Treball : confecció de fitxa artística de l'Antinoo de Delfos ( segons el Sistema Valencià d'Inventaris).
Introducció general.
Castillo de Vincennes (Francia). Copia del Antinoo de
Delfos colocada contra el muro circundante sur del castillo. Vaciados de los
descubrimientos mas notables hechos en Delfos durante las excavaciones de
1892-1897 fueron exhibidos en París hasta los años 1920, siendo
Antinoo uno de los mas famosos, junto con el Auriga. Varias copias del Antinoo
debieron de ser hechas en esa época. Esta réplica reproduce
escrupulosamente las fracturas en las rodillas de la estatua original, pero las
fracturas adicionales por encima de los muslos son el resultado de una torpe
manipulación.
http://www.antinoos.info/copies3.htm
The story is fairly well-known: The Roman emperor Hadrian
(AD 76-138) fell in love with the boy Antinous (approx. AD 110-130). He
thereafter accompanied Hadrian on his extended trips through the Empire. At age
20, Antinous drowned himself in the Nile The sovereign mourned for his friend
for the rest of his life. He ordered the foundation of a city, Antinoopolis, at
the place where Antinous had died. At his old-age residence, the
Villa in Tivoli, he surrounded himself with statues and busts of
Antinous. A star or constellation was named after Antinous. Throughout the
Roman Empire, cities that were indebted to Hadrian gave their respective
city-god the epithet Antinous and put up statues of this idol. A cult of the
god Antinous arose, and temples were built in his honor. As a result, images of
the young man are the most frequently found ancient statues in the
Mediterranean area. His cult achieved some significance, mainly in the eastern
part of the empire, and is attested through the end of the 5th century. (Pàgina
dedicada a l'estudi de la estàtua així com als aspectes
històrics i tècnics)
http://www.artehistoria.com/frames.htm?http://www.artehistoria.com/historia/obras/8239.htm
En la frontera existente entre el retrato y la estatuaria
ideal se encuentra la más original de las creaciones inspiradas por
Adriano, la que más cerca le permitió llegar a la esencia del
arte griego, las efigies de Antinoo, sensuales e ideales a la vez. Muerto en
Egipto en misteriosas circunstancias, en el año 130, Adriano
sintió tanto su pérdida que no vaciló, en el país
de Osiris, en resucitarlo y divinizarlo ante el mundo entero. Nacía una
nueva estrella, identificada con Diónysos, con Apolo, con Silvano... Las
versiones son tantas en estatuas y relieves, tan distintas y tan
homogéneas a la vez, que alguien, y no otro que Adriano, hubo de
aleccionar a los artistas para que restableciesen la armonía del
semblante y del cuerpo desnudo como hacían los griegos, y evitasen el
ridículo contraste que se producía entre la cabeza y el cuerpo de
todos los emperadores representados como dioses.
Las melancólicas ruinas de Villa Adriana han
entregado por fin su secreto: el templo dedicado al joven Antinoo, a quien el
emperador Adriano declaró divino (més)
“Il semble, tant la chair est souple, qu'elle vive et palpite, et la poitrine vigoureuse semble gonflée d'un souffle sain et puissant. Les jambes sont fines et d'un galbe charmant» (Théophile Homolle, 18) :
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