Sobre las Iglesias Parroquiales

Jesús Martínez Villodre      Libro Festero 2003

        En la postrera década del siglo XVI, ábrase al culto la actual Santa Quiteria, comenzada en 1561, a base de elementos de la anterior, dedicada por la Orden de San Juan a la insigne mártir toledana, diseñada por los maestros Uza, Arguello y Astian, con planos de Herrera.

        Y entonces cuatro lustros después de la batalla de Lepanto, reúnense los hijos de Alcázar, devotos de la Virgen llamada de las Victorias, desde San Pío V, y del Rosario, desde Gregorio XIII (1580) y establecen su ofertorio popular para construir un capital con el que adquieren luego dos capillas de dicho templo, donde gozosos entronizaron a su Reina y Madre en el Altar y camarín de sobrio y rico estilo barroco.

        Tallado por el mismo cincel que esculpiera el monumental retablo mayor en honor de Santa Quiteria y San Juan Bautista, de oro fino, todavía flamante, están vertidas estas obras de arte.

        El detalle de la mesa del altar, donde dos ángeles flanquean el escudo de María, llevando uno el rosario otro la espada, expresa el sicólogo sentir de aquellos fieles rebosantes de recuerdos gloriosos y de fiel gratitud, que cristaliza, al fin en la ya secular Cofradía, y cuyo título es Compañía de Nuestra Señora del Rosario de la Parroquia de Santa Quiteria, remembranza viva del genio guerrero religioso del pueblo español, el gigante de las peleas, patriota de la Cruz y cruzado de la Patria, creador de las gloriosas Órdenes Militares, siendo sus fundadores Francisco Guerrero, Fidel Castillo, Francisco Gómez del Álamo y Marcos García, entre los principales.

        Es documento curiosísimo el que en 1615 firman como capitán Bartolomé Muñoz y como mayordomo el dicho Martos García, seguidos del predicador caballero frey D. Sebastián de Sosa, y notario de la Audiencia eclesiástica Sebastián Navarro Plaza, así como las nuevas ordenanzas en 1634, aprobadas por el licenciado frey Don Juan García Calvo, siendo capitán Juan Gómez de la Rica y alférez Alfonso Romero de Quintanar.

        Por real cédula del Rey Felipe IV, es aprobada la Cofradía en 1655. Si la Orden de San Juan y Alcázar por ella tuvieron importancia hasta la fecha, mayor la tiene en adelante, unidos ya en uno solo otra vez los Prioratos de Castilla y de León en la personalidad de D. Juan de Austria, el infante de quien hizo un retrato notable el pintor José Ximeno Donoso hijo de Consuegra, quien pintó mucho en Toledo con Claudio Coello, y en el Paular, con el famoso monje cartujo Sánchez Cotán, natural de Alcázar de San Juan.

        Del uno y del otro son varios lienzos ricos en color y dibujo que conserva y a Ximeno se debe la invención y dibujo del estandarte que más tarde grabó magistral-mente Frabegat.

        Antes del alborear del siglo XIX, y quizá que Ximeno sea también el similar de la colección madrileña de Lázaro Galdeano, que España da como autor desconocido.

        Acompañaba a la antigua imagen, las de Santo Domingo y un Ángel que de un canastillo lleno de rosas saca un rosario, al idear esta carroza que en gran parte costeo la gran devota de esa Virgen Dña. Magdalena Moreno de R. Palmero.

        Sobre sus recuerdos y bellezas la guerra puso su desolación. 

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