Luis Ramón Moreno González Libro Festero 2001 |
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Torre de Santa María, Torreón lleno de historia, testigo mudo del tiempo, monumento a la memoria.
Eres, Torreón, sin duda, el guardián más poderoso, tu tosca piedra te eleva al Cielo, como un coloso.
Tus góticos ventanales, retinas son misteriosas, ocultando tras su piedra las batallas y derrotas.
Son tus muros milenarios que a los cuatro puntos miran, los que forman la atalaya y envejecidos vigilan.
Tu cima está coronada por uniformes almenas, que la oscuridad perfila recortando las estrellas.
Circular es tu escalera que entre los muros se abre, conduciendo hasta las cumbre de tan altivo gigante.
Entre tus ojos de piedra rayos solares penetran, iluminando rincones que callados nos contemplan. |
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Hoy, te despiertas alegre, alegre, porque es la fiesta: Moros y Cristianos vienen a ponerte las banderas.
Contemplaras silencioso desfilar a las Arqueras, o al Bufón contando historias buscando nobles doncellas.
Templarias y Almorávides, Jenízaros y Corsarias, Huestes del Cadí, morisma que retan la fe cristiana.
Resuenan los arcabuces que sobre tus pies foguean, unos; defienden tus muros, otros, por ellos pelean.
La Cruz de Malta refleja el fervor de los cristianos; espadas, lanzas, blasones para el combate templados.
Del moro, su Media Luna, es el bastión más sagrado, defendiendo con su alfanje el orgullo mahometano.
Y así pasando los siglos tu esplendor sigue brillando, dichoso barrio que tienes al Torreón vigilando.
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