Los delfines pueden comer en un solo día una cantidad de alimento
(sobre todo peces y calamares) que equivale a un tercio de su peso
corporal. Atrapan a sus presas con las mandíbulas, en concreto, con
sus dientes afilados, cuyo número puede oscilar entre 200 y 250 según
la especie de que se trate. Los delfines suelen seguir a los cardúmenes
de peces formando grupos con un número variable de individuos;
algunas especies, como el delfín listado del Pacífico norte,
constituyen agregaciones de cientos de miles de individuos.
Hay especies menos gregarias, como el delfín mular, con grupos
formados por pocos individuos.
Se dice con respecto a su alimentación que son oportunistas, ya que consumen lo
que encuentran a su paso, cuando tienen hambre, sin embargo, seleccionan muy cuidadosamente su
alimento. Su dieta es variada desde (distintas especies de pescado, hasta calamar, langosta,
pulpos y camarones.
En cautiverio, es recomendable proporcionarles hasta tres variedades diferentes de pescado, para
suministrar una dieta rica en grasas, proteínas y nutrientes, aparte es muy importante
incluirles complejos vitamínicos en su alimento diariamente, para su salud.
El pescado debe ser seleccionado cuidadosamente, teniendo en cuenta la estructura bucal del
delfín, este debe estar congelado para eliminar los parásitos. El pescado puede ser suministrado
entero o en trozos de acuerdo al tamaño y volumen del mismo. Si se suministra en trozos debe
cortarse adecuadamente, eliminando espinas sobresalientes, aletas y cabeza preferiblemente, el
pescado no se debe destripar como recomendación, si es pequeño puede suministrarse entero.
Los complejos vitamínicos se pueden suministrar directamente en la boca del delfín o en el
alimento.
Una de las funciones más importantes en la rehabilitación de delfines cautivos en mantener un
régimen apropiado de alimentación. El objetivo principal es que mantengan un peso corporal
apropiado, forrajeando y alimentándose sólo de peces vivos. Este es un proceso gradual que puede
verse en cuatro fases:
1. Lograr que los delfines se alimenten con sus cabezas sumergidas bajo el agua.
2. Eliminar las interacciones con el encargado de la alimentación, variando los horarios y las
ubicaciones.
3. Lograr que los delfines coman sólo peces vivos.
4. Lograr que los delfines vuelvan a ser cazadores oportunistas.
En la Fase 1, todas las actividades son realizadas desde una plataforma de alimentación, tanto
los peces vivos como los muertos son ofrecidos sólo cuando las cabezas de los delfines están
bajo el agua. Continuamos alimentándolos con peces muertos pero incluimos algunos vivos para
aclimatarlos, soltándolos a corta distancia de ellos y desanimándolos a que se alimenten con
la cabeza fuera del agua..
En la Fase 2, apartamos de a poco a los delfines de su régimen de alimentación habitual,
proveyéndolos tanto de peces vivos como muertos de diferentes direcciones y horarios. A partir
de ahora nos mantenemos fuera del alcance visual de los delfines. No queremos que asocien el
alimento con el alimentador. Siempre soltamos los peces vivos en el centro de la sea pen para
que los delfines tengan más posibilidades de capturarlos antes de que escapen por la cerca.
Algunas veces es necesario, al principio, sumergir a los peces en agua congelada para retardarlos
y así, los delfines tengan más chances de realizar una captura exitosa. En la Fase 2, la
alimentación se vuelve más espaciada e imprevisible. Soltamos peces a toda, sin que nos vean
los delfines, inclusive muy temprano en la mañana y en plena noche. En el agua tenemos un
hidrófono que nos permite monitorear cuando los delfines utilizan el sonar para encontrar
los peces, en especial los vivos. Podemos escuchar grabaciones de audio de capturas exitosas
durante el día, y compararlas con alimentaciones nocturnas.
Aumentamos el número de sesiones de alimentación, disminuyendo la cantidad de peces por sesión.
En corto plazo, las sesiones de alimentación rápidas, a toda hora y proveniente de diferentes
direcciones, desanima a los delfines a buscar al alimentador.
En la Fase 3 (comer sólo peces vivos), debemos primero estar seguros de que seremos capaces de
proveer a los delfines de suficientes peces vivos. Necesitamos una buena fuente de peces
endógenos del sitio de liberación. Analizamos esto para el valor nutricional y la energía
invertida por los delfines en capturarlos.
Mientras continuamos alimentando a los delfines en diferentes momentos y direcciones,
incrementamos ahora el número de peces vivos. Cuando los delfines se encuentran alimentándose,
introducimos grupos de 10 a 15 peces, creando un "cardumen" de peces, lo que agrega realismo y
obliga a los delfines a seleccionar la presa.
Finalmente, en la fase 4, eliminamos el elemento humano en la alimentación y animamos a los
delfines a que forrajeen por su cuenta. Constantemente introducimos peces vivos en la sea pen y
seguimos el grado de consumo de cada delfín, hasta reemplazar totalmente los peces muertos con
peces vivos endógenos. Cuando los delfines están listos para aventurarse fuera de la sea pen,
lo expresan de forma muy clara para aquellos que pueden leer su lenguaje corporal.