EL PROFESOR ONLINE: ELEMENTOS PARA LA
DEFINICIÓN DE UN NUEVO ROL DOCENTE
Jordi Adell y Auxi Sales
- Introducción
El mes de febrero de 1999, el
Centro Lluis Vives-Escuela de Negocios de la
Cámara de Comercio de Valencia se puso en contacto con los autores de la
presente comunicación a fin de recabar su participación en un curso
titulado "Formación de Formadores Virtuales". El curso, con una duración
estimada de 30 horas, estaba dirigido a encargados de formación de
personal en empresas y su principal objetivo era introducir a los
participantes en el uso didáctico de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación y, específicamente, en la utilización de
la comunicación mediada por ordenador como espacio educativo,
como medio para la formación.
Las tareas encomendadas a los autores eran de dos tipos: por una
parte, elaborar dos módulos didácticos en soporte impreso, el primero
sobre la educación virtual y el segundo sobre el formador virtual, que
constituían el "núcleo duro" del curso y que se distribuyeron a todos
los participantes. El segundo tipo de tarea era la tutorización de parte
del curso, concretamente aquella para la cual se habían preparado los
materiales. Así, el segundo autor actuó durante 45 dias como
tutora/facilitadora de los estudiantes. El primer autor participó
también en el curso, pero solo como "experto invitado" en una actividad
de debate colectivo tras la lectura y análisis individual de un texto
sobre la educación en la sociedad de la información (Adell, 1997).
El curso se diseñó y realizó completamente online (exceptuando
una primera reunión presencial) entre el 22 de marzo y el 14 de junio de
1999.
Es conveniente remarcar el carácter doblemente autoreferencial de
esta experiencia: por una parte, se trata de un curso online
sobre educación online. Por otra, se trata de un curso de
formación de formadores. Los propios conocimientos de los autores fueron
desafiados constantemente por la experiencia, por la necesidad de poner
en práctica lo aprendido de modo teórico y por la necesidad de analizar,
criticar y reformular lo aprendido en la literatura especializada a la
luz de la experiencia práctica. En otra comunicación (Sales y Adell,
1999) se recoge con más detalle la experiencia de los autores y algunas
de las lecciones aprendidas.
En la presente comunicación se pretende exponer brevemente algunas de
las reflexiones sobre la educación online (o virtual, en una
terminología de moda que no nos convence demasiado) y sobre el papel del
profesor en esta nueva modalidad educativa. Nuestra perspectiva sobre la
formación que debe poseer el formador online se asienta sobre
tres grandes núcleos de conocimientos teórico-prácticos:
- En primer lugar, sobre los contenidos del curso, incluyendo
materiales y recursos pertinentes para el aprendizaje (es imposible
tutorizar el aprendizaje de ningún alumno sin un buen conocimiento de
los contenidos del curso, del material de referencia y de los recursos
y facilidades disponibles para la enseñanza y el aprendizaje ).
- En segundo lugar, sobre el medio en el que se desarrolla la
comunicación didáctica, el entorno comunicativo en el que se
desarrolla la formación, esto es, sobre la comunicación mediada por
ordenador.
- En tercer lugar, sobre la teoría y la práctica de la enseñanza a
distancia (funciones, objetivos, métodos, estrategias, evaluación,
tutorización, etc.) y la enseñanza de adultos (sobre las
características psicológicas y motivaciones de los aprendices).
Así pues, la presente comunicación es un intento de reflexión
sobre algunos aspectos básicos de la educación online que
contribuyen a definir los diversos roles docentes que es necesario
desempeñar y, específicamente, el rol del profesor como tutor y
facilitador de la formación en un entorno tecnológico en la que la
comunicación tiene lugar mediada por ordenador.
- La educación online
Hace aproximadamente 10 años, con el nacimiento de los primeros
sistemas de comunicación mediada por ordenador, algunos pedagogos
(Harasim, 1990) propusieron un nuevo dominio de aprendizaje, la
educación online, que combinaba rasgos de la educación a
distancia tradicional (en sus orígenes, educación por correspondencia)
con la intensa interacción comunicativa que se produce en la formación
presencial. Su hipótesis central era que los nuevos medios,
especialmente las redes informáticas, podían enriquecer notablemente
la interacción entre profesores y estudiantes y entre los propios
estudiantes, flexibilizar y personalizar una modalidad educativa
"industrial" como la educación a distancia y permitir la introducción
de estrategias didácticas anteriomente imposibles debido a las
limitaciones impuestas por los medios de comunicación disponibles.
Los medios tradicionales de la educación a distancia son pasivos y
proporcionan una interacción mínima entre estudiantes y profesores y
entre los propios estudiantes (Gregor y Cuskelly, 1994). Los grandes
sistemas de educación a distancia han tenido que crear redes de
soporte y tutoría a los estudiantes a fin de paliar la sensación de
aislamiento (uno de los motivos fundamentales de abandono de los
estudios). Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
están cambiando muchos planteamientos en la educación a distancia. Las
posibilidades que ofrecen están abriendo paso a nuevas estrategias
didácticas, como el aprendizaje colaborativo, basado en la
comunicación entre iguales en un entorno rico en información, y a
nuevos roles docentes. Los entornos tecnológicos de enseñanza
aprendizaje se concretan en nuestros dias en el concepto de aula
virtual (Adell y Gisbert, 1997).
- La educación online es educación a distancia
Holmberg (1989, pág. 168) define la educación a distancia
como:
[…..] un concepto que cubre las actividades de
enseñanza/aprendizaje en los dominios cognitivo y/o psicomotor y
afectivo de un aprendiz individual y una organización de apoyo. Se
caracteriza por una comunicación no-contigua y puede ser llevada a cabo
en cualquier lugar y en cualquier tiempo, lo que la hace atractiva para
los adultos con compromisos sociales y profesionales.Por
su parte, Keegan (1988, pág. 30) la distingue de otras modalidades por:
a) la separación física entre profesor y estudiantes; b) por la
existencia de una institución educativa que ordena el proceso; c) por el
uso de medios de comunicación en la comunicación alumno-profesor (medios
que han evolucionado con el tiempo y que, alguno de ellos, forzosamente
debe ser de dos vías); y, finalmente, d) por ser una una forma
industrializada de educación, que la diferencia radicalmente de otras
modalidades educativas más "artesanales".
No existe una única teoría sobre la educación a distancia que
explique su estructura, funciones, propósitos y metas, sirva de guía a
la investigación empírica y que articule un corpus sólido de
conocimientos que orienten la práctica (McIsaac y Gunawardena, 1996). En
lugar de una única teoría, en la actualidad disponemos de una serie de
constructos teóricos que, de manera parcial y en ocasiones
contradictoria, destacan algunos elementos fundamentales para comprender
la educación a distancia.
Entre los constructos teóricos que se manejan en la formación a
distancia, pertinentes para nuestro propósito, queremos destacar los
siguientes:
a) Distancia transaccional
Por "distancia transaccional" (Moore, 1990) se entiende la distancia
que existe en las relaciones educativas, determinada por la cantidad y
calidad del diálogo que tiene lugar entre el estudiante y el profesor y
la estructuración que existe en el diseño del curso. La mayor distancia
transaccional tiene lugar cuando el curso está sumamente estructurado y
el diálogo profesor-alumno es mínimo. En cualquier práctica educativa,
sea presencial o a distancia, la distancia transaccional forma un
contínuo. Un curso a distancia puede implicar un contacto frecuente y un
diálogo intenso con el profesor y con el resto de compañeros. Por su
parte, en una clase presencial masificada, como en muchos cursos
universitarios, el contacto con el profesor puede ser prácticamente
inexistente: los alumnos se limitan a tomar apuntes y a examinarse al
final. Algunos autores (Saba y Shearer, 1994, por ejemplo) han sugerido
que a medida que aumenta el control del estudiante sobre su propia
actividad y se incrementa el diálogo con el profesor, se reduce la
distancia transaccional. La cuestión, pues, no es dónde estén situados
el estudiante y profesor o cómo se comunican, sino la cantidad y calidad
de su interacción. El papel verdaderamente innovador de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación en la educación a
distancia es intentar reducir la distancia transaccional entre
profesores y estudiantes y favorecer la interacción entre los propios
estudiantes.
b) Interacción
Otro concepto clave de la educación a distancia es el de interacción.
McIsaac y Gunawardena (1996) describen cuatro tipos de interacción:
- estudiante-profesor: que proporciona motivación,
retroalimentación, diálogo, orientación personalizada, etc.
- estudiante-contenido: acceso a los contenidos
intruccionales, a la materia de estudio.
- estudiante-estudiante: intercambio de información, ideas,
motivación, ayuda no jerarquizada, etc.
- estudiante-interfase comunicativa: toda la comunicación
entre los participantes del proceso formativo y el acceso de éstos a
la información relevante se realiza a través de algún tipo de
interfase (generalmente varios) sea material impreso, teléfono, redes
informáticas o videoconferencia vía satélite. El uso de las distintas
interfases viene determinado por diversas variables (costo de
oportunidad, eficacia, disponibilidad, etc.).
Según McIsaac y Gunawardena (1996) la relación del estudiante con
la tecnología que le brinda la posibilidad de comunicarse con el
profesor, los otros estudiantes y acceder a los contenidos es un
factor fundamental para explicar el éxito o el fracaso de los procesos
formativos a distancia.
c) Control
El tercer aspecto relevante en la educación a distancia que
queremos reseñar es dónde reside el control de las actividades. Los
estudiantes que perciben que sus aprendizajes son el resultado de su
propia actividad tienen mayores probabilidades de éxito y de terminar
sus estudios que aquellos que sienten que el control reside fuera de
sí mismos, que dependen de la suerte, del sistema, de la arbitrariedad
del profesor o de circunstancias vitales ajenas a su voluntad y
control. La tecnología juega un papel importante en la percepción de
dónde reside el control: las personas que se sienten poco confortables
con los ordenadores y, por tanto, con las nuevas formas de
comunicación tienen mayor riesgo de abandono o de perder motivación
que aquellos que la utilizan habitualmente. Estos estudiantes se
sienten, en cierta forma, "amordazados" y limitados en sus
posibilidades de participación en las actividades didácticas y de
comunicación con el grupo.
d) Contexto social.
Finalmente, el contexto social en el que tiene lugar la educación a
distancia afecta a la motivación y a las actitudes y, por tanto, a las
conductas de los participantes. La educación a distancia que utiliza
nuevos canales de comunicación corre el riesgo de ignorar el impacto
que dichas tecnologías tienen en contextos sociales concretos. La
comunicación mediada por ordenador, que en el momento presente,
descansa fundamentalmente en la comunicación escrita, puede mantener
el anonimato y ser indiferente a aspectos como género, raza, status
social, minusvalías físicas, etc., pero puede inhibir la participación
de personas que tengan dificultades para escribir correctamente. Otro
factor relevante es la necesidad de "presencia social" en el
intercambio comunicativo. Una persona que participa en una
comunicación mediada tecnológicamente necesita estar "socialmente
presente" entre sus interlocutores. De ahí la importancia que se le da
en algunos entornos virtuales de enseñanza/aprendizaje a la ceremonia
inicial de presentación al grupo o a incluir una fotografía en el
sistema de correo electrónico a fin de que los participantes sientan
que, cuando escriben y envían un mensaje, le están "diciendo" algo a
alguien.
- La educación online es educación de adultos
Otra de las dimensiones fundamentales, a nuestro juicio, de la
educación online es que los aprendices son generalmente personas
adultas. Formar adultos es muy diferente a formar niños o adolescentes.
Por tanto, hemos de considerar las características de los adultos, tal
como apunta Collins (1998), como estudiantes autónomos, con experiencia
previa y orientados hacia metas concretas:
- Como personas maduras, su autoconcepto no es tan dependiente del
contexto, toman sus propias decisiones y controlan la dirección de sus
vidas.
- Tienen todo un bagaje de experiencias y conocimientos que puede
llegar a ser una valiosa fuente de aprendizaje que ningún formador
puede obviar o rechazar. Esta experiencia acumulada debe aprovecharse
para enriquecer los aprendizajes del grupo.
- Su motivación para aprender se centra sobre todo en aquellos temas
y actividades que le permitan desarrollar y mejorar los roles sociales
que desempeñan. Por tanto, suelen tener unas expectativas y
necesidades muy concretas en su formación.
- Puesto que sus objetivos formativos están centrados
fundamentalmente en aspectos concretos de su desarrollo profesional o
laboral, fundamentan la utilidad del conocimiento en la aplicación
inmediata de sus aprendizajes, y por ello, se orientan más a la
resolución de problemas que al desarrollo teórico de temas.
Considerando estas características de los alumnos, una de las
principales tareas del formador consiste en ayudarlos a ser
autosuficientes, contribuir a la construcción colectiva de
conocimientos. Y para ello, el trabajo en grupo y el aprendizaje
cooperativo puede ser una buena estrategia, puesto que favorece la
democracia y la solidaridad en el grupo y la autonomía en la
organización del propio aprendizaje.
Es necesario dedicar especial atención a la diversidad de intereses,
motivaciones, necesidades y habilidades de los alumnos adultos. Esta
heterogeneidad es positiva y enriquecedora si el formador sabe sacar
partido de ella y revertirla en beneficio del grupo. Pero puede ser un
elemento disolvente si el trabajo didáctico no la tiene en cuenta.
En los cursos virtuales, los alumnos adultos buscan la flexibilidad y
la libertad personal. Al mismo tiempo, necesitan la colaboración del
grupo y la relación social. Como señala Paulsen (1992), hemos de pensar
en combinar la libertad y la necesidad de compartir en un verdadero
programa educativo que sea flexible y, al mismo tiempo, cooperativo. La
flexibilidad del sistema se refiere básicamente a seis dimensiones:
tiempo, espacio, ritmo, entorno, acceso y curriculum:
Fuente: Paulsen (1992)
El grado de flexibilidad de estos elementos y del conjunto del
proceso de formación depende, en gran medida, del tipo de relación entre
el formador, los alumnos y los contenidos, es decir, cómo se organiza al
grupo para aprender, cómo se les ayuda a aprender y qué recursos se
seleccionan de los muchos que hay disponibles para facilitar ese
aprendizaje. La articulación de estos elementos se vehicula a través de
las actividades de enseñanza/aprendizaje.
- La educación online es comunicación mediada por
ordenador
La tercera dimensión fundamental de la educación online, a
nuestro juicio, es la comunicación mediada por ordenador. En una
publicación anterior de uno de los autores (Adell, 1998) ya se
trataron algunas de sus características más relevantes, por tanto aquí
solo ofreceremos un breve resumen.
Por "comunicación mediada por ordenador" entendemos la utilización
de ordenadores y redes informáticas para la transferencia,
almacenamiento y recuperación de información entre seres humanos
(Santoro, 1995). Los mensajes pueden ser sometidos a diversas
transformaciones relacionadas con el tiempo (comunicación síncrona o
asíncrona), la distribución (uno-a-uno, uno-a-muchos, muchos-a-muchos)
y la codificados en diversos tipos de media (texto, gráficos,
audio, video, hipermedia, multimedia, etc.). El contenido de la
información resultante puede contener una amplia gama de códigos que
las personas utilizan para la comunicación (December, 1996).
Entre las características de la comunicación mediada por ordenador
más destacables (Adell, 1998) figuran las siguientes: a)
multidireccionalidad (frente a la unidireccionalidad de los
broadcast media), b) interactividad (comunicación entre
personas), c) múltiples formas de codificación (texto, imagen, video,
hipermedia, etc.), d) flexibilidad temporal (comunicación síncrona y
asíncrona), e) flexibilidad en la recepción (multiples formas de
recibir/acceder a la información); y f) entornos abiertos y cerrados
(Internet vs. intranet).
El "aula virtual" (virtual classroom) es uno de los
conceptos que resume las posibilidades actuales de la enseñanza en
línea en la Internet. Un "aula virtual" es un entorno de
enseñanza/aprendizaje basado en un sistema de comunicación mediada por
ordenador (Turoff, 1995). Por tanto, funciona como "el espacio
simbólico en el que se produce la relación entre los participantes en
un proceso de enseñanza/aprendizaje que, para interactuar entre sí y
acceder a la información relevante" (Adell y Gisbert, 1997).
Un aspecto funcamental de las aulas virtuales es que, como afirman
Hiltz y Turoff (1993), no es la tecnología hardware y
software la que proporciona el potencial de mejora del proceso
educativo. Los entresijos de los mecanismos de comunicación deben
llegar a ser transparentes para los participantes. La tecnología
principal utilizada en la enseñanza online es pedagógica: el
aprendizaje cooperativo.
"El aprendizaje cooperativo se define como un proceso de
aprendizaje que enfatiza el grupo o los esfuerzos colaborativos entre
profesores y estudiantes. Destaca la participación activa y la
interacción tanto de estudiantes como profesores. El conocimiento es
visto como un constructo social, y por tanto el proceso educativo es
facilitado por la interacción social en un entorno que facilita la
interacción, la evaluación y la cooperación entre iguales (Hiltz y
Turoff, 1993).
- Roles docentes en la educación online
El
profesor o equipo docente que afronta un proceso de formación
online tiene que realizar diversas funciones:
Diseño del currículum: Diseño general del curso, planificación
de actividades, selección de contenidos y recursos de aprendizaje
disponibles, diseño de nuevos recursos, etc.
Elaboración de contenidos: La digitalización de todo tipo de
información permite la elaboración de materiales de enseñanza en
múltiples formatos (texto, gráficos, sonido, animación, fragmentos de
video, etc.) combinados en nuevos tipos de documentos en los que, como
rasgo fundamental, destaca la interactividad y la personalización
(hipermedia, multimedia, simulaciones, bases de datos, etc.). Sin
embargo, aunque la creación de materiales se ha visto facilitada por la
introducción de las nuevas tecnologías, es necesario el concurso de
talentos diversos para producir material educativo de calidad.
Tutorización y facilitación: En la enseñanza a distancia el
profesor actúa como facilitador del aprendizaje más que como dispensador
de conocimientos (el rol tradicional del profesor) directo o mediado a
través de los materiales (en la educación a distancia tradicional).
Evaluación: El equipo docente debe no solo evaluar los
aprendizajes de los estudiantes, sino el propio proceso formativo y su
actuación.
Apoyo técnico: Sobre todo al principio de todo curso en línea
es fácil que aparezcan problemas básicos en la configuración y operación
de la tecnología necesaria para la comunicación. La institución
responsable debe proporcionar ayuda técnica por medios alternativos
(teléfono, carta, etc.) a los estudiantes. Durante la formación, debe
continuar el apoyo técnico a los estudiantes.
7. La tutorización/facilitación en la enseñanza online
Así pues, uno de los cometidos esenciales del formador en la
educación online es actuar de organizador y facilitador de la
participación de los estudiantes. Esta función implica tres roles
complementarios en su tarea como dinamizador (Mason, 1991):
a) Rol organizativo: establece la agenda (objetivos, horarios, reglas
de procedimiento, normas) y debe actuar como líder impulsor de la
participación del grupo: pidiendo contribuciones regularmente,
proponiendo actividades en las que se deba dar una respuesta, iniciando
la interacción, variando el tipo de participación, no monopolizando la
participación...
b) Rol social: crear un ambiente agradable de aprendizaje,
interactuando constantemente con los alumnos y haciendo un seguimiento
positivo de todas las actividades que realicen y pidiendo que expresen
sus sentimientos y sensaciones cuando lo necesiten.
c) Rol intelectual: como facilitador educativo debe centrar las
discusiones en los puntos cruciales, hacer preguntas y responder a las
cuestiones de los alumnos para animarlos a elaborar y ampliar sus
comentarios y aportaciones.
Como dinamizador, el formador, puede proponer a sus alumnos que en
determinados momentos o actividades durante el curso compartan con él
algunas de estas funciones, para motivarlos e implicarlos positivamente
en su desarrollo.
Aunque para ser un buen moderador hay que dominar ciertas estrategias
y habilidades pedagógicas y de comunicación, la capacitación técnica no
lo es todo. La esencia de un buen moderador está en el entusiasmo, el
compromiso y la dedicación intelectual que ponga en la dinámica. Es
decir, en su propia actitud ante el curso, más que en sus habilidades.
De esta manera, sirve de modelo para la creación de ese clima de
aprendizaje que se necesita para la participación activa del grupo. Cada
formador puede tener un estilo pedagógico determinado -más centrado en
el alumno o más centrado en sí mismo-, por lo que cada uno debe
identificar y definir su propio estilo pedagógico y así desarrollar su
rol como formador, según el modelo educativo por el que se oriente
(Paulsen, 1995).
Cuando un formador diseña un curso virtual desde una perspectiva
pedagógica de formación activa, debe tener en cuenta que posiblemente
deberá reducir la cantidad de temas a estudiar en pos de un mayor
espacio para la participación y el intercambio de ideas. Una clase
directiva y centrada en la transmisión de información por parte del
formador requiere menos tiempo que una clase en la que los alumnos deben
asimilar los contenidos, trabajar en grupo, ponerlos en práctica y/o
compartir sus experiencias e ideas. Sin embargo, esto no descarta la
posibilidad de ofrecer información complementaria para aquellos alumnos
que, durante el curso o en el futuro, quieran profundizar o ampliar los
temas estudiados.
En cualquier caso, Hiltz (1995) señala diferentes tipos de
actividades a desarrollar por el formador como moderador de cualquier
debate o discusión en grupo:
- Introducir el tema de debate: relacionándolo con las lecturas u
otros materiales del curso e indicando claramente cuáles son los
aspectos o preguntas a las que deben responder los alumnos.
- Incitar, como si de una entrevista no estructurada se tratara, a
los alumnos para que amplíen y desarrollen los argumentos propios y
los de sus compañeros.
- Facilitar información: como experto en la materia, el formador
puede ofrecer información sobre estudios, recursos o hechos que ayuden
a desarrollar los temas de discusión, complementando los materiales ya
disponibles.
- Integrar y conducir las intervenciones, sintetizando,
reconstruyendo y desarrollando los temas que vayan surgiendo y
relacionándolos con la literatura y el tema.
- Globalizar los aprendizajes de manera que el tema de un debate se
relacione con temas anteriormente vistos, para facilitar a los alumnos
una estructuración más compleja y no demasiado compartimentada del
conocimiento que se va generando.
- Lanzar preguntas que puedan ayudar a los alumnos a descubrir
posibles contradicciones o inconsistencias en sus aportaciones.
- Resumir, a modo de conclusión, las aportaciones al debate,
haciendo hincapié en las ideas claves, antes de pasar a otro tema.
- Ayudar a los alumnos en sus habilidades de comunicación,
señalándoles, en privado, sus posibles mejoras para un mayor
entendimiento con el grupo.
8. (Algunas) conclusiones
(provisionales)
No queremos finalizar sin resaltar brevemente algunas ideas-clave que
han guiado nuestro trabajo en el diseño y desarrollo de cursos
online. Son las siguientes:
- La educación online es educación a distancia, generalmente
de adultos y que utiliza sistemas de comunicación mediada por
ordenador (aulas virtuales) como entorno en el que se comunican,
intercambian información e interactúan alumnos y profesores. Definir
el perfil del docente online implica tener en cuenta todos
estos factores.
- Las estrategias didácticas de la educación por correspondencia
(perfiladas en función de las limitaciones comunicativas de la
tecnología disponible en su momento y centradas en los materiales de
enseñanza y en una comunicación asimétrica entre el profesor y cada
uno de los estudiantes) ha dejado de tener sentido con introducción de
las nuevas tecnologías de la información. Se están incorporando
rápidamente nuevas perspectivas didácticas, como el aprendizaje
colaborativo, posibilitado por la comunicación simétrica,
multidireccional, multiformato, en un ambiente rico en recursos
formativos (materiales y personales) y por los entornos abiertos de
las redes informáticas y, especialmente, de la Internet.
- En las aulas virtuales, al aumentar las posibilidades de
interactuar y comunicarse entre sí profesores y estudiantes, el rol
del profesor es el de catalizador de los procesos educativos. No solo
por sus funciones en el diseño del curriculum, en la elaboración de
materiales o en el acceso a recursos personales y materiales de
aprendizaje, sino por su preparación didáctica específica para
favorecer las actividades de aprendizaje de los estudiantes.
- Los entornos tecnológicos de enseñanza/aprendizaje deben diseñarse
con criterios didácticos. No se trata de sustuir al cartero para
distribuir los materiales de estudio a una masa de estudiantes y al
teléfono para la consulta ocasional de dudas y problemas en el estudio
de los materiales. Se trata de un nuevo medio, muy dinámico, en el que
se pueden hacer cosas imposibles en la educación a distancia
tradicional. Por la misma razón, por las posibilidades comunicativas
que se abren a profesores y estudiantes, es necesario abandonar la
"perspectiva industrial" de producción en masa de productos idénticos
y adoptar una visión más personalizada y artesanal de un proceso
bastante más costoso de lo que se asume habitualmente. Si no es así,
nos encontraremos con los mismos perros con distintos collares.
Agradecimientos:
Los autores quieren agradecer al Centro de Formación Lluis Vives de
la Cámara de Comercio de Valencia la oportunidad de participar en el
curso de "Formación de Formadores Virtuales" que ha representado una
inmejorable oportunidad para reflexionar sobre los aspectos tratados en
la presente comunicación y de intentar ponerlos en práctica.
El primer autor participa en el proyecto PUPITRE, financiado por la
CICYT, cuyo objetivo es desarrollar un entorno de formación
online orientado por principios didácticos, y del que forman
parte investigadores de 8 universidades españolas.
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