Había
una rana verde
entre
la ova, en una charca,
más
allá de La Flamenca,
junto
al prado de las vacas.
Se
enamoró de un ranito
con
pintas verdes y azules,
y
la barriguita blanca.
Con
él, se bajó hasta el río
un
lunes por la mañana,
pues
les parecía de pobres
hacer
su vida entre espadañas.
La
avispa amarilla y negra
vestida
con muchas rayas,
fue
a libar en una rosa,
hija
de un rosal de vara.
Pero
se tuvo que ir,
porque
la echó por las malas,
una
mariposa azul,
con
lunares en las alas.
Una
Una
mariposa joven
hacía
burla de un pato,
desde
las ramas de un sauce
verde,
y con el tronco blanco.

Se
puso tan enrrollada
y
los ojos tan adormilados,
que
se la merendó sin pereza
un
zorzal de color nardo.

Te
bañaste en el río
frente
a la Barca de Añover.
Como
estaba el agua fría
te
quiso morder un pez.
Y
estabas tan rebonita
con
el bikini amarillo,
que
el pez, se escondió en la ova,
y
se dispuso a esperarte
para
el próximo domingo.
Te
plantastes
a pescar
en
la vuelta del Castillo,
y
picó el anzuelo un barbo
de
lomo marrón y amarillo.
Como
se quería largar,
tiraste
con tanto brío,
que
saltó hasta Pabellones
sobre
las ramas de un tilo.
Te
aplaudieron cuatro niñas
que
estaban saltando a la comba,
en
la Casa de Marinos.
Antonio Pizarro Luna.
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