La gestión del cambio aparece
como nueva área de conocimiento
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La "gestión del cambio" ha surgido como
disciplina diferenciada, en gran parte, a consecuencia de los fracasos
registrados en muchas organizaciones, durante los últimos 30 años, al
intentar adaptarse a a nuevas circunstancias o cuando trataron de
asimilar las nuevas tecnologías o de recomponerse después de
reestructuraciones, fusiones o absorciones.
Este nuevo cuerpo de conocimiento se ha empezado a
desarrollar durante los años 90 y ahora, en el curso de la presente
década, se encuentra en fase de consolidación, diseminación y adopción.
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Aplicación a la esfera
individual del conocimiento sobre gestión del cambio en las
organizaciones
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Pero el cambio no sólo afecta a las organizaciones
sino también a cada una de las personas consideradas individualmente.
Las organizaciones están formadas por individuos y no
se puede esperar que con acciones de estrategia organizacional se logre
aumentar la flexibilidad, si los individuos que la integran no logran
aumentar substancialmente su capacidad de cambio, al mismo tiempo.
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Formas
de reacción individual
frente a los cambios
La
reacción individual frente a los cambios puede adoptar distintas formas,
susceptibles de ser descritas como etapas de un proceso de maduración.
La
diferencia que se aprecia entre esas etapas depende de:
- a) El grado de conciencia
que se tiene de los cambios en curso,
- b) El marco conceptual
que se usa para percibir y entender la mecánica interna del cambio,
- c) La destreza emocional
para afrontar las emociones producidas por el cambio,
- d) La percepción de la
posibilidad de modificarse intencionadamente a sí mismo,
- e) El desarrollo de la
capacidad para llevar a cabo esa transformación personal
La gradación de las etapas se representa aquí como una
serie de plataformas que van desde la más baja, donde la conciencia del
cambio es muy ténue, hasta la más alta en la que los cambios se realizan
con gran energía, convicción y pericia.
Una misma persona suele actuar la mayor parte de las
veces desde una de esas plataformas pero en determinados temas o momentos
puede actuar desde otra platafoma adyacente, sea la inmediatamente
superior o la inmediatamente inferior.
También es posible que esa persona, a lo largo de su
vida, se desplaze hacia arriba o hacia abajo en esta escala. Si logra ir
aumentando su capacidad de cambio se irá desplazando hacia las plataformas
superiores. Pero si, con el paso del tiempo, se hace cada vez más rígida,
frágil o huidiza frente a los cambios, irá descendiendo hasta las
posiciones más bajas.
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Plataforma 1
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Conciencia confusa de la
existencia del cambio personal
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En la
primera plataforma hay una fuerte predisposición a creer que nada cambia
y se desea que todo permanezca igual, en la medida de lo posible.
A lo
sumo, y como mucho, se está dispuesto a admitir que hay algunos procesos
cíclicos, que siempre vuelven a empezar por el mismo sitio que la vez
anterior o de una manera similar.
Cuando
acontece un cambio radical, algo realmente nuevo que resulta imposible
ignorar o desandar, las ideas de siempre no sirven de gran cosa para
encontrar un sentido a lo que acontece. De esta manera no se acaba de
entender bien lo que pasa y se asume como una fatalidad, como algo
incomprensible contra lo que nada puede hacerse.
Lo más
característico de esta primera plataforma es que, en la medida de lo
posible, el cambio se niega, se ignora o se asume pasivamente y se sufre
como una calamidad.
El
comportamiento está muy ritualizado y se considera que las fórmulas de
actuación de eficacia probada en el pasado deben repetirse una y otra vez
de la misma manera, sin que importe que las circunstancias ya no sean las
mismas que antes.
En
consecuencia, en esta plataforma, la destreza para afrontar cambios es
muy baja.
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a)
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Grado de percepción de los cambios que se hallan en
curso
|

muy bajo
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b)
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Nivel de conocimiento sobre la mecánica de los procesos
de cambio
|

muy bajo
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c)
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Destreza emocional para manejar las emociones producidas
por el cambio
|

muy bajo
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d)
|
Percepción de la necesidad de modificarse a uno mismo
|

muy bajo
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e)
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Capacidad para llevar a cabo esas modificaciones
|
muy
bajo
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Plataforma 2
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Intentos de evitar cualquier
tipo de cambio
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Un
poco más arriba, en la segunda plataforma, se adquiere algo más de más
conciencia sobre los cambios que se hallan en curso, pero en la medida de
lo posible, lo que se intenta fundamentalmente es evitarlos.
Si
resultara imposible, algunos intentarán adaptarse y acomodarse a la nueva
situación pero lo harán sin demasiada pericia y su respuesta será, sobre
todo, defensiva y acomodaticia.
La
actitud fatalista y resignada de "o
ignorar o apechugar", que era lo más característico del
nivel anterior, se transforma aquí en un comportamiento más activo que
puede tomar tres formas:
- evitación
- resistencia y
obstrucción, o bien
- adaptación.
En
esta plataforma todavía se anhela continuar siendo lo que se era, permanecer
allí donde se estaba y seguir haciendo lo que se venía haciendo
anteriormente. Cuando todo eso resulta manifiestamente imposible,
entonces se trata de postergar o sortear el cambio, por todos los medios.
Este
tipo respuesta está muy enraizado en el acerbo popular y queda
perfectamente reflejado en la sentencia que reza "Virgencita, Virgencita, que me quede como
estoy".
Sin
embargo, en el siglo XXI, la pretensión de detener el cambio es de todas
formas vana. Aquellos que logran con éxito permanecer inmutables, en el
mismo cúmulo de rutinas y en el marco de una misma situación, logran la
ilusión de haber estabilizado su estado, pero siguen transformándose de
una forma lenta e ineluctable en algo que es cada vez menos flexible, más
apoltronado, deslizándose en un proceso de decadencia personal.
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a)
|
Grado de percepción de los cambios que se hallan en
curso
|
bajo
|
b)
|
Nivel de conocimiento sobre la mecánica de los procesos
de cambio
|
muy bajo
|
c)
|
Destreza emocional para manejar las emociones producidas
por el cambio
|
muy bajo
|
d)
|
Percepción de la necesidad de modificarse a uno mismo
|

muy bajo
|
e)
|
Capacidad para llevar a cabo esas modificaciones
|
muy
bajo
|
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Plataforma 3
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Reconocimiento y aceptación de
los cambios en curso
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Las
personas que logran encaramerse hasta la tercera plataforma perciben los
cambios en curso más fácilmente y empiezan a comprender que la vida es en
realidad un proceso de cambio sin fin.
Han
empezado ya a abadonar la ilusión de que todo debería permanecer tal cual
está y empiezan a sospesar la idea de que se están transformando y de
que, a su alrededor, todo está evolucionando constantemente.
Desde
esta plataforma se empieza a entrever que nada permanece tal como estaba
en el momento anterior. Incluso cuando la transformación es muy lenta o
poco perceptible, se reconoce que está en marcha, que es imparable e inevitable.
Estos
primeros atisbos de la conciencia del cambio no significan, sin embargo,
una plena comprensión de todos los cambios en curso. Todavía se ignoran o
niegan muchos y, con frecuencia, se ofrece resistencia a otros.
Con
todo, se produce ahora una inflexión importante respecto a las etapas
anteriores. Más allá de la mera resistencia o la negación, se empieza
ahora a sentir la necesidad de saber si se puede influir sobre algunos de
esos cambios y cómo debería procederse para lograrlo.
Hay
por tanto tres novedades importantes en la tercera plataforma:
- Se empiezan a reconocer
y a aceptar algunos cambios
- Se empieza a renunciar a
comportamientos de resistencia y
- Se empieza a
experimentar la necesidad de encauzar y de aprender a manejar
algunos resortes de la transformación
Llegar
hasta aquí supone haber dado un paso qualitativo importante.
En la
tercera plataforma, en ocasiones, el cambio puede incluso buscarse
activamente. Eso es lo usual sobre todo entre personas que quieren
prosperar, pero hay aquí un matiz que no debemos soslayar.
En
esta plataforma, aun cuando haya cambios que se desean y se promueven
activamente, no se ha extinguido todavía un anhelo fraguado en las etapas
anteriores. El objetivo a largo plazo todavía tiene que ver con la
construcción de una estabilidad.
Esos
cambios que se buscan y se emprenden son un medio con el que se espera
alcanzar una posición final de estabilidad. El propósito último es la
construcción de un nicho vital en el que anidar para ponerse a salvo de
los avatares de otros cambios e inclemencias ulteriores.
Se
espera que, una vez alcanzada la meta de un "retiro" estable,
se podrá aflojar el esfuerzo porque, a partir de aquel momento, se espera
que solo serán necesarias algunas tareas de contención y mantenimiento.
El
final de este proyecto de vida, es todavía la llegada a una posición de
resistencia y de defensa. El cambio se admite provisionalmente, pero la
mirada continua puesta en un horizonte de estabilidad que todavia es a
donde se quiere llegar y en donde anhela permanecer.
Aunque
persiste este resíduo de las etapas anteriores, en esta plataforma
aparecen los primeros intentos de dar forma al cambio y de controlar
mejor sus consecuencias, así como las emociones que despierta.
Si la
estretagia anterior de resistencia tenía por objeto evitar esas
emociones, ahora ya no se rehuyen tanto y uno se dispone a resolver cómo
las vive, las afronta y las controla.
|
a)
|
Grado de percepción de los cambios que se hallan en
curso
|

medio
|
b)
|
Nivel de conocimiento sobre la mecánica de los procesos
de cambio
|

bajo
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c)
|
Destreza emocional para manejar las emociones producidas
por el cambio
|

bajo
|
d)
|
Percepción de la necesidad de modificarse a uno mismo
|

muy bajo
|
e)
|
Capacidad para llevar a cabo esas modificaciones
|

muy bajo
|
|
Plataforma 4
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Hacia el aprendizaje de nuevas
maneras de vivir los cambios
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A
partir del momento en que los cambios se admiten o se empiezan a buscar
activamente, muy pronto se pone de manifiesto la dificultad de ser eficaz
cuando uno se ve arrastrado por sus turbulencias. Y se comprueba que el
cambio resulta tanto más árduo cuanto más intenso, rápido y produndo es.
Con
todo, hay todavía en esta plataforma una fuerte inclinación a re-utilizar
recetas ya conocidas.
De
esta forma, se usan una y otra vez las mismas formas de pensar, los
mismos marcos institucionalizados y las mismas pautas de respuesta
emocional que parecen haber funcionado razonablemente bien en el pasado,
cuando la intensidad del cambio era mucho menor y sus característcas eran
otras.
Inflexiones que acontecen
en la cuarta plataforma
El bagaje cultural deja de ser considerado como un recurso
y empieza a ser visto como una rémora
Tan
pronto como se lleva un cierto tiempo actuando desde la cuarta
plataforma, se empieza a poner de manifiesto que, cuando los cambios
arrecian de verdad, no sirve de mucho el equipaje de habilidades e ideas
acumuladas a lo largo de la vida. Se descubre entonces que este bagaje
es, a veces, insuficiente.
En las
plataformas anteriores, el bagaje cultural acumulado no sólo se
consideraba suficiente, sino incluso como un acerbo irrenunciable que
debía mantenerse intacto y sin menoscabo.
Por el
contrario, en la cuarta plataforma, este bagaje no sólo se revela
insuficiente, sino que, además y en ocasiones, parece actuar como un
freno o un obstáculo.
De
todas formas, en este punto, el despliegue de nuevas maneras de pensar y
de actuar resulta muy árduo y complicado por causa de la fuerza con la
que las maneras anteriores se resisten a perder su hegemonía.
Se abandona el ideal de estabilidad y
se reemplaza por el ideal de la transformación
Si en la tercera plataforma el objetivo final de los
cambios era la construcción de una madriguera final de estabilidad, en la
cuarta plataforma el objetivo a largo plazo apunta hacia una dirección
completamente distinta.
El
destino final ya no se concibe como un retiro apacible colmado de
equilibrio, como un nicho definitivo, en donde encontrar cobijo,
estabilidad y protección. Lo que se empieza a vislumbrar ahora es el
deseo de alimentar y sostener permanentemente un sutil estado de
desequilibrio que permitirá mantener indefinidamente el proceso de la
propia transformación.
De
esta manera, el anhelo de felicidad empieza desligarse de la idea de un
refugio plácido e inexpugnable y se plasma en otra imagen cuya apariencia
se asemeja más bien a un camino serpenteante, siempre al borde del
abismo, pero que conduce a regiones de cambios más intensos que son, al
mismo tiempo, muy prometedores.
Esta
es la otra inflexión importante que se gesta a medida que se abandona la
cuarta plataforma y uno se asienta y se consolida en la quinta.
Será
allí donde la conciencia del ideal de la transformación acabará de
fraguase y adquirirá mayor contorno y más consistencia.
Al
abandonar el ideal de equilibrio y estabilidad y empezar a acariciar el
ideal de la propia transformación, se necesita naturalemente modificar
también la manera de pensar, de sentir y de manejar la propia integridad.
De
esta manera, cambian los conceptos últimos que se utilizan para preservar
la continuidad de la existencia.
Despertar de la conciencia
de la auto-organización
Entre la plataforma cuatro y la plataforma cinco se inicia
también el despliegue de la conciencia a cerca de los procesos de
auto-organización.
La creación de nueva realidad ya no se concibe como el
cumplimiento de un plan cerrado y pre-establecido, descrito de antemano
detalladamente, sino como el resultado de un proceso jalonado de
encrucijadas, a veces imprevisibles y de resultado incierto.
La aparición de este nuevo estado de conciencia tiene
una importancia extrema a la hora de dilucidar, en última instancia, lo
que es el cambio, en qué consiste y cual el su sentido.
Ya no se piensa en el cambio como algo que va a
producir un resultado totalmente predecible y conocido de antemano, de
acuerdo con lo prescrito en una planificación muy datallada.
Ahora se piensa más bien que se trata de un rosario de
encrucijadas cuyas características y resultados últimos todavía no se
conocen plenamente, lo cual es un atributo propio de los procesos de
auto-organización.
Cuando el cambio se contempla como el resultado de un
proceso de auto-organización, la previsibilidad cae y la incertidumbre
crece exponencialmente.
De todas las inflexiones que acontecen en las
distintas plataformas, la irrupción de la conciencia de los procesos de
auto-organización es probablemente una de las más cruciales porque
modifica radicalmente las maneras pensar sobre la generación del futuro.
Al introducirse y empezar a adquirir experiencia en el
manejo de los procesos de auto-organización se comienza a desarrollar la
capacidad para fluir, a tiempo que se reduce la vulnerabilidad frente al
miedo y al temor.
A estas
alturas, pronto se descubrirá que cuanto más se logra fluir, tanto mayor
será la sensación de bienestar y felicidad.
(Véase las
distintas formas
de construcción del futuro)

|
a)
|
Grado de percepción de los cambios que se hallan en
curso
|
medio
|
b)
|
Nivel de conocimiento sobre la mecánica de los procesos
de cambio
|
medio
|
c)
|
Destreza emocional para manejar las emociones producidas
por el cambio
|
bajo
|
d)
|
Percepción de la necesidad de modificarse a uno mismo
|
bajo
|
e)
|
Capacidad para llevar a cabo esas modificaciones
|
muy bajo
|
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Plataforma 5
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Para poder seguir adelante hay
que asumir que es necesario dejar de ser lo se era
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En la
plataforma 5, las adquisiciones más recientes empiezan a dar sus frutos:
- Las partes más estimadas
y eficaces del bagaje cultural se aprecian y se conservan, pero esto
no impide que se abandonen para
siempre otras partes, tal vez igualmente
entrañables, pero que se consideran menos útiles o ligadas a
estructuras que se desea abandonar. El pasado y la cultura heredada
ya no se consideran como un todo monolítico que se acepta o se
rechaza en bloque.
- Los valores de la
estabilidad también se abandonan y se reemplazan por los de la fluidez y la transformación.
- Aunque ya no se pretende
la persistencia de lo mismo de siempre, se desea salvaguar la continuidad. La
identidad se modifica, pero durante el proceso nada se desconecta
abruptamente del pasado más inmediato.
- Las ideas sobre la
auto-organización se perfilan más y, sobre todo, empiezan a
abandonar el campo de las ideas y especulaciones teóricas y se
proyectan sobre la práctica, en las situaciones reales y cotidianas.
Todo
esto va a preparar el terreno para la floración de una nueva manera de
ver y de vivir el cambio. Si inicialmente el cambio se veía como un
suceso externo, como una alteración de las circunstancias, ahora se
empieza a ver también como una transformación interior.
Cambio del sentido de uno mismo e inicio
del pilotaje de la tranformación personal
En esta quinta plataforma, cuando uno afronta un cambio,
no se limita a gestionar los acontecimientos que tienen lugar a su
alrededor sino que además se dispone a emprender la aventura de su propia
transformación.
Este
ejercicio no es fácil en absoluto y pronto se comprende que la habilidad
para realizarlo al principio es muy limitada, aunque sea susceptible de
ampliación y progresivo refinamiento.
Es así
que, en este punto de la ascensión, se acomete la propia transformación
con mucha más determinación. Y emerge entonces un creciente interés por
hacerse cada vez más diestro en la navegación por el océano de la propia
metamorfosis.
En la
práctica contidiana, esto quiere decir que se barruntan y acomenten
ciertas "reformas" de mentalidad:
- en las convicciones,
- en la manera de pensar y
valorar las cosas,
- en la forma de funcionar
emocionalmente,
- en el estilo de vida que
se practica y, por encima de todo,
- en la percepción del
sentido de la existencia.
Estando
así las cosas, lo que despunta ahora son tres cosas nuevas:
1) una nueva idea de uno mismo, no ya como algo estable y concreto
sino como una entidad intrínsecamente cambiante.
Pocas
cosas hay que nos sean más cercanas que las ideas que cada cual alberga a
cerca de sí mismo.
Esas
ideas son lo que preside todo lo que hacemos, acotan lo que nos
proponemos y modulan todo aquello que sentimos.
En el
centro de lo más periférico ("soy independiente", "soy
sensible", soy tenaz", etc.) se halla el núcleo que contiene la
idea más básica de todas. En este núcleo reside para cada uno el
arquetipo individual irrepetible que puede ser entendido de dos maneras:
1
|
Como un arquetipo de contenido perenne (es una idea
propia de las plataformas anteriores)
|
2
|
Como un arquetipo de contenido cambiante (es una nueva
idea que empieza a despuntar en la quinta plataforma)
|
Efectivamente,
de las plataformas anteriores se llega con la impresión de que, en cada
momento, uno sólo es la versión contingente de una identidad individual
arquetípica inmutable.
Pero
ahora la identidad se empieza a asentar sobre la impresión de que, en lo
más hondo, uno consiste
justamente en la evolución de ese arquetipo.
De
esta manera, se empieza abandonar la idea de uno mismo como una versión
particular de algo inmanente que estaba definido de una vez por todas.
Con esa visión, la noción del cambio permanecía recluida en el espacio
angosto de unas variaciones alrededor de un núcleo estable, como algo que
el crecimiento expande, el esfuerzo inteligente refina y la decadencia
contrae.
En la
quinta plataforma, esto se hace distinto y gana terreno la idea de la identidad en la transformación, que
cavalga sobre un arquetipo
cambiante.
Sus
fronteras y contenidos son también contingentes y su principal seña es
una transformación que se propaga en el tiempo, bajo el influjo de un
gran número de condicionantes:
a) condicionantes ambientales
|
(el efecto de todo lo que se percibe y de todo lo demás
que existe efectivamente alrededor de uno mismo, aunque escape a la
conciencia)
|
b) condicionantes homeostáticos
|
(el efecto de inercia de los estados precedentes, que va
desde el código genético inicial, hasta los hábitos, las rutinas y
otros comportamientos y pensamientos automáticos)
|
c) condicionantes de la conciencia y del subconsciente
|
(todo lo que uno piensa, siente y proyecta, todo lo uno
cree que existe o que considera factible, todo lo que uno se propone, y
todas las pulsiones e inclinaciones inconscientes que afloran y actúan
por su cuenta)
|
En la
quinta plataforma, la noción de uno mismo se transmuta de algo estable que integra mal el entorno
a algo inestable que está mucho
más embebido en el entorno.
Desde
esta cognición resulta mucho más facil reconocer que cuando cambia el
entorno, uno mismo también está cambiando. Entonces empieza a perder
sentido el propósito de defender o preservar la identidad precedente,
enervada por el entorno anterior.
A
partir de esas nuevas nociones de uno mismo, la nueva prioridad que
aparece se relaciona directamente con las estrategias para ir variando la
influencia de todos esos condicionantes, como la única forma efectiva de
empezar a pilotar la propia transformación.
En
este empeño, el manejo del tiempo se convierte en una cuestión de la
máxima importancia.
2) una nueva percepción del tiempo, como un recurso de gran valor y
un aliado esencial en el despliegue de uno mismo.
Hemos
visto que, en las plataforma anteriores, predominaba la preocupación por
defender y preservar aquello que cada uno suponía que "es".
Por lo
tanto, en las anteriores plataformas, justo terminada la etapa de la
juventud, el tiempo se percibía como algo que se nos escapa, como un
enemigo insidioso que nos erosiona y nos disminuye inexorablemente.
Aunque
desde la quinta plataforma no se ha alcanzado todavía toda la habilidad
necesaria para conjurar los efectos negativos del paso del tiempo, el
tiempo en si mismo ahora empieza a verse como un aliado, antes que como
un enemigo.
Primera experimentación
activa con la inestabilidad
Lo que
ahora se desvela es la necesidad de encontrar y mantener constantemente
una cierta forma de desequilibrio, que sea exactamente aquella que
facilite la transformación que se desea acometer.
En
resumen, en la quinta plataforma, la conciencia de uno mismo se modifica
y la atención se focaliza fundamentalmente hacia la trayectoria que se
procura seguir. Uno deja entonces de ser fiel a la idea que se hacía de
sí mismo y empieza a ser fiel a la trayectoria que procura mantener.
Por
consiguiente, las preguntas sobre cómo debería ser esta trayectoria son
cada vez más frecuentes y empiezan a ocupar un lugar preferente en el
ámbito de la conciencia.
Primeras consecuencias
Este
cambio de foco de la conciencia ejerce una influencia muy directa sobre
la manera de experimentar la ansiedad y el temor. Mientras se consideraba
que el cambio era fundamentalmente un suceso externo, la respuesta
emocional se achacaba fundamentalmente a cuanto acontecía en la periferia
de la persona.
Pero a
partir del momento en que el cambio se percibe como algo que está
aconteciendo también dentro de lo que cada uno es en sí mismo, entonces
la emoción se substancia de otra manera y, al mismo tiempo, adquiere una
intensidad mayor.
La
incertidumbre se desplaza y ya no se refiere estrictamente a las
circunstancias externas cambiantes sino que, además se inserta
directamente en todo aquello en lo que uno consiste.
Ya no
sólo es el mundo lo que está saliendo de pautas y está
"enloqueciendo". Ahora, uno mismo también se ve arrojado al
exterior de todo aquello que ha sido antes y empieza a constatar que su
existencia ya no discurre plenamente por los mismos cauces por los que su
vida se había estado materializando anteriormente.
En la
atalaya de la quinta plataforma no sólo está claro que el cambio es algo
imposible de detener, sino que , además, se empieza a ver como la parte central de la trama de cada vida.
A
medida que todas estas percepciones aparecen y se afianzan, se agudiza la
sensación de que cada segundo
que pasa, nos estamos convirtiendo en algo que ya es un poco distinto de
lo anterior.
Destreza emocional
Las
personas que han ascendido hasta la quinta plataforma, han vivido ya
cambios importantes en su vida y, posiblemente, están intentando ahora
afrontar y asimilar otros y, entre ellos, el más importante de todos: su
propia transformación.
En
base a esas experiencias, saben que el cambio emociona y que no siempre
es para bien.
En
ciertos momentos puede ser paralizante. La persona que lo sufre puede
caer presa de la desesperación al darse cuenta de que debería actuar,
pero se ve inerme e incapacitada para hacerlo, maniatada por una súbita
parálisis.
Sabe
también que, en los distintos momentos de un proceso de cambio, puede
sentirse confusa u obcecada y también que puede estar expuesta a negar la
realidad, distorsionarla y cometer errores de juicio y de apreciación.
A lo
largo del desenvolvimiento de un cambio, puede experimentar igualmente
cólera, angustia, tristeza o depresión.
(Ver: Gestionar el cambio es gestionar emociones)
Percepción y potenciación
de la
respuesta emocional
En las plataformas anteriores:
|
Las emociones desencadenadas por el cambio eran mal
comprendidas. Lo que simplemente podía ser un bloqueo transitorio de la
capacidad de acción, un brote puntual de agresividad o un episodio
depresivo temporal, solían ser interpretadas como un deterioro permanente
o una pérdida irrecuperable.
|
|
De
forma parecida:
- la
crisis de identidad,
- el
bajón en el rendimiento,
- los
sentimientos de culpa por lo que se achaca a la "pereza"
o a la "irresponsabilidad",
- el
deterioro de la autoestima
- el
empobrecimiento del autoconcepto
todas
estas contingencias solían valorarse desde las plataformas anteriores
como un fallo personal o una pérdida neta de la vitalidad, de la
inteligencia o de la capacidad para la acción.
|
|
La
verdad es que esas percepciones eran muchas veces erróneas en el
sentido de que aún siendo reales, no representaban necesariamente el
comienzo de una cadena perpétua ineludible.
La
incapacidad para darse cuenta de estar viviendo transtornos transitorios
susceptibles de recuperación, solían tener efectos devastadores para
uno mismo y para la calidad de la relación con los demás.
Pero
lo peor de todo era que, al percibir las cosas de esta manera, la
capacidad de recuperación resultaba seriamente comprometida y dañada.
|
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|
En la quinta plataforma:
|
Por el contrario, desde la quinta plataforma se entiende
mejor que esos retrocesos no necesariamente son irreversibles y que
puede haber vías no sólo para la recuperación sino incluso para la
potenciación, en un momento ulterior.
|
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Esta nueva percepción mejora las posibilidades de cara a
la evolución personal ulterior y denota un progreso importante en el
grado de destreza emocional frente al cambio.
|
En la
quinta plataforma, no sólo se afila la comprensión de las dificultades
que ocasiona el cambio, sino que además se refinan estrategias personales
para abreviar los períodos transitorios de transtorno y, más tarde, para
acelerar el proceso de recuperación ulterior.
Todo
esto atempera las dificultades emocionales que conlleva la travesía del
cambio. Los progresos que se acumulan en esta dirección empiezan a verse
como un logro que potencia la destreza emocional.
Ser
algo emocionalmente más diestro no significa, sin embargo, que se sea ya
un experto en cómo manejar el cambio, ni un gran estratega en el diseño
del curso de la propia transformación.
No nos
hallamos aquí al final sino justo al principio de un apredizaje que puede
extenderse indefinidamente a lo largo de la vida.
Domesticar los cambios externos
y los cambios internos
En la
quinta plataforma de distingue claramente entre los cambios que vienen
impuestos por las circunstancias externas y los que acontecen en el
interior de cada uno, tanto aquellos que se buscan de una forma activa y
voluntaria, como aquellos otros que sobrevienen con independencia de
nuestra voluntad.
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