Universidad Yacambú
 Dirección General de Postgrado
 Especialización en Gerencia Mención: Organización
Análisis e Interpretación de las Organizaciones BSC
 Prof.:Ángel Olivera
 Autor: Zuleyma Polanco

Subtema: Papel del Capital Intelectual en la creación del valor organizacional

Resumen

    En el contexto actual, vemos que las organizaciones se plantean procesos de cambio o de transición, para lograr alcanzar sus objetivos y metas.  Es así como poco a poco se le ha ido dando valor a aquellos factores que antes pasaban desapercibidos, lo importante ahora no es solamente la cantidad de ingresos o beneficios económicos que al final de año arrojan las áreas presupuestarias, sino que el crecimiento de la empresa va acompañado del desarrollo de activos intangibles.    

Capital Intelectual y las cadenas de valor

    El capital intelectual está constituido por un conjunto de recursos y capacidades intangibles de diversa naturaleza con diferentes implicaciones estratégicas, además de ser una señal de actuación en combinación lógica e intuición, la cual, data desde los tiempos de Cro-Magnon y Neandertal, sobreviviendo la primera al entender y aplicar de un a forma coherente, racional e intuitiva el calendario lunar y los hábitos migratorios de los animales que les servían de alimento, abrigo y en la fabricación de utensilios básicos para la subsistencia. La reingeniería en los procesos, el benmarching, el estudio de tiempos y movimientos, el valor económico agregado, la inteligencia emocional, el diseño de la visión, misión y valores, en fin, a cada momento vivimos y planteamos situaciones que se amoldan y adecuan al momento presente.

    Desde las posturas más novedosas, durante los últimos años han sido numerosos los autores que han tratado de conceptualizar lo que entendemos por capital intelectual. De la revisión de diferentes propuestas, podemos señalar que engloban un conjunto de activos inmateriales, invisibles o intangibles, fuera de balance, que permiten funcionar a la empresa, creando valor para la misma.
   
    Del análisis de estas definiciones, destacamos varios aspectos de interés: (1) por un lado, se refiere a activos o recursos que no están reflejados en los estados contables tradicionales, debido a su carácter intangible y a su difícil valoración y (2) por otro lado, el término capital intelectual no hace referencia a todos esos activos intangibles o invisibles, sino sólo a aquellos que crean o crearán valor para la empresa.

    Estas dos características, intangibilidad y creación de valor, resultan importantes a la hora de proponer una conceptualización de capital intelectual, que a nuestro entender, debe ser coherente con planteamientos que, años atrás, desde unas posturas más consolidadas desde un punto de vista teórico, se vienen realizando para estudiar el mismo fenómeno. Esto es, el estudio del conjunto de recursos intangibles y capacidades que son fuente de ventaja competitiva sostenible y apropiable.

Esto nos quiere decir que si los empleados son formados por la organización para la que laboran, parte de esta formación, debe integrase a la generación de valor de la empresa; ya que de alguna manera, se traduce esta capacidad e innovación en mejores resultados, tanto operativos como financieros.

El capital estructural se describe como la infraestructura que incorpora, capacita y sostiene al capital humano. Se incluye en esta apreciación, la capacidad organizacional que se tiene con relación a los aspectos físicos, usados para transmitir y almacenar el material intelectual. Por lo general tiene que ver con la adecuación de los sistemas informáticos, apreciación de la compañía externamente, propiedad, planta y equipo y todo aquello que contribuye a que el capital humano se sienta motivado y en constante creatividad y aporte.  

    Finalmente una “cadena de valor” hace referencia a un fenómeno típico derivado del proceso de globalización y de la consecuente tendencia al eslabonamiento horizontal de actividades productivas y de servicios en forma de red; por otra parte, los términos de “economía social” o de “economía solidaria”, que reflejan vinculaciones más dinámicas con la sociedad civil, a través de emprendimientos económicos para la provisión de bienes y servicios. En este sentido, se retoma la historia de significado de la cooperación y los movimientos cooperativos que siempre cuestionaron el monopolio de la práctica del lucro en la definición de actividades de base económica, en perjuicio de un tratamiento más integrado en las necesidades sociales.

    El valor total de la empresa se resume como: la combinación de rentabilidad y riesgo y asumiendo una función armónica entre el manejo de los recursos financieros y su costo de capital, las decisiones de proyectos de inversión y, el diseño de una óptima política de dividendos que satisfaga las exigencias de los accionistas comunes y permita el crecimiento de la organización.


   El capital intelectual es un valor intangible que debe incorporarse a los estados financieros, como parte de la generación de valor de todos los trabajadores de una organización. Existen algunos modelos que permiten cuantificarlo, aunque es preciso reconocer que debemos ahondar con más precisión a objeto de contar con un mayor número de adeptos a esta importante referencia.

 

Infografía

http://utal.org/economia/cadenas_productivas/03.htm

http://www.imef.org.mx/NR/rdonlyres/870D8CA3-698D-4B62-ABF6-F98D3E327ED/2216/Capitulo2EduardoRazetto.pdf

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Elibros, “El Balanced Score Card”, Venezuela 2004. http://www.elibros.org