toque una pieza
triste o alegre mientras tanto.
Mita-
Oye, date cuenta cómo nos mira.
Climando-
Pues es verdad. Será cochino el tío.
Mita-
¿Es que pensará estar ahí toda la noche?
Climando-
Esa gente que tiene billetes es muy pesada. Parece que no tienen otra
cosa que hacer. Casi
me da pena de él.
Mita-
Sí es verdad, pobrecillo.
Climando-
Claro, pobrecillo. Y todo porque tendrá ganas de darte un beso. No seas
mala mujer, ve con él.
Mita-
Mírale qué triste está.
Climando-
Es verdad. Y todo por tu culpa. ¿No te da pena de él?
Mita-
Sí, mucha. Pero es muy feo.
Climando-
Entonces te dará más lástima aún.
Mita-
Sí, pero más asco.
Climando-
Piensa que soy yo. Si cierras los ojos no notarás la diferencia.
Mita-
Sí.
Climando-
Claro mujer.
Mita-
Pero tiene billetes.
Climando-
Pues es verdad, no me acordaba.
Mita-
Teniendo billetes lo mismo le dará besarme a mí que a otra. Con los
billetes se puede comprar lo que quiera incluso mil latas de anchoas.
Climando-
Se me ocurre una cosa. ¿Por qué no le quitamos los billetes que lleva
en la cartera?
Mita-
¿Y qué vamos a hacer con tantos?
Climando-
Le podemos quitar sólo los que necesitamos para pagar el plazo del
triciclo.
Mita-
¿Sólo?
Climando-
Le podemos también quitar algo para comprar cuatro bocadillos, uno para
Apal, otro para el Viejo, otro para tí y otro para mí.
Mita-
Y un brasero.
Climando-
Y... No vamos a pedir más porque si no nos convertimos en tortugas.
Mita-
Es lo malo de pedir.
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