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Fue
durante un mes de abril de 2003 cuando nos instalamos en el antiguo y
tradicional cine "Savoy" del barrio de Belgrano dispuestos a
ver "El Arca Rusa".
Ya
con bastante tiempo "en cartel", era la ultima semana de exhibicion
y, con gran expectativa, esa tarde de muchisimo calor ingresamos en
el viejo cine.
Desafortunadamente,
el viejo cine de pomposo nombre, carecia de refrigeracion, o por lo
menos no funciono aquel dia... aunque si funcionaron algunos obsoletos
ventiladores cuyo girar de aspas era tan lento que podia ser perfectamente
seguido por los clientes.
Resultaba
hasta gracioso ver corretear a Catalina I por metros y metros de gelida
nieve mientras nos abanicabamos con el siempre (salvo por esto y algun
que otro uso) inutil programa.
De
todos modos, los 30 grados sofocantes de calor no abatieron el entusiasmo
del escaso publico presente.
"El
arca rusa" nos resulto sencillamente magnifica y fascinante.
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Y
hasta profundamente conmovedora, en ciertos pasajes.
Asi se lo expresamos a un joven inmigrante ruso que abrio grandes sus
enormes ojos azules, acaso porque le costara entender porque esa obra
extraña habia impactado en una persona que poco y nada tenia en
relacion con la historia y cultura rusa.
Inmediatamente
nuestro interlocutor fruncio el ceño y no dejo de señalar
que esa majestuosa obra, el Hermitage, habia costado mucho dinero y
vidas, que todo ese lujo habia sido sustraido a las necesidades absolutamente
primarias del pueblo.
Por
supuesto que el modo de ver la vida habra dependido y mucho para quienes
estaban de un lado u otro del cristal, y los que estaban del lado de
afuera, con frio y hambre, eran millones.
Lo
sabemos.
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Y
sin embargo, creemos que aqui, lo que se exhibe es simplemente un excepcional
logro del ser humano.
Un exquisito despligue de todo su refinamiento como civilizacion.
Ya
las famosas Piramides, consumieron la vida de miles de personas, para
ser (al parecer) la simple tumba de un solo ser humano... Versalles
mismo, con todo su derroche de marmol y oro, construido y embellecido
a expensas de generaciones...
La
historia de la humanidad esta plagada de Piramides y Versalles, y de
todos modos, nos deslumbran, porque constituyen simbolos del intelecto
humano.
Sokurov,
lo sabe.
Lo sabemos todos. Pero no ha caido en el folletin facil y vulgar.
La idea de mi joven amigo ruso se encuentra omnipresente.
No hace falta declararla o denunciarla.
¿Sera
por que el objetivo es otro?
para nuestra pobre e ignorante opinion, creemos que si.
"El arca..." nos habla de la historia, la vida y la muerte,
la belleza...
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Nos
habla de sentir la vida y los objetos, de no perder verlos y admirarlos,
de no perder un solo dia de nuestras vidas.
Podra
objetarse que todo ese boato, esas ceremonias fastuosas son huecas cascaras,
que no dicen nada, que no significan nada... puro circo; pues, ¿como
pueden compararse con los vuelos filosoficos de los mas insignes maestros?
¿como pueden esas galas aparatosas tan iguales a otras explicarnos
el sentido de la vida?
Quiza
"El arca..." no se proponga semejantes aspiraciones.
A pesar de los cuestionamiento de la que es objeto, la pelicula de Sokurov
no es (ni pretende serlo) un documental historico.
Seria injusto exigirle aspectos que no pretende contemplar ni exaltar.
"El
arca..." es una bellisima fantasia que invita a cavilar sobre el
arte y la vida; a llenar y aprovechar nuestro espiritu absorbiendo al
maximo la oportunidad de estar vivos.
Hemos
elegido la ultima parte para nuestra galeria de imagenes, donde tiene
lugar un hermosisimo baile de gala acaecido en 1913, celebrando el tercer
centenario de la dinastia Romanov.
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Su
intensidad es sencillamente impactante, el gigantesco salon, la soberbia
orquesta, la brillante y deslumbrante corte se enmarcan en una austera
y noble decoracion.
Toda
esa gente, educada, elegante y refinada nos invita a compartir toda
su inmensa felicidad.
Nos parecen mas amigables y familiares que la glacial aristocracia inglesa
o la petulante nobleza francesa.
Es
quiza por ello que en ese salon, entre esplendidos caballeros con uniforme
y esbeltas damas, no nos sintamos extraños y podamos compartir
hasta la ultima de nuestras fibras esa danza que, ¡ay! quisieramos
durara por siempre.
Una
danza desbordante de alegria y galanteria... una danza de otros tiempos,
de tiempos antiguos.
Y Sokurov generosamente nos ha brindado la oportunidad de vivirla y
disfrutarla.
Eso
es solo un aspecto aunque importantisimo, de "El arca...",
el goce de la vida.
Quiza adentrandonos en este «imperio de los sentidos»
podamos descubrir, ¿por que no? uno de los verdaderos sentidos
de la vida.
Diario
Accion, noviembre de 2004
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