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TIC para Benchmarking a partir de modelos de autoevaluación de gestión de la calidad en empresas de un destino turístico cultural
Autor/-a/-s/-as:
  · Miguel Vidal González

Idioma original:
  · castellano
Palabras clave:
 · aprendizaje
 · comunicación mediada por ordenador
 · economía
 · estudios ciencia-tecnología-sociedad
 · internet


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ABSTRACT
El sector de la actividad turística, a nivel mundial, se enfrenta a dos tendencias extremadamente marcadas: por una parte la globalización de los mercados turísticos, y por otra, la concentración de las empresas, tanto hoteleras, como del sector de intermediación turística, aviación, entre otras. Sin embargo, frente a los primeros análisis del impacto de los flujos globalizadores, en los que se vaticinaba una influencia de las grandes empresas turísticas sobre cualquier ámbito de la actividad empresarial de este sector, la realidad muestra la revalorización de aquellas realidades empresariales reducidas o locales, que ofrecen cada vez más flexibilidad y que quedan alejadas del alcance e interés de los grandes grupos, como es el caso de los destinos pequeños que ofertan un turismo cultural.



Introducción

El sector de la actividad turística, a nivel mundial, se enfrenta a dos tendencias extremadamente marcadas: por una parte la globalización de los mercados turísticos, y por otra, la concentración de las empresas, tanto hoteleras, como del sector de intermediación turística, aviación, entre otras.

Sin embargo, frente a los primeros análisis del impacto de los flujos globalizadores, en los que se vaticinaba una influencia de las grandes empresas turísticas sobre cualquier ámbito de la actividad empresarial de este sector, la realidad muestra la revalorización de aquellas realidades empresariales reducidas o locales, que ofrecen cada vez más flexibilidad y que quedan alejadas del alcance e interés de los grandes grupos, como es el caso de los destinos pequeños que ofertan un turismo cultural.

A lo que asistimos, por tanto, es al vaciamiento progresivo del núcleo central del mercado, que ocupaban hasta ahora las empresas de mediano tamaño, y al surgimiento de una realidad bipolar de destinos asociados con las tendencias masivas del turism, por una parte, y de pequeños destinos por la otra, cuyos intereses son divergentes y por tanto no suelen entrar en conflicto.

En ese sentido, se ha dicho por una diversidad de autores (Robertson 1992; Wilson and Dissanayake 1996; Dirlik 1996; Swyngedouw 1997) que el nuevo siglo en que nos encontramos registra una tendencia simultánea hacia la globalidad y hacia la localidad, en lo que ha venido a denominarse como lógica glocal. En ese sentido, la lógica glocal significa la compatibilidad entre las lógicas global y local, y consecuentemente, podemos hablar de una lógica glocal en el sector turístico cultural.

De esta forma, mientras que las empresas de tamaño medio serán en muchos casos absorbidas por otras, o se enfrentarán a grandes problemas de competitividad, las pequeñas empresas incardinadas en destinos culturales de reducidas dimensiones, frente a lo que se esperaba, son altamente viables, siempre que asuman de forma consecuente el reto de la competitividad. Como ejemplo, sirva el caso de la red turística “Slow cities”, que nacida en Italia engloba a pequeños destinos con un casco histórico y una sensibilidad común a la hora de entender un destino cultural.

De esta forma, lo que se propone para los destinos turísticos de carácter fragmentado es el paso en el desarrollo de la complejidad, explicitado en la teoría de sistemas por Spencer, desde la “incoherent homogeneity” hasta la “coherent heterogeneity” mediante redes inclusivas gestionadas merced a las TI.

Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que, a nivel mundial, la presencia de pymes en el sector hotelero, frecuentemente con una gestión familiar, se sitúa alrededor del 90%. Asimismo, el 99,95% de los 1,14 millones de empresas existentes en Europa pertenecientes a HORECA (HOtel REstaurant CAtering), tienen menos de 250 trabajadores. (Pérez et al, 2003)

Todo ello es especialmente significativo en el caso español, donde una miríada de pequeñas empresas, frecuentemente familiares, que la mayor parte de las veces salen adelante gracias al empuje y la intuición -en detrimento de una cultura empresarial organizada-, de baja implantación tecnológica y reducida cualificación profesional, forman un minifundismo empresarial difuminado en el territorio

Para ello, el gran reto pasa por la cooperación para la integración de la gestión de la información, gracias a las tecnologías de la información, dentro de una lógica reticular que permita conseguir un tamaño que aporte economías de escala en algunos procesos de gestión empresarial, sin pasar por procesos de integración o de homogeneización.

La oportunidad ofrecida por las tecnologías de la información para la coordinación de estrategias compartidas, así como la necesidad de lograr economías de escala por parte de las pymes turísticas en un mercado que se globaliza, han sido estudiadas Miles y Snow (1986), (Poon, 1993), Schmid(1994), Darr et al. (1995), Ingram y Baum (1997), Barry y Elmes (1997), Sheldon (1997), Wildeman (1998), Buhalis (1998).

En ese sentido, no estamos hablando del establecimiento de una empresa cultural red a partir de las pequeñas empresas existentes en un destino cultural, o de empresas de comercialización de las pequeñas empresas que comparten el mismo producto o posicionamiento cultural, tal y como hacen los actuales sellos de calidad, sino implementando estrategias conjuntas entre las empresas hoteleras que comparten un destino turístico cultural, aprovechando todas las potencialidades de las tecnologías de la información.

De esta forma, si consideramos a un destino culturalcomo un sistema multiagente de carácter complejo, en el que el turista percibe sus vacaciones como una experiencia global, un equilibrio en la calidad de las diversas empresas implicadas beneficiará al conjunto, al tiempo que evitaremos que se formen cuellos de botella en alguno de los elementos del sistema turístico.

Por tanto, lo que se pretende mediante este tipo de estrategias es fomentar, de forma auto coordinada y con el apoyo de las TIC, la potenciación de líneas de gestión común que posibiliten estándares de calidad homogéneos en el conjunto de las empresas de un destino turístico cultural.

En este sentido, la estrategia de integración reticular en plataformas comunes de gestión de la información, viene a representar un vector de competitividad de primera magnitud, posibilitando tanto una “concentración dispersa” de recursos culturales, actuando mediante una estrategia de desvertebración vertebradora en la heterogeneidad de los distintos organismos que comparten un mismo destino turístico, facilitando así la plasmación de una geometría variable de cooperación para la gestión empresarial, facilitando realizar una transición de destinos fragmentados a destinos complejos en cuanto a la gestión conjunta de la información, produciendo un enriquecedor proceso de retroalimentación decisional que dispara la eficiencia de una posible coopetición entre las empresas dentro del ámbito del destino turístico cultural.

Este proceso introduce, por tanto, la posibilidad de conseguir en destinos turísticos polinucleares y heterogéneos, una masa crítica hasta ahora inexistente en ciertos procesos de gestión empresarial, entre ellos los derivados de la aplicación de estrategias conjuntas de gestión de la calidad, y todo ello dentro de un tamaño que permita la experimentación de nuevas formas de gestión, desactivando las competencias locales y asumiendo, de esta manera, un mayor sentimiento de pertenencia a un espacio, no homogéneo, pero sí común, fomentando una red integrada de pequeñas empresas que dejan de competir principalmente entre ellas, para competir fundamentalmente con otros destinos, y se sientan parte de una realidad, estableciendo de esta forma mecanismos de cooperación, complementariedad y especialización territorial.

En ese sentido, si la utilización de los mismos modelos estandarizados de gestión de la calidad puede derivar hacia una indeseable homogeneización de la oferta cultural, este modelo de cooperación fomenta una complejidad divergente que las singulariza, que las hacen diferentes, implementando la imbricación de las actuales unidades de gestión de un destino cultural fragmentado en una malla de relaciones crecientes, desterrando las concepciones negativas de lo heterogéneo en el ámbito de la gestión, heredadas fundamentalmente de la tradición del management anglosajón.

Por el contrario, la principal dificultad para este tipo de estrategias es la coordinación, especialmente en sus comienzos, por lo que el proceso debe ser liderado por alguna institución de representación colectiva, bien sean administraciones públicas, asociaciones de empresarios hoteleros, etc.


Globalización de la competencia y Benchmarking

En sus inicios, la técnica del Benchmarking fue concebida como una aportación voluntaria de los conocimientos del líder en un determinado aspecto, hacia otras empresas que deseaban estudiar los factores procedimentales que habían llevado a ese liderazgo, para intentar implantarlos en su organización.

Evidentemente, este componente en gran medida altruista por parte de la organización líder, que se sustanciaba en la apertura de canales de información externos para compartir sus estrategias y procedimientos empresariales, se mostró frecuentemente incompatible con las duras reglas de la competencia empresarial y organizacional, especialmente si tenemos en cuenta que en la sociedad de la información, es precisamente la información la que se constituye muchas veces como el elemento diferenciador que sustenta el éxito y el liderazgo empresarial.

En ese sentido, no resulta extraño que en el mundo empresarial, la técnica del benchmarking haya derivado mayoritariamente hacia una herramienta mediante la cual se intenta copiar los procedimientos del líder sin que este provea de un acceso a su información de funcionamiento, por lo que las empresas intentan estudiar estos procedimientos mediante la información que dispone el mercado sobre los aspectos organizacionales de la empresa líder.

Sin embargo, la rápida transición actual a una competencia “glocal” en el sector turístico, favorece una sencilla transición de la tradicional competencia intraterritorial en el marco de los destinos turísticos, en una “coopetencia” que favorece la competitividad frente a destinos culturales cada vez más lejanos, pero que comparten una misma filosofía.

La competencia intradestino ha derivado de esta manera en “coopetición”, por lo que se ve reducido el principal elemento limitador a la hora de compartir información entre las empresas mediante la herramienta del benchmarking, por lo que no sólo se favorece la utilización de esta técnica dentro de un destino turístico cultural, sino que sino que se convierte en instrumento imprescindible para lograr la competitividad necesaria para luchar frente a las grandes empresas, que han apostado hace tiempo por certificarse mediante las normas internacionales de gestión de la calidad.

Así, la “coopetición”, definida de forma genérica como la cooperación entre competidores, se muestra como un elemento fundamental de productividad en las pequeñas empresas de un destino turístico cultural gracias a la gestión común de la información, facilitada por las tecnologías de la información.

En este sentido, el benchamarking como herramienta interna dentro de un destino cultural, adquiere una preeminencia que antes no tenía, al favorecerse la dispersión de la información dentro de las empresas de un destino turístico cultural, gracias a las tecnologías de la información, concebido este como una unidad compleja de cooperación y gestión compartida.


Auto evaluación de la gestión de la calidad en un destino turístico

Se ha venido subrayando en repetidas ocasiones que, demasiado frecuentemente, la aplicación y certificación bajo las normas internacionales de gestión de la calidad se encuentran lejos del alcance de la mayoría de las pequeñas y medianas empresas, especialmente por sus costes y la carencia de personal especializado dentro de sus organizaciones.

Esto es especialmente significativo en el caso de las pymes que componen un destino cultural, ya que en su gran mayoría están formadas por microempresas y pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, dado que un destino en un sistema multiagente, que presenta frecuentemente para el turista cultural una percepción unitaria y global, y puesto que usualmente el turista basa principalmente su percepción de calidad en el eslabón más débil de la unidad multiagente que es un destino turístico, el reducido tamaño de algunas de las empresas no debiera en modo alguno apartarlas de la inmersión en la cultura de la gestión de la calidad.

De esta forma, entendiendo que la “coopetición” entre las empresas heterogéneas que forman un destino necesita una estandarización de los niveles de calidad, sin implicar un proceso de homogeneización, la autoevaluación de todas las empresas del destino cultural bajo un único modelo de gestión de la calidad, permite alcanzar con facilidad este objetivo.

Consecuentemente, la aplicación de modelos de autoevaluación de la gestión de la calidad, supone utilizar la experiencia adquirida en la aplicación de los principales sistemas de gestión de la calidad, para ser desarrollada de forma fácil y eficaz por las pequeñas y medianas empresas que frecuentemente tienen poca experiencia en este ámbito.

Evidentemente, el aspecto económico se presenta como su mayor ventaja, ya que al autoevaluarse mediante sistemas reconocidos, estructurados y probados con anterioridad en marcos más amplios, las pequeñas empresas acceden directamente a un “know how” en gestión de la calidad que no tienen que compensar económicamente.

Por el contrario, al adoptar para su auto evaluación modelos importados desde otras culturas organizacionales, estos se adaptarán a las necesidades concretas de las empresas de un destino turístico cultural de forma más imperfecta que un modelo “ad hoc”. Sin embargo, siempre que este gap se considerase significativo en la aplicación del modelo de auto evaluación, la posibilidad de realizar un proceso de adaptación de ese modelo a las necesidades específicas de las empresas hoteleras de un determinado destino turístico, se presenta como una alternativa relativamente sencilla y de bajo coste, especialmente si se utilizan programas intradestino que integren la información global.


Bibliografía
  • Bigné, E et al. (2000): Marketing de destinos turísticos. Análisis y estrategias de desarrollo. ESIC. Madrid
  • Castells, M (2000): La era de la información. La sociedad red. Alianza Editorial. Madrid.
  • Del Alcázar, B (2002): Los canales de distribución en el sector turístico. ESIC. Madrid.
  • OCDE (2001): Examen de la OCDE sobre las comarcas centrales de la Comunidad Valenciana. Universidad Politécnica de Valencia. Valencia.
  • Pérez, E ; Rodríguez, Mª; Rubio, F. (2003). Turismo en la sociedad de la información: modelos emergentes. El entorno general UOC.
  • Vidal, M (2004): Application of information technologies in the commercialization and management of tourist products and destinations, in intermediate regions: reticular integrated strategies. WISICT 04


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