Ocurrió en Alcázar Luis Ramón Moreno González Libro Festero 2003 |
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En los muros de la Iglesia de nombre Santa Quiteria, más de dos siglos y medio pende una Cruz de madera.
No hay inscripciones, ni signos, ni letras que hablen por ella, solo el paso de los años que marcando van su huella.
Allí duerme la leyenda oculta en aquellas piedras, más la vieja Cruz refrenda una historia verdadera.
Era una noche muy fría tan fría como la muerte, las campanas doblarían por la ánimas yacentes.
Silencioso el pueblo estaba en la oscuridad envuelto, negras nubes ocultaban la luna y el firmamento.
Fue en el Cristo de Villajos la cita secretamente, con linternas y embozados, larga espada y brazo fuerte.
Preguntaban entre ellos el por qué de allí citados, con anchas capas al cuello y al cinto sables colgados; ¿será por lo del fantasma? comentaban espantados, entre dudas y temores sobre la esquina apostados.
Algunas noches hacía que por el pueblo rondaba, alguien que envuelto salía y a las gentes asustaba.
Más uno de ellos sabía, por el amo relatado, que al fantasma buscaría el Corregidor armado. |
Llegó pistolas al cinto buscando a sus tres criados, que aguardaban en el Cristo temblorosos y asustados.
"Llevad prontas las linternas, los aceros preparados, las miradas bien despiertas, y los nervios muy templados.
Esta noche buscaremos ese fantasma endiablado". Les dijo el Corregidor a sus humildes criados.
En la oscuridad bajaron hacia el boquete derechos y en esa esquina escucharon fuertes pasos a lo lejos.
Pronto tropezó el fantasma con su matador inquieto que sin dudar sacó el arma dando muerte a aquel sujeto.
Abriéronse las linternas para iluminar el cuerpo, sin querer y a duras penas darle crédito a lo cierto; pues era el hijo del amo agonizando despierto.
Por el callejón corrió la muerte con su guadaña, pues mató el Corregidor al hijo de sus entrañas;
Y alguien, al siguiente día al filo de la mañana, clavó en el muro la Cruz, Cruz, llamada del fantasma.
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