Hay una historia, que ha pasado de generación en generación, que cuenta
que originalmente las ballenas y los delfines venían desde el sistema
de Sirio, con el objetivo de ayudar a los seres humanos. Según este
mito, las ballenas se sacrificarían a sí mismas de modo que el ser
humano viviese y floreciese, es decir, evolucionara; y los delfines
estarían presentes para ayudar a los humanos en su evolución, ayudarnos
a la preservación del planeta y enseñar las artes de la alegría, el
amor, la felicidad y el juego.
De todos los animales que habitan los océanos, los delfines son los
preferidos de los niños. Ellos despiertan un sentimiento de ternura y
felicidad al que nadie queda indiferente, incluido los adultos y
quienes temen a las especies marinas. Por eso, nadar junto a ellos es
una experiencia inolvidable que miles de personas en el mundo han
experimentado. Lamentablemente en Chile no existe ningún delfinario.
Sin embargo, podemos ver a estos animales a lo largo de toda nuestra
costa.
La especie más conocida, el nariz de botella, está temporalmente en
la IV Región, más específicamente en Isla Dama; llegaron al lugar
traídos por una corriente cálida provocada por el Fenómeno del Niño.