En
su historial acumula 6 triunfos en el TC, un Gran Premio y tres
etapas. No obtuvo más debido a que no siempre contó con una máquina
de punta.
Solía escuchársele decir que ganar no era lo importante, ya que
ello dependía de muchos factores. Para él lo que importaba era
"manejar bien".
El
GP de 1961 encontró a De Alzaga al mando de un espectacular Jaguar
3.8 con el que debió desertar. Lo mismo le ocurrió en 1962, pero
esta vez al mando de un Volvo 122S del equipo Renka.
En 1963 retornó al equipo Vianini pero esta vez para ponerse al
mando de una Alfa Romeo 2600 Sprint de carrocería Bertone. Aunque
obtuvo buenos parciales, el auto no aguantó. Primero fue el cárter,
después un palier y luego tuvo que desertar.
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Junto
a su cupé de Turismo Carretera que tantas satisfacciones
le diera. |
Sin
embargo con ese mismo auto ganó dos importantes pruebas en 1963.
"Era lo más parecido a un Torino que manejé
en mi vida. Un auto excepcional, además el dos seis doblaba, aceleraba
y frenaba como debía" , supo decir alguna vez de aquel
Alfa.
A mediados de los años sesenta, y llevado de la mano de Oscar
Gálvez se convirtió piloto oficial del equipo Ford, donde cumplió
destacadas actuaciones.
Su último triunfo fue en 1968, en Rafaela al mando de un Crespi-Torino
y a más de 198 km/h de media. Tras es prueba corrió una Liebre
III sin suerte y decidió dejar la actividad.
Volvió
dos años más tarde invitado por Fiat al Desafío de los valientes,
donde terminó cuarto.
En 1972, tentado por su entrañable amigo y socio El
Gordo Sauze, participó en el Gran Premio de Turismo Nacional,
con un Peugeot 504, llegando tercero. Con una máquina de inferiores
condiciones al resto, Rolo demostró que su fuego y maestría seguían
intactos. Este fue el verdadero final de su actividad como piloto.
Mudado de la Capital Federal al campo, Rolo de Alzaga se dedicó
de ahí en más al haras Rincón del Pino, que tenía -en sociedad
con Sauze- en cercanías de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires.
Al mismo tiempo montó una concesionaria de autos en la Capital
Federal, junto a Pablo Facchini, también
hombre del TC.
Rodolfo
Carlos José de Alzaga Unzué falleció el 20 de abril de 1994 llevándose
consigo algo más que el apodo que lo nombraba El rey de la Montaña.