Decenas
de personas saltaron del puente y fueron empujadas hasta caer al
río Tígris, en el que se ahogaron, mientras otras
murieron aplastadas por la multitud. La mayor parte de los muertos
eran mujeres y niños, dijo el teniente coronel Adnan Abdul-Rahman,
vocero del Ministerio del Interior.
“Nos
encontrábamos en el puente. Estaba completamente abarrotado.
Miles de personas me rodeaban”, dijo Fadhel Alí, un
sobreviviente de 28 años, sin zapatos y empapado tras nadar
en el río. “Escuchamos que un atacante suicida se encontraba
entre la multitud. Todo el mundo gritaba, así que salté
desde el puente al río, nadé y llegué a la
orilla. Vi mujeres, niños y ancianos que cayeron al agua
después de mí”.
El
puente en el que ocurrió la tragedia comunica el barrio de
Azamiya con el distrito de Kadimiya, donde se encuentra el tercer
santuario shiíta más sagrado de Irak. Luego del desastre,
miles de personas se lanzaron a las riberas del Tigris en busca
de sobrevivientes. Cientos de hombres se desvistieron e ingresaron
en las lodosas aguas para tratar de sacar los cuerpos sin vida que
pudieran estar en ellas.
Además
de las ambulancias, se utilizaron taxis y automóviles privados
para trasladar a las víctimas a los hospitales. En el momento
de tragedia, la temperatura llegaba a los 50 grados centígrados.
Hasta el momento se desconoce cuantos cadáveres pueden haber
sido tragados por el río.
El
primer ministro iraquí Ibrahim Jaafari decretó tres
días de duelo nacional, mientras que Muttaleb Mohammed, a
quien se ubica políticamente cerca del movimiento del jefe
radical shiíta Muqtada Al Sadr, pidió la dimisión
de sus homólogos de Interior y de Defensa, a los que responsabilizó
por la tragedia. |