EL REGIMIENTO DE INFANTERÍA
ORDENES MILITARES Nº 37
A
Jesús de Haro Malpesa, in memoriam
Daniel Jesús García Riol (Libro festero año 2001)
Corría
el 28 de abril de
1999 cuando tuve el
honor de pronunciar en el marco de las Jornadas Cervantinas de Alcázar de San
Juan, una conferencia que llevaba por título: "La huella de las Ordenes
Militares en La Mancha". Tras la misma se abrió un animado coloquio en el
cual nuestro recordado Jesús de Haro me preguntó por la existencia de un
regimiento de las Ordenes Militares que había participado en la Batalla de
Bailen. Doy hoy forma escrita y amplio mi respuesta de entonces y deseo que ésta
sea homenaje póstumo a la figura de un excelente historiador y amigo.
Agotada
en la práctica las posibilidades bélicas de las Ordenes Militares Hispánicas
durante los siglos XVII (fracaso del proyecto de reactivación del Conde Duque
de Olivares) y XVIII, estas instituciones se limitaban a explotar sus amplios
patrimonios y a constituirse en una seña de identidad social y nobiliaria para
los poseedores de sus codiciados hábitos.
Reinando
Carlos IV (1788-1808) se produce el estallido de la Revolución Francesa (1789)
y tras la radicalización de la misma la abolición de la monarquía en Francia,
el juicio y la ejecución de Luis XVI en la guillotina. Esta muerte,
interpretada como regicidio por las potencias europeas del Antiguo Régimen,
provoca la fulminante declaración de guerra por parte de las mismas a la
Francia revolucionaria. España entra por tanto en la Primera Coalición y se
involucra en la llamada Guerra de la Convención contra los franceses
(1793-1795). Carlos IV exhorta a la grandeza de España, a las corporaciones y a
las ciudades para que se levantaran tropas con destino a la frontera francesa.
La Iglesia predica la santidad de esta guerra tratando de teñirla con tintes de
nueva cruzada. A estos dos llamados responde el Consejo de Ordenes (formado como
sabemos por las de Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa) y asume el
compromiso de formar un regimiento de infantería con los beneficios de sus
numerosas encomiendas.
La
unidad militar se constituyó con 1.403 hombres repartidos en tres batallones
con el Duque de Arión como su primer coronel al mando. En el curso de la Guerra
de la Convención combate en el Rosellón, en 1796 participa en el bloqueo de
Gibraltar y en 1799 defiende las costas gallegas contra los británicos; pues
tras la paz de Basilea de 1795 y el Primer Tratado de San Ildefonso (1796), España
se alía a Francia para luchar contra Gran Bretaña.
En
el curso de nuestra Guerra de la Independencia, incorporado a la división que
manda el Marqués de Coupigny, combate y se destaca enormemente en la Batalla de
Bailen, donde repele una peligrosa maniobra envolvente de la caballería
francesa. Posteriormente los hombres del Regimiento de Ordenes Militares estarán
presentes en diferentes acciones libradas en suelo andaluz y finalmente en
Navarra donde colaborarían a obtener la victoria de Tolosa al final de la campaña.
Más
tarde pasará a tierras americanas entre 1815 y 1822 donde participará en
aquella ya imposible defensa de una América que dejaba de ser española y
alcanzaba su independencia. En 1823, defendiendo la causa liberal, se ve
obligado a capitular en Pamplona frente a la invasión absolutista de los Cien
Mil Hijos de San Luis.
El
historial del Regimiento prosigue a lo largo de los siglos XIX y XX con diversos
hechos de armas tanto en la Península como en Marruecos, prolongando su
existencia hasta nuestros días.
De su época de fundación, y de la Guerra de Independencia, se conserva en el Museo del Ejército de Madrid, una hermosa Bandera Coronela de enorme interés vexilológico. Como otras de su tiempo presenta en el centro las Armas Reales de la España Borbónica en óvalo ornadas con el Toisón de Oro y timbradas con la corona real; todo ello cargado sobre las aspas de Borgoña en cuyos extremos se puede contemplar el escudo de armas del Regimiento en el que campean flamantes las cruces de Santiago (1.° cuartel), Calatrava (2.° cuartel), Montesa (3.° cuartel) y Alcántara (4.° cuartel) con los colores y metales habituales en su represtación, así como otros detalles añadidos: manto de armiño, corona, cañones, trofeos, condecoración de la Cruz de Tolosa... El escudo de armas actual incorpora el Toisón de Oro y un mote con las clásicas palabras del sueño de Constantino antes de la batalla de Puente Milvio: "In hoc signo vinces" ("Con este signo vencerás").
Hoy
ya no podemos escuchar las palabras siempre evocadoras de Jesús de Haro. Los
legajos de tantos archivos españoles, franceses y belgas presentirán la
ausencia de sus manos sabias, hábiles pinceles del historiador que sabe
rescatar del olvido y volver al lienzo de la vida tantas y tantas experiencias
del pasado. Ahora, más allá del horizonte infinito, sobre el vuelo audaz de
las águilas napoleónicas contemplará los olivares andaluces y los viñedos La
Mancha. Con su sonrisa complaciente como regalo aliviador de los dolientes
adioses, se nos ha ido; mas "aunque la vida perdió,/ dejonos harto
consuelo/ su memoria".
Bibliografía:
•
aymes,
Jean
Rene:
España y la Revolución Francesa. Crítica. Barcelona,
1989..
•
calvo pérez, José
Luis y grávalos
gonzález, Luis:
Banderas de España. Sílex. Vitoria,
1983.
•
haro malpesa, Jesús
de: Guerra de la Independencia. Bailén. 1808.
Diarios y memorias.
Ed. Valldum. Alcázar de San Juan, 1999.
•
V.V.A.A.
"Regimientos y Unidades de las Fuerzas Armadas” en Historia Militar de
España. Planeta. Madrid.
1984.