Celtiberia.
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Introducción. Todos nosotros hemos oído hablar de la cultura celta, y la mayoría la identificamos con Irlanda. Cuando hablamos de celtas en España, casi todos pensamos en Galicia, todo lo más en Asturias. Pero nada más lejos de la realidad, ellos estuvieron aquí y, es probable, que por nuestras venas todavía corra su sangre, no en vano tenemos pueblos limítrofes que bien podrían pasar por una aldea irlandesa.
Con esta página solo se pretende dar unas pinceladas sobre su forma de entender la vida y la muerte. No es un trabajo riguroso, por más que se pretenda sólo se trata de un artículo de un aficionado, espero que sirva para que os animéis a profundizar sobre tan apasionante mundo.
En Ablanque existen numerosos restos que presumiblemente son celtas. Puedo hablar del castro del Torrejón, el castro de las Hortezuelas, otro de menor tamaño en el Hortezano, una fortificación en el Castillejo, quizá un castro más en los Villares, sin olvidar lugares como los Artesones y la cima de la peña del Hortezano, que casi me atrevería a afirmar que fueron lugares de culto. Más tarde hablaremos de cada uno de ellos.
Castro del Torrejón (Próximamente) Entorno del Hortezano (Próximamente) Los Artesones (Próximamente) |
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La
palabra Celta, Keltoi en griego y Celtici en latín, seguramente se utilizó
para distinguir a los pueblos célticos de los que no lo eran, mientas que
la palabra celtíbero parece diferenciar a los celtas hispanos del resto,
refiriéndose sólo a los que poblaban las tierras altas entre el sistema
ibérico y la meseta. Según
indican las fuentes históricas, vivían en una sociedad jerarquizada a
cuya cabeza estaba la clase guerrera. Vivían en poblados fortificados,
bien protegidos, generalmente
en alturas y cercanos a los ríos, buscando una posición estratégica
tanto defensiva como
económicamente. Las
defensas de estos lugares se completaban con la construcción de torres y
bastiones así como de murallas perimetrales. En muchos casos añadían
una barrera de grandes piedras clavadas en el suelo para dificultar el
ataque de la caballería y sobre todo de los carros. Generalmente,
los poblados se componían de una calle central a cuyos lados se distribuían
las casas, que a su vez, estaban adosadas a la muralla. Las casas se
construían empleando como materiales básicos la piedra, el barro y la
madera. Todas
las viviendas poseían un zócalo de piedras cogidas con barro
-habitualmente los únicos restos visibles- sobre el que se levantaban
paredes de tapial revestidas con un enlucido. En ellas se intercalaban
pies derechos de madera, como refuerzo y para sujetar el tejado. Los
suelos eran de tierra apisonada y permitían igualar el terreno. Los
afloramientos de rocas podían ser adaptados para formar parte de la
estructura de las viviendas. Bastaría observar las viejas parideras que salpican los sabinares, para hacernos una idea de cómo eran las casas que conformaban los castros. |
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Cuenta Estrabón en su geografía, que los
guerreros celtíberos eran especialmente fieros en la lucha cuerpo a
cuerpo. Atacaban en conjunto infantes y caballería.
Nos narra también, que tenían adiestrados sus caballos para escalar por
las sierras así como, para arrodillarse cuando les era requerido. Debió ser enorme la resistencia que encontró
Roma en estas tierras. Se enfrentaron a guerreros infatigables que no temían
a la muerte. Estos pueblos creían en la inmortalidad de las almas,
sintiendo un desprecio absoluto por la muerte, quedando explicado con esto
el derroche de valentía que mostraban en la lucha. Los autores clásicos nos informan sobre como los celtíberos
preferían morir antes que entregar sus armas, valga como ejemplo el
testimonio de Livio que explica el estupor de Catón en el 195 ac., al
observar como muchos celtíberos se quitaron la vida convencidos que sin
armas no valían nada (Livio, Dec., XVII y XXXIV), o el de Justino,
el cual afirma que los celtíberos amaban más a sus armas que a su propia
vida. El rito funerario de los caídos en batalla es, sencillamente
extraordinario, se trata de la exposición de los cadáveres de los caídos
en la batalla a los buitres. Vaga la descripción de estos dos autores clásicos:
Silio Itálico y Eliano. Los celtíberos consideran un honor morir en
el combate, y un crimen quemar el cadáver
del guerrero así muerto; pues creen
que su alma remonta a los dioses del
cielo, al devorar el cuerpo yacente el
buitre.
(Silio Itálico, Púnicas 3, 340-343) Los
vacceos, pueblos de Occidente, a los
que
han perdido la vida en el combate, los
consideran nobles, valientes y dotados
de valor, y, en consecuencia, los
entregan a los buitres porque creen
que estos son animales sagrados. (Eliano, De nat. Anim., 10-22) |
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Religión
y creencias
La religión practicada por los celtíberos estaba totalmente ligada a la naturaleza. No existe la figura del sacerdote propiamente dicho y no es seguro que existiesen los druidas tal y como se conocieron en las galias, sin embargo, es de suponer que existió una clase parecida que cumpliese con las labores de adivinación, medicina, justicia, transmisión de las tradiciones y culto. Los celtíberos rendían culto a las aguas, a los bosques, a los árboles y a todo lo natural. Tenían montes sagrados, como el Moncayo, a los cuales no se les podía violar con herramientas salvo a los árboles heridos por un rayo. No existen pruebas que certifiquen si su adoración se dirigía a los accidentes naturales o por el contrario a las divinidades invisibles que los tomaban como morada, manifestándose en fuentes, rayos, bosques, etc. Para los celtíberos la Luna era una divinidad tabú a la que se danzaba las noches de Luna llena, tal como nos relata. Estrabón [...], y que los celtíberos y sus vecinos del norte hacen sacrificios a un dios innominado, de noche en los plenilunios, ante las puertas, y que con toda la familia danzan y velan hasta el amanecer. En épocas posteriores a los romanos continuó el culto a los árboles y a las fuentes, siendo una costumbre muy extendida colocar imágenes de la virgen en sus oquedades y colocar ofrendas y velas en las fuentes, cristianizando de esta forma un culto anterior. Su lugar de culto era el propio bosque, generalmente en claros o en las cimas de las montañas, estos lugares se llamaban Nemeton (que significa claridad sagrada y celeste). Generalmente existía un árbol en el epicentro del santuario. El santuario también puede ser una cima de montaña como Los Artesones ó el Hortezano, con oquedades practicadas en la roca. Sus artesas pudieron servir para sacrificar animales o personas y realizar rituales de purificación. Existen santuarios con características similares a estos que referimos, resultando especialmente llamativo el existente en Monreal de Ariza. Sobre este tipo de ritos en la Península, Estrabón nos da una interesante referencia acerca de los pueblos del norte: sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos (Estr. III, 3, 7) Las
fuentes literarias nos describen la existencia de sacrificios humanos,
algo muy común en el pasado de la humanidad, sin embargo, la muerte
ritual hiere la sensibilidad de tal modo que es necesario precisar si
estamos ante invenciones de nuestras fuentes o ante realidades con una
coherencia interna. Si leemos con atención las referencias de los clásicos
vemos una confusión, intencionada o no, entre sanción o castigo y
sacrificio, pese a haber una gran diferencia entre estos conceptos. Un
castigo es una pena condenatoria por infringir la ley, mientras que un
sacrificio es un acto religioso, donde la consagración de la víctima es
fundamental pues es sublimada y transferida de la esfera humana a la
esfera divina, por tanto, un sacrificio no hay que verlo como un acto de
barbarie sino como un reflejo de la visión religiosa de un pueblo. Todo
el ritual tiene un carácter codificado: los modos de dar muerte, los
instrumentos a utilizar, la precisión de los gestos... no se deja nada al
azar, no se improvisa. Diodoro es el único que en su relato hace una
distinción entre sacrificio y pena, acerca de los druidas galos dice: [...] ofrecen la muerte de un hombre y le clavan un cuchillo en la región por encima del diafragma, y cuando la víctima herida ha caído, interpretan el futuro a partir de la forma de su caída y de las convulsiones de sus miembros, así como del manar de la sangre, pues aprendieron a confiar en una práctica antigua y continuada de observación de tales materias. (Diodoro
V, 31,3-4)
A continuación se enumeran las divinidades celtiberas más representativas, así como algunos de sus cultos y celebraciones. Lug
o Dis Pater es una divinidad solar,(su raíz significa brillar) y de él
se decía de tan brillante rostro que nadie podia mirarlo.
Es
el mejor guerrero y el más hábil en todas las disciplinas. Lug
tiene por arma al Arco Iris, por cadena la Vía Láctea, su lanza
simboliza los rayos del sol que dan la vida, el calor y las curaciones
pero también pueden dar las enfermedades y la muerte. Lug
encabeza el ejercito que lucha contra las fuerzas caóticas y cuenta con
el uso de la magia, de sus armas maravillosas, de sus poetas y músicos y actúa
con un ojo y se asemeja con un cuervo. Se
celebraba su fiesta el día
1 de Agosto, conocida como fiesta céltica de Lughnasadh o asamblea de Lug
Este dios esta documentado epigráficamente en la gran inscripción de Peñalba de Villastar del siglo I a.c.,en otra inscripción en Uxama, dode hace referencia al dios por encargo de un tal L.Licinius del colegio de Zapateros, y otra posible muestra en un ara en Fuensabiñán,Guadalajara. Bel / Belenos. Dios de las aguas, la luz y la salud. Su festividad era el día de Beltaine (1 de mayo). Durante este festival se producía el emparejamiento temporal de los más jóvenes. Era la fiesta de primavera, el umbral que separaba la oscuridad del invierno de la luz y la vida del nuevo año. Encendían grandes hogueras y danzaban junto a ellas, saltándolas de un lado para otro, hacían pasar a los animales junto al fuego con el fin de purificarlos, realizaban ofrendas en las fuentes y recogían el rocío de la mañana, al cual atribuían propiedades mágicas. Era también la fiesta de la fertilidad. Esta fiesta ha llegado a nuestros días conservando varios de los ritos y tradiciones, se trata de la fiesta de los mayos, de la cual tenemos una pequeña descripción en página aparte. Las Matres Son divinidades características del mundo céltico. Simbolizan la
maternidad y la fecundidad de la Tierra y sus criaturas y el Agua. Epona Su culto queda
documentado en Sigüenza en un relieve donde aparece la diosa sentada de frente
y sobre un caballo de perfil. Es una deidad, sobre
todo, protectora de los difuntos. Cernunos
Esta representado en una cerámica numantina donde aparece una
figura en pie y con los brazos en alto, y su cabeza aparece coronada con
cuernos ramificados de ciervo. Es un dios relacionado con la fecundidad. Sucellos Se representa con un mazo y se le asocia con el Dis Pater. Pero lo
que sí es seguro es que es un dios de carácter infernal y funerario. Y
el lobo que lo representa, es el animal más feroz y temido, por ello se
le asimila con los dioses de la muerte y los genios infernales. Para saber más sobre la religión celtibérica consulta la web de A.Fraguas |
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El Hortezano Sitio Celtibérico |
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Quintin Abánades |