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Félix
Alonso, dentro del vehículo que se ha convertido en
su hogar durante dos meses y que tiene aparcado a la
orilla de la laguna de Santa María del Monte del
Condado.
/ M. MARCOS
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M.J.
GARCIA OTERO
LEON.— Félix Alonso duerme desde hace dos meses en su coche
a la orilla de la laguna de Santa María del Monte del
Condado. El paraje es precioso, sobre todo en esta época en
la que el otoño comienza a teñir de ocre las hojas de los
robles. Sin embargo, Félix no ha elegido este lugar por su
belleza, sino porque no tiene otro sitio donde pasar las
noches después de que se separara de su mujer y una sentencia
le obligara a abandonar el domicilio conyugal.
Su precaria situación económica le
impide alquilar una vivienda, ya que se encuentra de baja por
depresión y cobra 480 euros al mes, de los que 100 son para
la pensión de su hijo menor, y otra gran parte para las
medicinas que debe tomar por su enfermedad. Félix Alonso, de
45 años, explica que los acontecimientos se precipitaron
cuando meses después de abandonar su ex mujer la vivienda
familiar ésta le denunció por malos tratos, lo que propició
que un juez dictara una orden de alejamiento y Félix tuviera
que dejar su piso.
Félix Alonso aclara que después de
25 años de matrimonio no hay ninguna sentencia condenatoria
contra él por malos tratos y asegura que la orden de
alejamiento es una medida cautelar.
La Asociación de Padres Separados de
León lleva varias semanas entrevistándose con responsables
de las distintas administraciones para conseguir que Félix
Alonso pueda ingresar en alguna casa de acogida, ya que alegan
que ha sufrido «persecución y maltrato psicológico» por
parte de su familia. Sin embargo, las casas de acogida para
mujeres maltratadas no admiten hombres, algo que desde la
Asociación de Padres Separados consideran injusto «porque
todos somos iguales ante la ley», explica el vicepresidente,
Esteban López.
De momento Félix Alonso, que no tiene
más familia que una hermana monja de clausura, continúa
durmiendo en su coche, aunque reconoce que no puede prolongar
durante mucho tiempo esta circunstancia porque los rigores del
invierno pueden acabar con él y ya comienza a notar las
heladas.
«Esta situación es muy dura, pero más
duro es tener que contarlo porque no encuentro salidas». Félix
confiesa que ha intentado suicidarse en dos ocasiones porque
padece una depresión profunda y que las condiciones de vida
que llevan no ayudan a superarla.
Mientras tanto su Peugeout 309 es su
casa, donde duerme y come a la espera de que alguna institución
se haga eco de su problema, aunque confía en que no
permanezca muchos días más aparcado a la orilla de la laguna
donde se asea e incluso bebe de sus aguas.
http://www.elmundo-lacronica.com/cronicadeleon/articulo_01.asp?idart=1786333&idcat=4030
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