JURAMENTO DE LOS CABALLEROS DE COLÓN
LLAMADA ULTIMA A LA CONCIENCIA
EN LA ACCIÓN DE LA JUSTICIA SUPREMA
"Y caerá una Estrella que arrastrará una tercera parte de la tierra y dos terceras partes de la humanidad".
Juan en el Apocalipsis
"Y la faz de la tierra será renovada". Elías.
"Y aparecerán nuevos cielos, nuevas tierras y nuevo sol". Isaías.
"Porque el juicio será hecho sin misericordia al que no usó de misericordia".
Santiago Apóstol de España en su carta universal.
A LOS HOMBRES LIBRES Y LAS MADRES ULTRAJADAS
a hora de la justicia es llegada" dice el Espíritu de Verdad. Y como toque de
atención estridente y constante, resuena su voz en la conciencia de los libres,
manteniéndolos en su latente protesta de las injusticias del enemigo común del
progreso y de la humanidad, que con la audacia del sin conciencia, del desalmado, del degenerado de la especie, se entromete sutil y brutalmente, en
todos los momentos y en todas las cosas de la vida civil, promoviendo las intrigas que llevan a los hombres a la guerra, sembrando el odio, por la
religión, única causa de las contiendas todas y del mal mundial. ¡Blasfemia!...
gritará el pontífice a esta afirmación. Pero yo le preguntaré: ¿qué significa
sino eso, el: "Fuera de mí ni hay salvación" sostenido a fuerza de crímenes sin
cuento, de imposiciones brutales como las contenidas en las excomuniones del "Syllabus" del famoso infalible Pío IX, que recopila toda su bondad en su última
palabra testamentaria: "Mantener la iglesia aun a costa de la sangre de toda la
humanidad." ¿Cuál es la blasfemia? ¿Quién demuestra los odios y los lleva a la
práctica: la religión o el liberalismo?. Pues en justicia; en defensa de la justicia; el liberalismo contesta a Pío IX:
"Salvaremos a la humanidad a costa de la muerte de las religiones y sus Dioses".
Los Dioses religiosos son de piedra, palo, barro metales y aun de carne y hueso,
según Isaías, que los condena. Y la religión según definición en filosofía
austera de los hechos, es relegación de derechos; confirmado en que, para ser fiel hijo de la iglesia ha de creer con fe ciega: es decir, ha de ser un sin
conciencia, un burro atado al carro, sin ningún derecho ni discernimiento y
jurado enemigo de los que pueden pensar.
Más no seamos nosotros, los libres, los que estamos conformes con Santiago el Apóstol de España, en no aceptar más fe que la "fe de obras que es la fe viva". Dejemos hablar a los religiosos (relegados) y nos van a dar una lección suprema de anatomía de las entrañas de "la bestia 666 y del Dragón que se sienta en ella". Pedimos, sí, a los hombres libres y de razón tranquila, que repriman todo ímpetu y justa ira y retengan a las madres en sudesesperación, ante los horrendos crímenes jurados solemnemente que van a oír de los santos, puros y sin mancha, labios y pulcra lengua, mientras recibe en ella lo que más de respeto y santo tiene esa religión.
¡Sí, Madres! ¡Santas Madres! Porque por vosotras se perpetúa la creación, sigue existiendo la especie humana por vuestro sacrificio al dar vida, mil veces a costa de vuestra vida, a los hombres mismos que han jurado ante el sacramento nefando de la eucaristía, las blasfemias y crímenes siguientes:
HASTA LA IGNOMINIA
JURAMENTO DE LOS CABALLEROS DE COLON
Sociedad del Veneno y de la Cuchilla
Reproducimos del "Iconoclasta", semanario libre pensador que ve la luz pública en Guadalajara, Jalisco, el
siguiente artículo, no sin llamar la atención de los Gobiernos de las Instituciones Liberales, y de la sociedad honrada, sobre la
clase de pájaros con que cuenta la Iglesia Católica para su defensa y que lleva
hasta la ignominia en aras del crimen y de la prostitución. Alerta, pues, hombres y mujeres honradas; creemos mas infames a los caballeritos
de Industria de Colon que a los Encapuchados; estos son dignos de compasión; aquellos, dignos del mayor desprecio por parte de todo ser honrado. He aquí cómo
y qué juran.
" Yo... en presencia del Todopoderoso Dios, de la bienaventurada Virgen María,
del Bienaventurado San Juan Bautista, de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, de todos los Santos, Sagradas Huestes del Cielo y de ti, mi Santísimo
Padre, el superior general de la Sociedad de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en el pontificado de Pablo III, y continuada hasta el presente, por el
vientre de la virgen María, la matriz de Dios y el Cayado de Jesucristo, declaro
y juro que su Santidad, el Papa, es Vicerregente de Cristo y que es única y
verdadera cabeza de la Iglesia Católica o Universal en toda la Tierra; y que en
virtud de las llaves para atar y desatar dadas a su Santidad por mi Salvador Jesucristo, tiene poder para deponer reyes herejes, príncipes, estados,
comunidades y gobiernos y destruirlos sin prejuicio alguno. Por tanto, con todas
mis fuerzas defenderé ésta doctrina y los derechos y costumbres de Su Santidad
contra los usurpadores heréticos o autoridades protestantes, especialmente de la
Iglesia Luterana de Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega y ahora de la
pretendida autoridad e Iglesia de Inglaterra y Escocia, y de las ramas de la misma establecidas en Irlanda y en el Continente Americano y de todos los
adherentes, a quienes se considera como herejes y usurpadores enemigos de la Santa Madre Iglesia de Roma.
Renuncio y desconozco cualquiera alianza como un deber con cualquier Rey hereje, príncipe o Estado, llámese protestante o Liberal, y la obediencia a cualquiera de sus leyes magistrados u oficiales.
Declaro, además, que las doctrinas de Inglaterra y Escocia, de los Calvinistas, Hugonotes, y otros de nombre protestantes o Masones, son condenables, y todos los que no las abandonen. Declaro, igualmente, que ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos y cualquiera de los agentes de su Santidad, en cualquier lugar donde esté, ya sea en Suiza, Alemania, Holanda, Irlanda o América o en cualquier otro reino, o territorio a donde vaya y haré todo lo que pueda para extirpar las doctrinas heréticas, Protestantes o Masónicas y para destruir a todos los pretendidos poderes legales y de cualquier clase que sean.
Prometo y declaro, no obstante de que me es permitido pretender cualquier
religión Herética con el fin de propagar los intereses de la Madre Iglesia, guardar el secreto y no revelar todos los consejos de los agentes, según sus
instrucciones, y a no divulgarlos directa ni indirectamente, por palabra, o escritura o de cualquier otro modo sino a ejecutar lo que se ha propuesto y
encomendado, y a lo que me ordene por medio de ti, mi Santísimo Padre, o por cualquiera de esta Sagrada Orden.
Declaro, además, y prometo que no tendré opinión, ni voluntad propia ni reserva
mental alguna; que como un cadáver, obedeceré incondicionalmente cada una de las
ordenes que reciba de mis superiores en la milicia del Papa y de Jesucristo
Que iré a cualquier parte del mundo a donde se me envíe, a las regiones
frígidas del Norte, a los espesos montes de la India, a los centros de civilización de Europa o a las silvestres cabañas de los bárbaros salvajes de la
América, sin murmuración o queja; y seré sumiso a todo lo comunicado
Prometo y declaro que haré, cuando la oportunidad se me presente, guerra sin
cuartel, secreta y abiertamente, contra todos los herejes, Protestantes y Masones, tal como se me ordene hacer, extirparlos de la faz de la Tierra; y que
no tendré en cuenta ni la edad, sexo o condición y colgaré, quemaré, destruiré
herviré, deshollaré, vivos a estos infames herejes, abrir los estómagos, los vientres de sus mujeres, y con las cabezas de sus infantes, daré contra las
paredes a fin de aniquilar a esa execrable raza. Que cuando esto no pueda hacerse abiertamente, emplearé secretamente la copa de veneno, la
extrangulación, el acero, el puñal o la bala de plomo, sin tener en
consideración el honor, rango, dignidad o autoridad de las personas, cualquiera
que sea su condición en la vida pública y privada, tal como sea ordenado en cualquier tiempo por los agentes del Papa o el superior de la Hermandad del
Santo Padre, de la Sociedad de Jesús
Para todo lo cual consagro mi vida, alma y todos los poderes corporales y con la daga que recibo ahora suscribiré mi nombre con mi sangre en testimonio de
ello, y si manifestase falsedad o debilidad en mi determinación, pueden mis hermanos y mis soldados compañeros de la milicia del Papa, cortar mis manos y
mis pies y mi cuello de oreja a oreja. Protesto abrir mi vientre y quemar azufre
en él y aplicarme todos los castigos que se puedan sobre la tierra y que mi alma
sea torturada por los demonios del Infierno para siempre.
Que daré mi voto por uno de los Caballeros de Colon con preferencia a un protestante, especialmente a un Masón, y que aré que todo mi partido haga lo
mismo; que si dos católicos están luchando me convenceré quien defiende más la
Santa Madre Iglesia y daré mi voto por él.
No trataré ni emplearé a un protestante si está en mis facultades tratar o emplear a un católico. Colocaré a una señorita católica en familias
protestantes, para que semanariamente rindan informes de los movimientos familiares de los
herejes.
Que me proveeré de armas y municiones a fin de estar listo para cuando se me dé
la orden o me sea ordenado defender la Iglesia, ya como individuo o en la Milicia del
Papa.
Todo lo cual yo juro por la bendita Trinidad y el bendito Sacramento que estoy para recibir, ejecutar y cumplir este
juramento".
¡Deteneos, Madres! No seais vosotras las que os mancheis en sangre tan negra, que ya no es la que vosotros disteis a esos seres. Aquella la absorbió el Dragón
para alimentar a la Bestia. Pero si protestar de no parir mas hijos para la religión y así no dareis tampoco para la guerra por que no podrá haberla no
existiendo la causa que la hace... ¡Blasfemia! ... nos dicen otra vez, pero ¿Cómo nos desmentirán cuando ahora mismo están los Obispos Franceses retando al
gobierno y al pueblo, persiguiendo y maltratando a los niños indefensos porque no quieren entrar en las escuelas religiosas? ¿Qué defensa tendrá el General
Católico Castelnau obediente a los obispos, preparando una lucha sangrienta? No,
no seais vosotras, madres, las que pongais en peligro las vidas que disteis con peligro de las vuestras y que, a pesar de continuos sacrificios, la mujer es
discutida por una jauría de Obispos que discutió "Si la mujer tiene Alma: si es
un ser Racional"... y no se murieron de vergüenza porque, como bestias, como hijos de bestias si sus madres no eran seres racionales, no la podían tener.
No serais vosotras madres, si vosotros hombres libres, los que castiguen a los causantes del mal mundial que no es solo la religión Católica aunque absorba los delitos de todas, sino que, todas son causa de la degeneración humana. Está ya en acción la justicia anunciada, no por los dioses de ira, vengativos e impotentes de las religiones, sino por los grandes misioneros asesinados siempre por las religiones, entre los cuales están el mas fuerte Juan y el moralista Jesús, este ultimo que no es Cristo ni fundó religión ninguna, ya que como todos los misioneros venían a destruirlas todas lo que hoy nos toca ver, por la acción de la justicia que renueva la faz de la tierra y la hora es llegada de arrancar la cizaña para que las nuevas semillas, las nuevas doctrinas, de nuevas Escuelas del Nuevo Día germinen en las nuevas tierras a la luz del Nuevo Sol. Este es el aviso del Séptimo Ángel apocalíptico y todo será hecho como ha sido prometido para el reinado del Espíritu.
Mas hemos dicho que Jesús no es Cristo y que no fundó la religión cristiana y
católica ni ninguna otra y es preciso que lo digan los mismos religiosos. Terrible es, por lo criminal, el "Juramento de los Caballeros de Colon", ante
cuyos delitos los gobiernos, si no quieren declararse cómplices, no tienen excusa para atar bien corto a esas bestias que acometen (bajo cualquier partido
civil) abriendo los estómagos y los vientres de las mujeres, golpeando las paredes con los fetos para acabar con esa "raza maldita" de liberales. Mas va a
ser catastrófico para la bestia madre y sus fieles sanguinarios las declaraciones del valiente Obispo Strossmayer, hechas ante el propio Pontífice
en otro "Año Santo" que Garibaldi convirtió en "Año de la Libertad y Unidad de
Italia" y el Pontífice dejó de ser rey; pero que la Suprema Justicia dispuso que
había de ver su impotencia viendo derrumbarse todos sus castillos, obras que le
incumbe a la política del Creador, que es Padre y no Dios de ninguna religión,
el cual, porque es llegada la hora de esa Justicia, impone a este Mundo Tierra su régimen Universal y convierte este otro "Año Santo" del Vaticano, en "Año de
Justicia" sin misericordia para los que no han usado de misericordia, como en su
nombre sentó el apóstol de España y hermano de Jesús. Verdades ya historiadas
por el Espíritu de Justicia, Luz y Verdad, que agregamos a las expuestas por Strossmayer, en un prologo y epilogo con que honramos su discurso valeroso y que
por cuarta vez lo reimprimimos.
Joaquín Trincado