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EL ART DECÓ, DE EUROPA A ROSARIO (Argentina)....

 

Fabián Garré / fabiangarre@hotmail.com

 

Abstract

Durante largo tiempo desdeñado por considerárselo como una vertiente frívola del Movimiento Moderno, el Art Decó ha dejado una rica producción en el universo de los objetos y construcciones, como así también una extensísima área de influencia.

Siguiendo su viaje desde los países centrales de la época a la periferia, transitaremos por sus principales vertientes, hasta llegar a los  exponentes de su influencia en la ciudad de Rosario (República Argentina).

 

PRÓLOGO

 

Durante largo tiempo desdeñado por considerárselo como una vertiente frívola del Movimiento Moderno, el Art Decó ha dejado una rica producción en el universo de los objetos y construcciones, como así también una extensísima área de influencia.

 

Este trabajo realiza una pequeña recopilación y compilación documental de distintas fuentes, organizada de tal manera que permita una revisión histórica desde sus orígenes, transitando por sus principales vertientes, hasta llegar a los principales exponentes de su influencia en nuestra ciudad.

 

 

RESEÑA INTRODUCTORIA...

 

Todo movimiento tiene sus fuentes en donde abrevar, y el Art Decó no careció de ellas. Al salir del mundo del horror de la primera guerra mundial, la sociedad europea gestó un deseo incontrolado en búsqueda del placer, de lo sensual, del goce de vida en plenitud. La producción en serie de objetos de todo tipo que ya había influenciado en gran medida en el Art Nouveau, se incrementa hasta el paroxismo.

Lo exótico, lo que pueda absorberse “a flor de piel”, lo que de alguna manera exprese la belleza del cuerpo, la fuerza, el movimiento, la dinámica y sus tensiones, fueron ingredientes que ayudaron a la maduración del estilo

Expresiones orientales y americanas de sus antiguas civilizaciones, participaron en gran medida: reinterpretaciones de motivos formales indios, chinos y de los pequeños y perdidos reinos del Asia misteriosa, así como mayas y aztecas, tuvieron sus aportes.

Lo dorado y lo plateado se manifestó en cualquier área que se considere. La gráfica, el diseño en general, en arquitectura, la moda en el vestir y hasta la acción de ciertos movimientos fueron estudiadamente art decó.

No escapó a esto la estilización geométrica de ciertos detalles Art Nouveau que perdieron su “naturalismo”, para ajustarse a dictados geométricos basados en leyes generativas que operaron en función de la dirección estética en boga. Los movimientos de las artes plásticas también contribuyeron. El cubismo y su nueva visión inédita reformulando el uso y concepción del espacio, el maquinismo, el futurismo y el constructivismo con exaltación de movimiento, brillos, transparencias y reflejos, están el alma misma del Art Decó. La sociedad buscó empeñosamente a través de diseños en general, el encuentro con la exquisitez, contribuyendo nuevos conceptos cromáticos y el uso masivo de materiales pulidos, cristales, mármoles, metales, subordinados a la geometría básica, aunque ésta haya escapado por momentos hacia una mayor libertad no sujeta a la simetría, pero siempre haciendo hincapié en un rasgo fundamental , “el vibrato”.

El juego de líneas paralelas quebradas que insinúan la profundidad en la apropiación visual del plano y del espacio, se asoció tanto a motivos más abstractos de bases geométricas como a los naturales sujetos a nuevos lineamientos, con trabajos notables sobre la figura humana, lo zoomorfo, lo fitomorfo, en sus aportes de imágenes basadas en el dinamismo general.

El Art Decó fue un movimiento “entre guerras”, la expresión más acabada del diseño hasta ese momento, del período que se conoció como los “años locos”, e inundó todo el mundo y lo que es más notable, sin distinción de temas o estratos sociales determinados.

 

El movimiento respaldó estéticamente la nueva orientación social y ocupó la escena al comenzar la década del ’20, llegando a su máxima expresión en 1925 con la Exposición de las Artes  Decorativas y Modernas en París. Comienza a declinar cuando la década del ’30 tocaba a su fin. De todas maneras los límites no son exactos, tanto en acontecimientos socio-políticos como en el desarrollo de las expresiones del arte. Paralelamente estaban los logros de Walter Gropius que desde la Bauhaus dictaba certeros lineamientos en todo el espectro estético, secundado por un equipo de tal jerarquía, que incluía entre sus integrantes nada menos que a Kandinsky, Moholy Nagy, Klee, Breuer, por citar sólo algunos del numeroso grupo.

En el plano de la arquitectura Mies van der Rohe era ya una figura de peso en el panorama alemán y en Francia, Le Corbusier se constituía en el más visceral defensor del Movimiento Moderno a través del Purismo Arquitectónico que caracterizó su labor en la década en cuanto a estética y concepción de un espacio cubista patentizado quizás como en ninguna otra obra, en su insuperable Ville Savoie, a la que acompañarían el Concurso para el Palacio de los Soviets en Moscú, el Pabellón Suizo en la Ciudad Universitario, las mansiones Cook y La Roche - las tres en París, más la casa que hizo decir a Matisse: “...estoy completamente perdido...” - por admiración - y que no fue otra que la Maison Stein, en Garches (Francia).

Le Corbusier fue el único que se opuso frontalmente a la “epidemia” art decó, a la que tildó simplemente de una moda decorativa y para ello plantó en la mencionada Exposición, su mítico Pavillion del Esprit Nouveau.

 

Pero también es verdad que el Art Decó, a pesar de ello, lo inundó todo y la expresión de la época lo involucra en su mismo centro. En el campo arquitectónico ejemplos típicos son: el Crysler Building y el Empire State Building, el Radio City, el Rockefeller Center (todos en New York), el Follies Berger, el Museo de Arte Moderno (ambos en París) o la Central Public Library (Los Angeles).

 

Los aspectos humanos que involucran al cuerpo humano en movimiento, contabilizan experiencias art decó en las expresiones  de Serge Diaghilev al frente de sus “Ballets Rusos” - estuvieron en Buenos Aires en 1907 y 1917 - contemporáneos de audacias proyectuales de los arquitectos constructivistas que acompañaron los primeros años de la Revolución.

El cuerpo sensual, sin artificios, bañado por fuertes luces de la descalza Isadora Duncan está dentro de lo considerado y como ironía del destino, también su muerte a bordo de una Bugatti, alto exponente de la técnica automovilística del momento. Los pechos desnudos y turgentes de la negra Josephine Baker, o el delgado Fred Astaire marcando sus pasos vestido de frac y sombrero de copa junto a la imagen sensual, enigmática, envuelta en telas brillantes, con larga boquilla y envuelta en las volutas de un cigarrillo de Marlene Dietrich, ilustran claramente lo expresado.

En el clima de “los años locos”, el Art Decó fue el estilo a medida del mudo de Hollywood, con todo lo que el involucra. A pesar de que suena como lejano y perteneciente al estrato más alto de la sociedad, el Art Decó, sin embargo, logró penetrar todas las capas sociales. Muebles, objetos baratos de decoración, fachadas de humildes casitas suburbanas, quedaron marcadas por él. También influyó a todo el diseño gráfico y entre los malos recuerdos, se incluye la “svástica”, signo originado en la cultura griega (con otros significados) y adoptado por el nazismo con rediseño de su posición visual sobre el plano del fondo, así como proporciones de las líneas definitorias. La Galerie de Luxemburgue en París, atesora las pinturas de Tamara de Lempicka, como una de las más fieles exponentes del estilo, mientras que Fritz Lang dejó en 1927 el más fuerte testimonio cinematográfico-decó al concebir “Metrópolis”, símbolo de toda una época por su concepción plástica y por su mensaje político.

 

 

SUS ORÍGENES Y FORMACIÓN...

 

El Art Decó nace estrechamente vinculado a la revolución que se produce en el siglo XX europeo en el campo del diseño arquitectónico e industrial, en actitud contestataria al Academicismo Historicista. Pero, si bien participa de ese movimiento, se perfila con identidad propia en defensa de una cultura regional, en oposición al Racionalismo abstracto de la vanguardia germanófila.

En la Francia de los ’20 y ’30 hay toda una línea que propone una modernización basada en el desarrollo de los elementos regionales , que aboga por un proteccionismo literario y artístico. Se está en una etapa de nacionalismo defensivo, resistente, en ese momento particular de posguerra. Se reformulan los clásicos conceptos del Racionalismo francés (orden, mesura, claridad, disciplina) y se plantea terminar con la penetración cultural y económica de ultra Rhin. Hasta aquí podríamos decir que el proyecto prointernacionalista no era el dominante en el sistema del Art Decó en formación.

El Art Decó va elaborando un código propio a partir de experiencias propias en una línea de continuidad y tradición sostenida, así como asimilando aportes de la “nueva visión” moderna y del redescubrimiento de las estéticas periféricas.

La contribución del Art Nouveau es innegable, sobre todo del austríaco (Sezessionsstil) y del escocés (Glasgow School), que acentuaban el valor configurados y decorativo de las líneas geométricas, y que buscaban la unidad entre superficie y ornamento

El Cubismo aporta su revolucionario concepto del espacio, y la Bauhaus toda su experiencia en el trabajo en equipo para la construcción de mobiliario, cerámica y otras artes relacionadas con la arquitectura.

En arquitectura fueron formadoras las experiencias cuasi Art Decó de Peter Behrens, Frank Lloyd  Wright (Hotel Imperial, Tokio, 1916-22 / Midway Gardens, Chicago, 1914); y de la perfección artesana de August Perret.

 

Otra fuente de un protagonismo indudable fue la tradición francesa del siglo XVIII, y muy especialmente el estilo Louis Phillipe, último resurgimiento de la artesanía francesa. Se intentaba así una modernidad con continuidad histórico-cultural. Esta línea se conocería en la “interna” del Art Decó como Bon Goût Francais.

Un acontecimiento de explícita influencia en el sistema figurativo del Art Decó es el impacto que produjeron en Europa - y de modo muy especial en Francia - las actuaciones de los Ballets Russes de Serge de Diaghilev y sus escenografías de fuerte valor emblemático, así como las propuestas de Rudolf von Laban, Isadora Duncan  y Mary Wigman, las que alimentarán la extensa alegoría icónica de Art Decó, abarcando desde la vajilla hasta la fachada del Folies Berger. Pero si bien estos aportes del ámbito esencialmente europeo confluyen en la formación de un sistema expresivo-constructivo moderno y francés, resulta bastante contradictoria la incorporación de rasgos culturales ultramarinos que impregnarán de exotismo la cultura del Art Decó en Francia. Puede explicarse este fenómeno como un intento de expropiación más ejercido sobre las estéticas periféricas (asiáticas, americanas y africanas); como un típico resabio de un colonialismo en decadencia, sustancial a la cultura de los países centrales. Ocurre que uno de los sectores mas importantes que intervienen en la prefiguración, producción y consumo de objetos Art Decó - en un primer momento - es la burguesía media alta enriquecida en la guerra, promoviendo el diseño caro refinado y exótico. En la época que las clases ilustradas francesas se deslumbran por el arte maya-tolteca al calor de las exploraciones de Paul Rivet; el arte egipcio puesto de moda con el descubrimiento de la tumba de Tutankhamen en 1922; el arte oriental promocionado por la importación del batik (malayo y javanés) y las primeras exposiciones de escultura indoholandesa. Queda así formado el sistema del Art Decó, entendido como una creación histórica verificada no sólo en la arquitectura, sino en el conjunto de objetos diseñados con las mismas convenciones figurativas y funcionales, y en la relación entre los mismos; de ahí lo de sistema.

 

La Exposición...

El año 1925 es el momento culminante de la tendencia, cuando se lleva a cabo la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas, en París. Si bien desde hacía dos décadas venían realizándose numerosas muestras, generales o particulares, sobre la misma temática de diseño, así como publicaciones periódicas que operaban como los medios de difusión del estilo, es en la Exposición de 1925 donde se produce el mayor despliegue de diseñadores, comerciantes e industriales para mostrar al mundo los avances de las artes decorativas aplicadas a la arquitectura, el mobiliario, la ciudad, el teatro y los jardines.

 

Los objetivos de la Exposición pueden resumirse en:

·     Frenar la invasión de productos extranjeros y estimular las actividades nacionales.

·     Suscitar un “arte social” conforme con los cambios de la sociedad moderna.

·     Marcar el fin de la actitud despreciativa hacia la máquina.

·     Hacer cesar el antagonismo secular entre el ingeniero y el arquitecto.

 

Es claro el énfasis en la propuesta local, social y moderna; opuesta en algunos aspectos al cosmopolitismo de la vanguardia racional, pero de inocultable sabor francocéntrico.

Su programa que abarca todas las manifestaciones de la actividad moderna (arquitectura, diseño gráfico, muebles, vestimenta, cine, decoración de interiores, jardines, teatro, cerámica, muralismo, pintura, escultura, tipografía, fotografía, diseño textil, etc.), admitirá los nuevos modelos tanto para los productos baratos como para la industria de lujo, ya que el objeto más simple y modesto puede contener en sí mismo tanto arte y belleza como el objeto más precioso.

Pero dentro de este campo acotado quedaba espacio para la lucha de tendencias que serán de aquí en más el centro de la polémica sobre el Art Decó:

·     Nacional-cosmopolita: esta disyuntiva es parte del debate teórico sobre la nueva estética industrial. En arquitectura, particularmente se sostiene una fuerte polémica con el Racionalismo a ultranza: una estética nacional contrapuesta al cosmopolitismo holandés (de Stijl) y alemán (Werkbund). El Estado no es ajeno a esta cuestión y en los ’30 promoverá el Art Decó como el “estilo oficial” a través de distintos contratos de obras públicas. En los estados totalitarios vecinos a Francia, de tendencia expansionista, se asistirá - en la gráfica por ejemplo - a una reinterpretación del tipo heroico, con una pesada austeridad formal. Un tema característico de la estética nazi, fascista y falangista era el de la gran perspectiva, las formas sintéticas y la monumentalización arquitectónica de la figura humana .

·     Decorativo-constructivo: Si bien el ornamento fue una constante identificada plenamente con ese estilo, sería caer en una reducción simplista aceptar esta mera caracterización. El sistema del Art Decó no se redujo a lo ornamental - aunque parece ser la cualidad más difundida - sino que incursionó en el terreno del confort, opuesto al concepto de lujo, Hay claras demostraciones de ello en al iluminación, la industria del automóvil, la construcción náutica, el diseño de radiorreceptores, la vestimenta seriada, los sistemas de señales urbanas e identificación visual, y sobre todo el mobiliario (considerado bajo el triple punto de vista del material adecuado, la forma confortable y el ornamento).

·     Masas-élite y Seriado-artesanal: Existieron una tendencia elitista y una medianamente popular, que fueron desarrollándose durante veinte años. Podría decirse que en la década del ’20 las principales consumidores de objetos art decó, refinados y lujosos, eran las familias de clase media alta; mientras que a fines de esa década y durante la siguiente (1930 - 40), todo un sector social popular accede a los objetos decó., construidos en serie y con materiales baratos (yeso, loza, vitrea, bakelita, alpaca, madera enchapada, etc.). En los diseñadores, la tendencia elitista era la promotora del lujo , la exquisitez, el exotismo, los materiales caros y raros. La popular tuvo dos vertientes: 1- La snob; generadora de una falsa jerarquía, realizando obras de una producción artesanal limitada, en la línea del pseudolujo, y 2-la que intenta la unión confort-ornamento; el mueble a escala industrial, los diseños de vestimenta pret a porter y el molde de papel recortable. Dentro del Art Decó triunfa finalmente, la línea más retrógrada y comercial - subculturizante - que impulsará la inflación ornamental y una serie de clichés pegadizos (impulsado por Hollywod y la industria del cine). Estamos asistiendo a las prolongaciones a nivel popular de sistema del Art Decó.

·     El código figurativo: En las volumetrías es recurrente el escalonamiento en frentes y altura, el uso de redientes, claroscuros, enfatización de algunos elementos estructurales y particiones espaciales geométricas. La ornamentación de arquitectura se concentra principalmente en las fachadas (dando especial atención al tratamiento de los accesos, remates, herrería de puertas y balcones) y en espacios internos como vestíbulos y escaleras. Mientras la corriente revolucionaria del Art Decó utilizaba para los interiores los colores fauves: rojo vivo, malva, amarillo, verde; los cultores del style boudoir armonizaban negro con dorado, gris con plateado y marrón con blanco. Los elementos básicos de las composiciones son grecas, zigzags, motivos florales geometrizados contenidos en rectángulos, revoques con fuerte textura de trazos, curvas ondulantes paralelas, la fuente de agua y el rayo de sol. En escultura y altorrelieves integrados a la arquitectura predomina el uso de la figura humana, donde el hombre se representaba por titanes, obreros, atletas, y la mujer por figuras hieráticas, más de una vez en escenas lésbicas. De alguna manera el repertorio simbólico está asociado a la máquina, la energía, el humo de las fábricas, el progreso técnico, el rayo eléctrico, la naturaleza domesticada, la fuerza, el trabajo, la libertad sexual, y la emancipación de la mujer del siglo XX.

 

 

EL ART DECÓ EN AMÉRICA...

 

Llega a Norteamérica...

Casi simultáneamente con su auge en Europa el Art Decó va ganando terreno en EE.UU. y se implanta con gran fuerza en Hollywood (asiento de la industria cinematográfica y del espectáculo en general) y en New York (que comienza a competir con París en la producción de los nuevos códigos estéticos).

El cine como productor y vehículo de difusión de imágenes del sistema Art Decó tuvo una importancia extraordinaria. Se crea el decóllywood, con la impronta de la desmesura, la superproducción en serie, el fulgor y el exitismo. Participan de esta industria compleja: los sets, los decorados, la publicidad gráfica, la moda, el maquillaje, y los soportes arquitectónicos como las salas de proyección, estudios de producción, industria cosmética, etc.

El diseño industrial adopta el código, y se ven surgir radios escalonadas, planchas en forma de flecha, cajas registradoras con palmeras estilizadas, tocadores de luna rosada, cigarreras con reflejos metálicos o nacarados, automóviles de líneas geométricas continuas, y finalmente, la introducción con gran éxito de la tecnología del neón para los anuncios luminosos.

Vale aclarar que la aventura norteamericana del Art Decó reformula su identidad, democratiza el estilo, pasa del lujo para pocos al pseudo lujo para muchos y se establece como puente redifusor para Latinoamérica

 

En Latinoamérica...

El origen, el fundamento teórico y las obras de la estética Art Decó en Europa, son definitivamente diversas de sus manifestaciones en América Latina. La tipología local aquí se generó como transculturación de los modelos de los países centrales - en este caso Francia y EE.UU. - y no como propuestas de una estética propia, ni como síntesis de herencias diseñisticas regionales. Tampoco podemos decir que su adopción se produjo en función de las necesidades de las sociedades industriales latinoamericanas. La adscripción al modelo Art Decó no fue debatida; no mediaron grandes polémicas cuestionadoras de la arquitectura academicista ni de otras expresiones del Movimiento Moderno, como sí había ocurrido en Europa. La mayoría de los que diseñaban en Art Decó lo hacían sin mucho entusiasmo crítico, algo parecido sucedía en México. No obstante, es evidente que en América Latina coexistieron - en forma pacífica - los diversos lenguajes modernizantes del “centro”, atribuible a la actitud colonial de los “encandilados que tragan sin masticar”.

Los países centrales gestan un conjunto de modelos formales, funcionales y tecnológicos para la exportación, que son propuestos como paradigmas e belleza, funcionamiento correcto y validez universal. Si embargo se puede decir  que en los orígenes, y posteriormente distintos grupos, existió una propuesta: su localismo, fue motivo de ardua polémicas (sobre todo con la vanguardia racionalista que exaltaba el purismo y la función) hasta que, finalmente desnaturalizado , y retomado por el mercado norteamericano, se lo reproduce y difunde a escala masiva internacional.

Admitiendo la existencia de una cultura emisora y una receptora, los modelos son circulados a través de los medios masivos de comunicación por una parte y los técnicos por la otra, para llegar a los países dependientes donde son recibidos (consumidos) por los usuarios y profesionales.

Las principales vías de difusión fueron:

·     Revistas especializadas de modas.

·     Revistas sociales.

·     Revistas de arquitectura y diseño de interiores.

·     La gráfica.

·     El cine.

·     Las revistas musicales y de operetas.

·     Las empresas internacionales de decoración

En el plano arquitectónico se gesta algo así como un Art Decó de fusión (algo así como un decolonial...) con elementos hispanos, lusitanos, colonial e indígena prehispánico, del cual existen ejemplos en México (edificio Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1925 / el Monumento a la Revolución, 1933-38),en Perú (barrios de Orrantía, San Isidro y Miraflores en Lima), y en Argentina con la obra de Angel Guido (obra gráfica y arquitectura de mercados y garajes sonde conviven aberturas poligonales, bajorrelieves geometrizantes y remates de silueta neocolonial simplificada.

 

 

EL CASO ARGENTINO...

 

En Argentina el estilo decó tiene una producción significativa. A partir de 1925 y prolongándose hasta 1940, se desarrolla la producción arquitectónica. En un primer momento surgen algunas obras de relativa importancia (en los centros urbanos), que funcionando como paradigmas, y concurriendo con otras vías de difusión de modelos, influyen fuertemente en la actividad constructiva barrial urbana y suburbana. El aparato del Estado, comprometido en el desarrollo del programa liberal, seguía prefiriendo para la obra pública las arquitecturas de corte historicista ecléctico; y otro tanto ocurría con la oligarquía y los sectores de la burguesía cuyos intereses económicos coincidían con el poder político del sistema. Es así que en la arquitectura representativas del Estado y en la de la alta burguesía, queda excluido el código del Art Decó. Este se hace presente en casa de renta de sectores medios, algunos edificios de servicio y en viviendas individuales y pequeños comercios de las clases medias y otros sectores de menores recursos (panaderías, farmacias, etc.). Los edificios de servicio que adoptaron el estilo fueron en general algunos bancos privados, compañías aseguradoras, sociedades mutuales, clubes populares y los siempre presentes garajes y mercados. Los cines también son un ejemplo (coincidiendo su aparición en el país - en versión silente y sonora - con los años de difusión del Art Decó). El fuerte mensaje de las fachadas, el tratamiento de los foyers y bocas de escenario denuncia la mano de Hollywood, casi sin excepción. La identificación del cine Arte Decó es casi excluyente en los años ’30.

 

 

Y FINALMENTE LLEGA A ROSARIO...

 

Hasta entrada la década del ’20 Rosario tuvo un sostenido desarrollo económico. Se crearon nuevas industrias y hubo buenas cosechas para las que se pagaron razonables precios internacionales. En 1926 la ciudad tenía 407.000 habitantes (45% extranjeros). Es interesante enunciar algunos acontecimientos que permitan situarse en una perspectiva histórica de la época (alrededor de 1925):

en 1924...

·     Muerte de Lenín.

·     Hitler, Mi Lucha.

·     André Bretón, Primer Manifiesto Surrealista.

·     Pablo Neruda, 20 Poemas de Amor.

·     Gershwin, Rapsodia en Azul.

·     Descubrimiento de la tumba de Tutankamón.

en 1925...

·     Revolución Nacionalista en China.

·     Llega el Plus Ultra a Buenos Aires.

·     Primer Fábrica Nacional de Aviones, Córdoba.

·     M. Ravel, El Niño y los Sortilegios.

·     L. Armstrong, conjunto Hot Five.

·     Chaplin, La Quimera del Oro.

·     S. Eisenstein, El Acorazado Potemkim.

·     G. Brancusi, Pájaro en el Espacio.

·     Le Corbusier, L’Esprit Nouveau.

·     Bauhaus, primer libro de la serie Bauhaus Bücher.

·     Argentina campeona sudamericana de fútbol.

 

Comenzaba la crisis económica (14.000 desocupados), hay enfrentamientos con la policía, un activista es fusilado. Simultáneamente, la clase media, integrada por comerciantes, profesionales y pequeños industriales, se consolida (en gran parte compuesta por inmigrantes). Esta era la gente que encargaba “obras de arquitectura” buscando satisfacer necesidades de distinta naturaleza: desde cobijo hasta significación social. Esta gente estaba animada por la ideología del progreso y la modernidad. El crecimiento de Rosario, segunda ciudad de la República, permitía vivir cotidianamente esa ideología.

La burguesía rica y la clase media hacen gala de desprejuicio y “modernidad” frente a la reacción dura, pero limitada de la oligarquía terrateniente que se aferra a los viejos modelos culturales de fin de siglo francés o se atrinchera en un modelo tradicional en el que intenta descubrir los orígenes de una aristocracia hispanocriolla.

Viviendas individuales y de renta: comercios y oficinas era lo que más se necesitaba y allí se encontraba el campo de acción de la arquitectura.

 

Caminando por Rosario se verifica que en el siglo XX el estilo predominante es aquel conocido por Eclecticismo, omnipresente en toda la arquitectura culta euroamericana, claro ejemplo son los proyectos presentados en el concurso para el Monumento a la Bandera realizado en 1928.

Al igual que el Art Nouveau, el Decó tuvo distintas denominaciones para una misma idea:

·     Modernistic.

·     Aztec airways (denota influencia americanista y movimiento a través del avión).

·     Jazz ornament.

·     Jazz modern

·     Estilo gomina (expresión típicamente porteña y tanguera)

 

Reacción contra ciertos excesos del eclecticismo y del modernismo europeo, triunfa el Art Decó, que arraiga momentáneamente con mayor profundidad, a pesar que la ortodoxia del Movimiento Moderno ya comenzaba a echar raíces en el país.

La ciudad no escapa tampoco aquí a su “tradición fachadística”. El Decó sentó reales especialmente en el rostro exterior de los edificios, lo que no exime de contar con verdaderos monumentos que incluyen en sus interiores tratamientos totalizadores o acentos puntuales importantes en la lectura del espacio. Viejos números de las revistas “Edilicia” y El Constructor Rosarino” dan cuenta de las distintas adhesiones y propuestas urbanas popularizadas fundamentalmente en base a una interpretación directa y aplicación casi textual de lo que llegaba en los catálogos de los centros extranjeros de gestación y una agilidad adquirida en el manipuleo formal y distributivo de los elementos, que aseguraban el ingreso al mundo moderno a través del estilo. Esto no ocurre solamente con las construcciones nuevas, ejemplo de ello la tienda “A la ciudad de Roma”, que originalmente con frente de ladrillo bruto, estilo italianizante con fuerte modulación de aberturas, con frontis, años después luce una fachada remozada con aparición de balcones redondeados y barandas cromadas, desaparición de frontis y cornisas y aceptación de ideas de vibrato, paralelismo lineal y acentos propios del Art Decó (con posteriores muestras de haber adherido a lo Moderno entre los años ’30 y ’40.

Otro claro exponente es el almacén Pompeo (Rioja y Paraguay, obra de Juan Vanoli y Quaglia.), con una resolución de la esquina mediante un complicado encastre de volúmenes y juego de entrantes y salientes combinado en ambas plantas en altura. En el edificio Castagnino (San Lorenzo e Italia, obra de Hernández Larguía y Newton) se destacan pilastras egipcias modulando las fachadas, con remate de cornisa geometrizante y “vibrada” de gran impacto visual y bajorrelieves de valor.

El edificio del club Gimnasia y Esgrima (Buenos Aires entre San Luis y Rioja, obra de Angel Guido, autor del Monumento Nacional a la Bandera) lo vuelca a motivos americanistas.

El cine El Cairo ofrece su pantalla inmersa en la exuberante imaginación del escultor Pedro Cresta, que concibe relieves Decó integrados por palmeras, frutos y demás motivos naturalistas, que incluyen hasta ondas marinas iluminadas con neón.

Otras casas notables son las de Moreno y Córdoba, esquina sudeste (ocupada hasta 1984 por oficinas militares, el Sindicato del Seguro. De Mitre al 800 ,el edificio Gilardoni de Córdoba al 1400 (todas obras del arquitecto Ermete de Lorenzi).

Templos de credos orientales no escaparon al Decó como el de la Asociación Islámica de Mendoza al 1700.

Gerbino, Schwarz y Ocampo, conciben la sinagoga de Paraguay al 1200, así como el edificio La Unión Gremial de Mitre y Santa Fe, en ambos casos con un tratamiento integral de interiores y exteriores, en donde el Art Decó es adaptado sabiamente a las diferentes funciones a que se destinan estas obras.

Un párrafo aparte merece un verdadero hito ciudadano de Córdoba al 1400, concebido por los nombrados autores: el Palacio Minetti (vecino del Gilardoni) con una riqueza de materiales casi inusitado en donde mármoles, vitraux interiores, murales y elementos infraestructurales son concebidos en el más ortodoxo Art Decó. Inclusive debe destacarse en forma especial el profuso uso de metales pulidos, como el bronce del portal principal con su juego de figuras geométricas y antropomorfas, más el remate superior con dos gigantescas esculturas femeninas, simétricas y desnudas, que elevan sus antorchas hacia las nubes, convirtiendo al edificio también en un verdadero faro de los que se entendía al nacer los años ’30 por pujanza comercial y adhesión a la modernidad en Rosario. Su valoración incluye también la mención del rico artesonado decó en muros y cielorrasos de planta baja, el monumento mayor del Art Decó en la ciudad de Rosario.

 

BIBLIOGRAFÍA

·     Revista “ROSARIO. Historias de aquí a la vuelta” N° 23. BONACCI, José Mario. Rosario, Ediciones De Aquí a la Vuelta. 1990.

·     Cuadernillo SUMMARIOS. N° 105. “Art Decó, aquí y allí. RAMOS, J - IGLESIA, R - BERGALLO, J.M. - TARÁN, M. Buenos Aires, Ediciones Summa S.A. 1986.

·     “Recorridos de Arquitectura de Rosario”. Publicación del Centro de Arquitectos de Rosario.

·     “Guía MUEBLES”. MONTENEGRO, Ricardo. Madrid, Grupo Anaya. 1994.

·     “Guía PLATA”. CORADESCHI, Sergio. Madrid, Grupo Anaya. 1994.

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