Informe de Ravenscar

Un error en los servicios de seguridad de nuestro malagueño manicomio ha provocado que ese remanso de paz en internet que es el CaG se haya visto azotado por la furia de dos de nuestros internos más peligrosos.

De un lado, Manolito el pichacorta, alias agente graves y de otro Antoñito el chuparrabos, alias Bazathlon, se escaparon hace dos semanas de las celdas acolchadas que ocupan en nuestro establecimiento psiquiátrico aprovechando que el guarda jurado estaba distraído viendo el programa de María Teresa Campos. Tal error ha sido ya subsanado, el guarda jurado ha sido despedido y los dos internos han sido capturados y en este momento están bajo tratamiento intensivo de electroshock, a ver si conseguimos que dejen de gritar aquello de "No puedo soportar que los del SKB sean tan guays".

Por otra parte, tengo que pedir comprensión para con estos dos pobres diablos. Sepa que el que se hacía llamar Agente Graves está tan desquiciado por la lectura de los tebeos que escribía y dibujaba que tiene el disco de rancheras de Bertín Osborne y lo escucha varias veces al día mientras se masturba gritando "Caponataaaa!!!!". Graves es sólo un subproducto de la sociedad y merece nuestra comprensión. Poco a poco hemos ido consiguiendo que se pase a Luis Cobo (ja!) y nuestro objetivo es que deje esa manía suya de afeitarse sus órganos genitales con un cuchillo de carne Ginsu. Es algo antihigiénico y muy doloroso.

Por otra parte, el llamado Bazathlon no se queda atrás. Lo echaron de su trabajo de repartidor en el telepizza cuando estrelló la quinta motocicleta por ir distraído leyendo un tebeo llamado Rising Stars. No ha superado su fracaso laboral y ahora su máxima afición es cazar moscas al vuelo para introducirlas en su cuerpo por la vía rectal mientras silba la sintonía de verano azul. Su máxima obsesión es decir que no puede contar un secreto que le ha revelado Graves, ya que entonces todo el mundo sabría que se lo ha revelado Graves. El tal secreto no es demasiado importante: merced a nuestro sistema de videocámaras captamos una conversación entre Graves y Bazathlon le decía al primero lo siguiente:

Le cuento estas anécdotas de la vida diaria en nuestro pabellon de reclusión especial de los mentalmente perturbados para que les comprenda y aprecie como aquí hacemos. Sé que es usted una persona sensible y lo aceptará. Por eso hemos decidido, como parte de la terapia, ponerles un ordenador con conexión a internet en su celda, para que no pierdan el contacto con los amigos que aquí han hecho.