Entre moros y cristianos Luis Ramón Moreno González Libro Festero 2002 |
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Ondeaban las banderas, flameaban los pendones, colgados de las almenas por diestros escaladores.
Alegre está el Torreón agitando los colores, mientras los festeros portan los escudos y blasones.
Ya comienza la gran fiesta, ya las comparsas al orden, ya las banderolas puestas por las calles que recorren, desde la calle Mosaicos hasta los pies de la Torre.
Allí el mercado despierta bajo su cielo encantado, y en él, alguna reyerta con el acero templado.
Personajes medievales por el mercado pasean, suenan tambores, timbales y arcabuces que foguean.
Encantador de serpientes, el fakir sobre los clavos, amuletos de la suerte, adivinos que leen manos.
Hay perfumes y tejidos, músicos, malabaristas, hay potingues curativos y también equilibristas; más de cincuenta paradas entre artesanos y artistas. |
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Mientras la tarde caía el desfile comenzaba, hermosos trajes lucían y lentamente avanzaban.
Suena música festera que con gran ritmo la bailan, si el Moro Muza los viera seguro que alucinaba.
Entre retoques dorados y con esas capas largas, caminan bien abrazados en sus filas apretadas.
Delante los capitanes ensalzando las miradas, mientras la gente en las calles ovaciona a las comparsas.
Llegando está la Almoráina entre jóvenes formada, turbantes de seda fina y media luna dorada; con blancas gasas al cuello y su cándida mirada.
Son los Moros y Cristianos que por San Juan se despiertan, que el pueblo rompa sus manos, pues con eso se contentan que os envuelvan los aplausos y adelante con la fiesta.
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