Gustavo A. Bécquer.
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.
Mientras las ondas, de la luz al beso,
palpiten encendidas;
Mientras que el sol desgarradas nubes de fuego
y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve perfumes
y armonías;
mientras haya en el mundo primavera
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que el cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dónde camina;
mientras haya un misterio para el hombre;
¡habrá poesía!
Mientras notemos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos;
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!
VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS.
Gustavo A. Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas,
en tu balcón sus nidos a colgar.
Y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando llamarán:
pero aquellas que el vuelo reflejaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
Esas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas,
de tu jardín las tapias a escalar.
Y otra vez a la tarde,
aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirabamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
Esas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón en su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absordo de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate
¡así no te querrán!