El líder
mueve montañas
Inspirando en su gente la pasión y compromiso por su
trabajo.
El líder y sus seguidores deben unirse en torno a una
visión compartida. Los líderes logran influir en el
comportamiento de las personas, porque son capaces de
representar sus deseos más profundos, inspirándolos a
creer que pueden trepar las montañas que siempre
creyeron demasiado altas.
Sin embargo, más allá del establecimiento de metas y
expectativas apropiadas y razonables es necesario
establecer un conjunto de incentivos tangibles e
intangibles que mantengan animados a los seguidores.
Las personas comunes hacen cosas extraordinarias
Una nueva generación de líderes ha descubierto que no
se pueden comprar la lealtad, el corazón y la pasión por
el trabajo, imaginación o talento de una persona.
Por eso las empresas están diseñando culturas en las
que las personas deseen realizar su trabajo de manera
natural, no sólo por retribuciones externas, sino
también por la satisfacción que proviene de realizar un
trabajo interesante y de valor para la compañía donde se
trabaja. Y, aunque las estrategias de esas personas
mejoran los resultados finales, también originan otro
beneficio: ellas desean permanecer en la empresa y cada
día dar más de sí mismos.
Hoy las empresas son excelentes a la hora de
responder a las quejas, peticiones y caprichos de los
clientes. Sin embargo, las sugerencias y las preguntas
que proceden de las personas competentes de la
organización no se toman habitualmente en cuenta. Sam
Walton, el fundador de Wal-Mart, decía que los empleados
tardan pocas semanas en empezar a tratar a los clientes
como la compañía los trata a ellos.
En su empresa ¿tratan igual a los empleados y a los
inversionistas? Esta es una pregunta interesante que
todo líder en la empresa debe hacerse ya que los
empleados podrían considerarse inversionistas que
aportan su talento como capital. Cada organización
depende de que sus gerentes motiven a las personas. A
pesar de esto, la motivación es un proceso muy difícil,
porque como hemos visto las personas responden de manera
muy distinta a los mismos estímulos.
Para algunos el principal motor de su conducta es el
dinero; para otros, la realización personal. Lo que lo
motiva a usted no necesariamente lo motiva a sus
colegas.
Pero ¿qué es la motivación? La motivación es un
concepto que utilizamos para describir las fuerzas que
actúan sobre un empleado y que inician o dirigen su
conducta. Los gerentes prefieren empleados motivados
positivamente porque son los que se esfuerzan por
encontrar la mejor manera de realizar su trabajo, se
encuentran interesados en que sus productos o servicios
sean de alta calidad, quieren trabajar y formar parte de
un equipo y están interesados en ayudar, apoyar y
estimular a sus compañeros.
La dificultad radica en que es improbable que se
pueda establecer un conjunto de medidas de aplicación
general para motivar a distintos empleados y directivos.
La diversidad entre las personas da lugar a distintas
necesidades y objetivos. Para poder predecir la
conducta, el gerente debe tener algún conocimiento de
las necesidades y objetivos de los empleados y de las
acciones que están dispuestos a emprender para
alcanzarlos.
La diversidad de nuestras motivaciones
Una responsabilidad esencial de un líder ejecutivo es
motivar a su gente. Pero, esto no es una tarea fácil.
Sabemos que las personas actúan por diferentes
motivaciones. Si sabemos cuáles son y se asignan tareas
en función a éstas, aprovecharemos mejor los potenciales
del personal en las compañías y aumentaremos su
productividad.
¿Cómo tratar con individuos y grupos cuyos niveles de
motivación son diferentes y cambian con el tiempo? ¿Cómo
se puede entusiasmar y comprometer a las personas,
especialmente en tiempos difíciles?
Se han elaborado muchas teorías para explicar la
motivación de las personas en el trabajo (1) . Pero
todas comparten una misma dificultad. La motivación no
es observable, y más aún, es difícil medirla en forma
directa. Es una hipótesis que nosotros elaboramos para
explicarnos lo que mueve a otra persona a comportarse de
una determinada forma. Es, en consecuencia, una
inferencia que puede o no ser acertada. Por ejemplo, al
ver el auto de un amigo estacionado frente a un
restaurante, suponemos que ha entrado a servirse algo
porque tenía hambre. Pero esta inferencia puede no ser
correcta, ya que nuestro amigo puede estar allí para
hablar sobre un trabajo con el gerente.
Las teorías más populares plantean que nuestras
necesidades básicas son la fuente de motivación más
importante. Las necesidades son carencias que
experimenta un individuo en un determinado momento.
Estas carencias pueden ser fisiológicas (como el
hambre), psicológicas (como la necesidad de autoestima)
o sociológicas (como la necesidad de pertenencia o
afiliación). Cuando las personas tienen necesidades de
este tipo están más sensibles a los esfuerzos
motivacionales del líder.
En el contexto de la organización, el proceso
motivacional está orientado a los objetivos o
resultados. El logro de los objetivos deseados son
fuerzas que atraen a las personas y dan lugar a
recompensas y sanciones. Esta es la visión racional de
la gestión, que en nuestro país se asocia al estilo de
ingenieros y economistas. Esta visión ha ido cambiando
paulatinamente. Al estar en presencia de organizaciones
más planas, sin jerarquías que controlen y dirijan, ni
reglas que deban ser seguidas, ¿qué nos asegura que los
empleados actúen responsablemente? La respuesta es la
pasión y compromiso por su trabajo, lo cual no está
basado precisamente en la razón.
Tipos de motivación en la organización
A pesar de la diversidad presente en el
comportamiento organizacional, se ha observado que los
tipos de motivación más frecuentes en el medio ambiente
laboral son las siguientes:
1. Motivación por logro: es un impulso por vencer
desafíos, avanzar y crecer. Se ha comprobado que los
países que cuentan con un mayor número de personas
motivadas hacia el logro personal, tienden a manifestar
un desarrollo económico y social más rápido. Este tipo
de motivación conduce a metas e impulsos más elevados,
ya que las personas trabajan mejor y alcanzan adelantos
más sobresalientes.
2. Motivación por competencia: es un impulso para
realizar un trabajo de gran calidad. Los empleados que
siguen esta motivación se esfuerzan por obtener un gran
dominio de su trabajo y crecimiento profesional.
Generalmente buscan realizar buenos trabajos debido a la
satisfacción interna que obtienen de ello. Al realizar
una tarea excelente, perciben una profunda satisfacción
interior por su triunfo. Las personas motivadas por la
competencia esperan también que sus colaboradores
desarrollen trabajos de gran calidad, y suelen
impacientarse cuando estos realizan trabajos
deficientes.
3. Motivación por afiliación: es un impulso que mueve
a relacionarse con las personas. Las comparaciones de
los empleados motivados por el logro o el triunfo con
los que se inspiran en la afiliación, nos muestran la
manera en que estos dos patrones influyen en la
conducta. Los que se interesan por el triunfo, trabajan
con mayor ahínco cuando reciben una retroalimentación
específica sobre sus éxitos y fracasos. Sin embargo, las
personas que tienen motivaciones de afiliación laboran
mejor cuando reciben alguna felicitación por sus
actitudes favorables y su colaboración.
4. Motivación por autorrealización: es un impulso
centrado en la necesidad de realización personal, es la
tendencia del hombre a llegar al máximo de lo que puede
ser, a utilizar y aprovechar plenamente su capacidad y
su potencial.
Evidentemente, cada persona siente la necesidad de
manifestar de una forma específica su propia identidad,
y por tanto, la tendencia a la autorrealización motiva
comportamientos muy diversos, todos ellos dirigidos a un
aprovechamiento de las propias capacidades.
5. Motivación por poder: es un impulso por influir en
las personas y las situaciones. Las personas motivadas
por el poder tienden a mostrarse más dispuestas que
otros a aceptar riesgos. En ocasiones emplean el poder
en forma destructiva, pero también lo hacen
constructivamente para colaborar con el desarrollo de
organizaciones de éxito. Un estudio de la motivación del
poder reveló que las personas motivadas por este factor
llegan a ser excelentes gerentes si sus ambiciones se
encauzan hacia el poder organizacional más que hacia el
poder personal. El poder organizacional es la necesidad
de influir en la conducta de los demás para el bienestar
de la organización como un todo.
Inspirando la pasión y compromiso por su trabajo
Cuando las organizaciones requerían sólo obediencia
de sus empleados, la compraban con dinero y otros
beneficios materiales. En términos de la motivación,
éstas son recompensas extrínsecas e incluyen los
salarios, bonificaciones, comisiones, beneficios, etc.
Son entregadas por los supervisores para asegurarse de
que el trabajo se hace bien y que se han seguido las
reglas. En estas organizaciones sólo se necesita comprar
el comportamiento; no se considera la iniciativa o el
compromiso; no se apela a la pasión o entusiasmo de los
empleados, ni siquiera a su inteligencia... y esto era
todo lo que la gestión de personas podía ofrecer.
Hoy en día se ha ido imponiendo un nuevo tipo de
relación entre la empresa y sus empleados. Los temas
motivacionales son más complejos y demandantes. Una
supervisión estrecha basada sólo en reglas claras ya no
es posible. Los empleados necesitan sentirse autónomos,
lo que requiere de mayor iniciativa y compromiso. Las
recompensas extrínsecas no son suficientes. La
motivación depende de pasiones y satisfacciones más
profundas. En este nuevo contexto organizacional, la
motivación intrínseca es vital.
Las nuevas prácticas de trabajo permiten una mayor
posibilidad de recompensas intrínsecas. Estas vienen
directamente de lo que hace una persona; satisfacciones
como el orgullo de un artesano o el poder ayudar a un
cliente. Esto no significa que la motivación extrínseca
no sea importante. Investigaciones recientes demuestran
que éstas se complementan. Las recompensas extrínsecas
pasan al primer plano cuando los empleados sufren de
necesidades o carencias, cuando tienen necesidad de
dinero, cuando sienten que no son recompensados
equitativamente, o cuando están contemplando un cambio
de trabajo. El resto del tiempo las motivaciones
extrínsecas pasan a un segundo plano. Ahí toman fuerza
las recompensas intrínsecas, que mantienen a las
personas animadas y trabajando al máximo. Es importante
no sólo esperar llegar a la meta, sino ir disfrutando el
camino.
Motivar a las personas apelando a la motivación
intrínseca pone en juego todas las capacidades de
gestión de un líder ejecutivo. El dirigir a través de
las motivaciones intrínsecas ha llegado a ser crucial
para retener a los mejores en una organización. Los
líderes exitosos se destacan porque la fuente de su
motivación es interna. Están llenos de energía y se
sienten apasionados por su trabajo. En general
consideran que lo que hacen tiene mucho sentido y creen
en lo que están empeñados en lograr. También se ven a sí
mismos como ayudando a otros, se sienten satisfechos de
lo que hacen y orgullosos de las ideas novedosas que se
les ocurren.
La lección que se deriva de todo esto es que las
personas deben mirar no sólo el logro de una meta, el
completar una tarea, o el cumplimiento de un compromiso.
Todo esto es muy relevante, pero no es suficiente. Las
personas también deben sentir que el trabajo tiene
sentido por la forma en que éste se desarrolla. El
trabajo debe producir satisfacción y ser una fuente de
desarrollo personal y profesional. Las personas deben
pasarlo bien en el trabajo y sentir que el esfuerzo que
están haciendo vale la pena.