Inmaculada
estudia la carrera de Traducción e Interpretación
en Granada. Una de sus asignaturas es alemán.
Desde que cumplimos los requisitos
necesarios para ingresar en la Escuela Oficial de Idiomas nuestras
madres están siempre con la misma cancioncilla: “Apúntate
a la escuela, que verás lo que aprendes, que ya me lo agradecerás
en el futuro, blablablablabla.” Ese es el caso, por ejemplo, de mi
hermano, que fue a la escuela poco más o menos por la fuerza.
Pero esa no es mi historia.
Desde muy pequeña yo he tenido claro que lo mío son los idiomas. Es por eso que con sólo catorce añitos ya había tomado una decisión respecto a mi futuro: quería aprender alemán y quería estudiar la carrera de Traductores. Hoy mis dos ilusiones se están cumpliendo. Estoy en primero de Traducción e Interpretación, y este es mi último año de alemán en la Escuela Oficial de Idiomas.
Cuando empecé con el alemán, no tenía muy claro para que me iba a servir en el futuro, y sinceramente, hasta este año no me he dado cuenta de lo acertada que fue mi decisión.
Es a partir de entonces cuando tienes que hacer
un poco de reflexión perso
No soy quien para criticar, pero la verdad es que el método que estamos siguiendo este año en la facultad deja mucho que desear; al parecer a alguien se le ha ocurrido la feliz idea de que la mejor forma de aprender alemán es mediante textos originales ... pero sin tener una base de gramática, vocabulario, escritura, pronunciación ... Los resultados están a la vista. El porcentaje de aprobados ha sido catastrófico, y me siento orgullosa al poder decir que me encuentro entre ellos ... y todo ello gracias a estos cinco años en la Escuela Oficial de Idiomas.
Tratar con gente de otras culturas es algo que te
abre mucho la mente (es lo que los ingleses denominan: “open mind”).
Conocer otros puntos de vista acerca de diferentes realidades es
algo que te enriquece mucho personalmente, al mismo tiempo que te
invita a explorar nuevos horizontes, abrirte a nuevas experiencias
... en definitiva, es una forma de fomentar relaciones sociales,
de hacerte ver los aspectos positivos que pueden tener una cultura
o etnia diferente a la tuya.
Pero el alemán además me ha servido para que me concedan la conocida beca Sócrates-Erasmus. Así, el año que viene estaré continuando mis estudios en Colonia, Alemania, y aunque sé que va a ser duro, también es cierto que tengo una buena base, y que me va a resultar menos difícil que a los estudiantes que viajan conmigo y que no llevan la misma base que yo.
No pretendo convencer a todo el mundo para que se apunte a clases de alemán. Lo único que quería era contar mi experiencia para orientar a muchas otras personas que ahora se encuentran en la misma situación en la que yo me encontraba hace unos años. Para ellos va este consejo: “Aprended alemán; no os arrepentiréis.”
Inmaculada Dueñas Garcia - 5º Curso de Alemán - Año académico: 2000/2001
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