Salón
04
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El final de Nihilum
Comienza el juego de abalorios
ese eslabón perdido de toda ciencia
humana.
Representa ingenuo, el final de su era
reflejo de las más oscuras elucubraciones
seculares.
Castalia, caerá en definitiva
ante le irrefutable fuerza
de las cosas vivas.
Los muertos están muertos
y se equivocan.
Adrián Bet
Mendigo
Hay un lejano mendigo
que en las calles del puerto
espera las madrugadas
e implora a las prostitutas
que salen de cabarés
sólidos, rigurosos
junto a la banquina gris.
El amanecer impera lentamente
en las aguas quietas junto al muelle.
Un lobo marino huele el aire
y el mendigo clama con altos aullidos;
brama de dolor
mientras alguna prostituta de corsé
arroja una pestaña falsa
en su escudilla de lata roja
que envasara aceite de oliva alguna vez
Pasan las chicas
gordas, tetonas
y el mendigo desde el suelo
espía sus muslos y requiere
una moneda de aquellas legendarias
que arrancan del principio de los tiempos
y que se cambian por una caricia
y que conservan
un poco del calor vendido
en la noche anterior repleta de sueños
que se cuelan por las rejas
del edificio de la Prefectura
y se deshacen contra la mañana
de plomo
que convierte el mar en un cuartel.
Ric Iribarren
Lo veía
lo veía
un número
un conjunto de números
una secuencia de números y letras
y signos
allí estaba
como piedra en el ojo
la geometría simétrica del
azar
lo veía
como algoritmo de la matemática
una manera de concluir en algo
que prefigura los cuerpos
un suceso
veía fluir la sangre
gotear
oxidarse
formar coágulos en el suelo
una mancha marrón en la tierra
seca
apenas visible unos minutos
antes del polvo
para la brisa
un paso
un pasaje
un acto
de presencia
lo escuchaba
se escuchaba
como esa lucidez
patética
esa risa
un gesto
que cura la herida
hace espuma en el tajo
asoma
se hace visible
en el centro amargo
oscuro
de los días más desgraciados
los días
desagradecidos de la vida
de uno en uno
un paso
otro
y otro
Juan Maineri
La poesía
como herramienta
"... taxidermia frutal." Anónimo
Yo quiero ser lima
No sierra - lima
No
Sola
No
Lima
Quintana
No santa
No rosa
De lima nada
Mas
De limo nada
Sólo río
Puro
Río
Para el sauce llorón
río
Porque quiero ser lima nada mas
Cuando los limosneros están en flor
El lagrimón lírico yo no
quiero
Porque quiero ser lima nada más
No sublimar
Limar
Porque quiero ser lima nada más
¡LIMA!
No importa a qué altura.
Roberto Liñares
Por la cuesta
La cacerina lleva balas anónimas
que envuelven alevosías
un pichón acaba
con las sobras de la luna
te siento lejano
desprendo mis gotas y las arrimo
a mejillas que jamás
sabrán de tus bocas
para que todo esto no nos diluya
bajemos dispuestos las manos
la cuesta que el animal nos prive.
Daniela Piccione
Una figura diminuta
Un torso sin cabeza, sin piernas ni brazos.
La encontraste en la mesa de un bar, en
la madrugada.
Como era un yesquero y ya no servía...
Lo trajiste a tu trabajo y lo pusiste
sobre el escritorio.
Te distrajiste leyendo los guiones, las
urgencias, las citas
y sólo reparaste en ella cuando
ya la figura, de camino a otras oficinas
incendiaba con su penacho de fuego
tus torres de papel.
Graciela Bonnet
Mas bien diría
Esta quietud envejece y es mentira
que uno sea como árbol
que crece desde adentro más
bien diría que se va pudriendo
para el otro lado o que acaso
ese lapacho en flor no sea lo que
marca la primavera es agosto aquí
pleno de invierno no es cierto
lo del sol dando las vueltas
al reverberar éste planeta no
puede ubicar palabras rotas
en marte su silencio enterrando
metales sondeando el rojo no
crece el Paraná en Noviembre o
Marzo hoy desborda risotadas
de pronósticos el que pronostica
calla
el que promete muere las carnes
se aflojan dientes sueltan su hueso
el ojo cega con más luces y vivas
el aire está caliente y transpira
me apresura un granizo consigue
la basura estar de fiesta en calles
y los señores jueces no hay muerto
al muerto detrás de chaperíos
dice todos unidos triunfaremos
la topadora va y camino hacen bosta
la noche y otra vez a la vuelta
de la esquina un beso hace perder alientos
Francisco Rodríguez
Poema sin ojos
Tras los párpados cerrados
se condensan las imágenes.
Círculos, muchos círculos
grises, anillos de bordes
netos, esferas de colores
chocan y se entremezclan;
algunas explotan, como las nubes.
Las nubes llueven, casi siempre.
Los círculos se abren, me devoran,
en su interior me encierran
suben
me elevan
giran
bajan
se dilatan
caigo
resbalo
no veo el abismo
las nubes llueven, casi siempre
llueven...
Tiemblo
tirito
hace frío
en ese pozo negro y húmedo
inhóspito
inhabitable
oscuro.
Como una tumba, como la muerte.
Detrás de los párpados
cerrados
se borraron las imágenes.
Soy un poema sin ojos.
Fanny Garbini Téllez
Muero
La sangre resbala por la piedra,
desciende salpicando la escalera,
son mis lágrimas, madre,
son tus hijos, muertos.
Y el río de sangre sigue su descenso,
agostando cañas en pleno invierno.
Llueve sangre, madre,
y no es de mi pecho.
Un lago de sangre inunda la tierra,
y sepulta la hierba el barro rojizo.
Sácame este dolor, madre,
antes de irme con el viento.
Luci Garcés
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