"Hay dos creencias en Alcázar de San Juan que, nada ni nadie podrá arrancar de la entraña
de este pueblo. Una, la antigüedad del mismo. Otra, la certeza de ser la verdadera cuna de
Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote. Ambas han sido causa de la dura censura
a que ha sido sometido en varias ocasiones.
Un académico de la Historia, el Dr. Laina, otorrino, que visitaba mucho Alcázar escribió por el año
1947, en la revista de Tomelloso Albores de Espiritu, un artículo que titulaba: La Leyenda embustera.
Se refería al Régulo Turro, a Alces, a los ocho torreones, a Sempronio Graco, diciendo que, si el
origen de Alcázar de San Juan databa del 1.291, fecha en que fue poblada por aquella Militar
Orden, todo cuanto se refiera a ella, en una época anterior, es una Leyenda embustera.
De nada valía argumentar que, el Escudo de Alcázar, blasonado por el 1.292, se refiere a
una ciudad existente, que es reconquistada por las armas cristianas; que la Carta puebla dada
por la Orden de San Juan en 1.231 decía: A vos el Concejo de Alcázar, luego ya era un pueblo;
que los 362 pobladores de que habla la carta, eran vecinos de Alcázar y no gente venida de Consuegra,
pues Consuegra no tenía tantos habitantes, como para ceder mas de mil vecinos que las cartas
señalan para todas la villas del Priorato; y sobre todo que en 1.226 era ya parroquia Santa María.
En 1.953, la aparición de unos mosaicos romanos hizo decir al profesor de Historia Antigüa, Sr.
San Valero Aparisi, técnico encargado de extraerlos: Aunque todos los historiadores, romanos o
posteriores dijeran lo contrario...
Si, aunque todos los historiadores digan lo contrario, la realidad es que ahí están esos
mosaicos que nos hablan de Alcázar en la época romana, luego por el tiempo, ya no puede haber
Leyenda Embustera.
En 1.748, Don Blas Antonio Nasarre y Férriz1 escribió en la partida de nacimiento de Cervantes de la
parroquia de Santa María de Alcázar: Este fue el autor de la historia de Don Quixote. Ya
antes, en 1.681, el pasante de un abogado contemporáneo de Cervantes decía, señalando una casa
de la plaza de la Rubia del Rosquero: Siempre que pasaba por aquí, el Abogado Quintanar me
indicaba que esa era la casa en que nació Miguel de Cervantes.
Después el tema Cervantes se convirtió en una discusión bizantina, que se movía dentro de un
círculo vicioso. Nos argumentaban que el Cervantes alcazareño, cuando la batalla de Lepanto, solo
tenía edad propia de ir a coger nidos, no para pelear como soldado; que su partida de bautismo era
falsa; que Nasarre era un indocumentado y muchas cosas mas. Nosotros argüimos que el Cervantes
alcalaíno era ya demasiado crecidito para que Lope de Hoyos le llamara su discípulo aventajado;
que Menéndez Pelayo leía Carvantes en la partida de Alcalá; Que el mismísimo Astrana Marín no veía
como colgar al de Alcalá el apellido Saavedra, etc. Durante mas de un siglo se fueron repitiendo
estas discusiones, que solamente favorecían a la causa alcalaína.
Era, pues, necesario variar el tema; para mí un camino válido era el de la historia, saber por
qué Cervantes no quiere acordarse, y no se acuerda, del lugar mas importante en La Mancha de su
tiempo: Alcázar, cabecera del Priorato de la Orden Santísima, como el la llama; situado a mitad
del camino entre Argamasilla y Quintanar, en el centro del que va del Puerto al Toboso; en el
lugar donde se juntan el Amarguillo, Gigüela y Záncara, sitio por donde se oculta el Guadiana, que
nace en Ruidera y que aparece de nuevo en los Ojos de Arenas, jurisdicción y límite del Priorato;
Alcázar, lugar cruzado de arriba abajo por una importante vereda de la Mesta en la que se encuentra
el Puerto de Las Perdigueras aduana del Servicio y Montazgo para los ganados que iban de los reinos
de Andalucía a los de Castilla.
Otro investigador alcazareño, D. Ángel Ligero Móstoles, centró su tarea en los Personajes del Quijote.
Creo que nadie puede identificar a los personajes ficticios de una novela con alguien de la vida real,
pues por mucho que se parezcan, siempre le dirán que es pura coincidencia. Pero resulta que en el
Quijote no son todo personajes ficticios, hay muchos históricos, verdaderos.
Si esos históricos, que se relacionan con los ficticios en el Quijote, resultan ser personajes
de la historia de Alcázar, que se relacionan con otros reales también, que se parecen mucho a los
ficticios del Quijote, habrá que buscar alguna explicación a tanta coincidencia. La explicación
lógica es que Cervantes conocía a esas personas que luego lleva con nombre ficticio a su Don Quijote.
El maestro de la historia de Alcázar, Don Francisco Saludador Marino, ya nos advirtió (Noria nº. 4)
de cómo en muchas ocasiones vemos a un alcazareño al lado de Cervantes.
Esa ha sido durante muchos años la meritísima labor de Ángel Ligero Móstoles ver las personas de
Alcázar que, con nombre ficticio fueron metidos en el Quijote por Cervantes. Labor que es necesario
dar a conocer; que ha de tener muchas críticas, por supuesto tantas como todo cuanto los alcazareños
dicen o hacen por el Cervantes alcazareño; labor de investigación seria, que abre otro camino que da
fin a las discusiones bizantinas."
Manuel Rubio Herguido