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Arte
de Perdurar
Por María Sáenz Quesada, Historiadora y escritora
En
la versión criolla del Fausto, el diablo tienta al 'dotor' con
la atractiva promesa: "Y más rico que Anchorena, con decir quiero,
será". Hacia 1870, cuando Estanislao del Campo escribió
estos versos, la fortuna de esta familia se hallaba en boca de todos. Hoy
siglo y pico después, todavía ese apellido se vincula con el
dinero, aunque sus descendientes dispongan de muchísimos menos ingresos
que los del concesionario de cualquiera de los peajes que deben pagar, sin
chistar, en nuestras lamentables rutas.
Ese
patrimonio, dos veces secular, proviene de una fortuna integrada y consolidada
de manera tal que contradice el refrán: padre mercader, hijo caballero,
nieto pordiosero, que el 'Diario' de Juan Francisco de Aguirre, 1783, aplicaba
a la generalidad de los comerciantes enriquecidos de Buenos Aires, ciudad
donde no existía la institución del mayorazgo que fija una renta
perpetua para el hijo mayor de un linaje.
Los
Anchorena, cuya importancia data de aquellos años, no fueron los primeros
ricos de la Argentina, pero sí figuran entre los primeros que conocieron
el arte de perdurar. ¿Cómo lo lograron? Tal vez su secreto sea
el de un hábil equilibrio entre la atención de los asuntos políticos
y los de índole estrictamente económica.
Al
principio su fortuna consistió en una importante firma comercial, más
tarde en campos en la frontera. Versiones que circulaban en tiempos de la
secesión porteña, hablaban de centenares de miles de cabezas
de ganado, Ellos decían que no era para tanto.
Gracias
a la relación del clan con su primo, socio y antiguo administrador,
el gobernador Rosas, habían tenido fácil acceso a la propiedad
de la tierra. Cuando ese gobierno cayó, ellos se trocaron en líderes
porteñistas, enfrentados con la Confederación. Como nunca
cometieron el error de dar prioridad excluyente a la política,
no pagaron un precio excesivo por figurar en la historia, esa historia
que los incluye en su página más gloriosa: el acta de la
Declaración de la Independencia Argentina, que firma, entre otros,
el diputado Tomás Manuel de Anchorena.
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