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ATENTADOS
TERRORISTAS: CONMEMORACION DEL ATAQUE A LA EMBAJADA
El
dolor de los familiares, bajo una fuerte custodia policial
Lucio
Fernández Moores, Clarin,
Martes 18 de marzo de 2003
Policías, más policías: con perros, francotiradores, armados
hasta los dientes y por todos lados. Ayer, el predio donde funcionó hasta
1992 la Embajada de Israel estaba rodeado de impresionantes medidas de
seguridad. Fue el marco que tuvo el acto por el decimoprimer aniversario
del atentado terrorista que causó 29 muertes.
A horas del ataque estadounidense contra Irak, la seguridad fue ayer la
principal característica del acto que anualmente se realiza para conmemorar
a las víctimas del atentado de 1992. Un atentado aún impune y sin perspectiva
siquiera de que se llegue a juzgar alguna "conexión local", como al menos
ocurre con el atentado perpetrado dos años después contra la AMIA.
Tal fue el celo por la seguridad que hasta se llegó a conspirar contra
la participación de la gente. Muchos directamente se fueron. Otros soportaron
las colas de 15 minutos para pasar por el detector de metales, mientras
el acto ya había comenzado. Se perdieron el emotivo arranque, con el sonido
de una sirena y el minuto de silencio en recuerdo de las víctimas. Eso
le pasó, por ejemplo, a uno de los abogados querellantes en el juicio
por la AMIA.
Al final había no más de mil personas. Pocas en comparación con las reunidas
el año pasado, en el décimo aniversario, un domingo caluroso en el que
se le dio la espalda y se abucheó sin concesión al único miembro del Gobierno
que se le había animado a esa difícil tribuna, el ex ministro de Justicia
Jorge Vanossi.
El único que reincidió con su presencia, inalterable en los últimos años,
y siempre indemne, fue el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra. También estaban
su secretario de Cultura, Jorge Telerman; el empresario Mauricio Macri,
candidato a jefe de Gobierno porteño; y el subsecretario de Política Exterior
y ex vicecanciller, Fernando Petrella.
Como ocurre todos los años, las palabras más duras vinieron del lado de
los familiares de las víctimas. Carlos Susevich, padre de la fallecida
Graciela Levinson, cuestionó a la Corte Suprema y a la Policía Federal.
La parte más emotiva, sin duda, fue la intervención de Martina Mustafá,
una adolescente de 15 años bisnieta de una de las víctimas.
Para el final quedó el discurso del embajador Benjamín Oron. Leyó el comunicado
que la cancillería de su país había difundido a la mañana. Allí se inculpa
a Irán y Hezbollah por los dos atentados. El había preferido no hacer
nombres. Sólo habló de "un régimen que abomina a Israel y su forma de
vida".
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