El boom de la agroindustria: Anima a empresarios a volver al campo

En los últimos años la agroindustria ha tendido hacia una mayor profesionalización. Atrás quedó la antigua administración del fundo, hoy se requieren habilidades técnicas y comerciales muy específicas, las cuales están siendo canalizadas incluso por head hunters.

Paula Vargas

Seis millones de personas consumen diariamente una porción de salmón chileno, 6,5 millones toman un vaso de jugo chileno, 1,6 millones comen una porción de fruta nacional, 7 millones de personas toman vino chileno al día y más de 9 millones de habitantes consumen mariscos o pescados chilenos diariamente. Todos estos indicadores representan a una industria en franco crecimiento y a la cual apuntan las miradas de grandes y pequeños empresarios.

Razones hay varias. Y mientras Chile se prepara para un Tratado de Libre Comercio con Japón que abriría las puertas de ese mercado a exportaciones acuícolas, forestales, lácteas, fruta fresca, carnes y alimentos, continúa abriéndose el apetito de los empresarios locales por ingresar y potenciar el rubro agroindustrial.

Y aunque en el corto plazo la baja en el precio del dólar constituye una amenaza para este sector, lo cierto es que la apuesta se mantiene a firme e incluso hasta los fondos de inversión están analizando nuevas oportunidades en un rubro que a su juicio tiene grandes perspectivas en el largo plazo.

Top ten

En definitiva, los actores de esta industria reconocen las cualidades de Chile como potencia alimenticia de aquí al 2010. Según el presidente de Chilealimentos, Alberto Montanari, todo apunta a que el país se ubicará entre los top ten de las naciones exportadoras de alimentos por debajo de países como Bélgica, Estados Unidos, Francia y Canadá y superando a actuales potencias como Brasil, Australia, Italia y Reino Unido.

Todo ello es avalado por proyec-ciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación, FAO, que señalan que Chile más que duplicará sus exportaciones de alimentos en los próximos cuatro años, donde se proyecta vender en 2010 unos
US$ 17.170 millones anuales.

Este escenario es impulsado, en parte, por la firma de acuerdos comerciales que hoy le permite acceder en mejores condiciones a un mercado de más de 2.500 millones de personas, que en su conjunto concentran el 75% del PIB mundial. Entre estos destinos se encuentran Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, México, Corea del Sur y China, siendo estos dos últimos los más prometedores, según los encuestados.

La tendencias del mercado también amplían el horizonte de la agroindustria. Montanari precisó que “el mundo quiere comer alimentos sanos” donde las frutas y la creciente industria olivícola son los productos que mejor se perfilan.

Los actores

Estas potencialidades del sector son las que están volcando la mirada de los grandes empresarios hacia este negocio. A las apuestas realizadas por Alfonso Swett, no sólo en el negocio frutícola y de hortalizas, con Hortifrut, sino en el negocio de los aceites de oliva, se unen una larga lista de empresarios, entre ellos la familia Boher, quienes se han unido a los socios de Hortifrut – Swett, Víctor Möller y Juan Sutil- para la exportación agrícola de arándanos. Y es que la apuesta por los berries no es menor. Así es como Hortifrut pretende convertirse en un actor de peso no sólo en Chile, sino a nivel global con los envíos de arándanos, moras y frambuesas, principalmente.

Pero si de nuevos actores se trata, la industria olivícola gana por lejos. Varias son las sociedades que se han creado para la producción de aceite de oliva, recientemente Pedro Hurtado, junto a Samuel de la Sotta, Cristián Silva y Alejandro Holzapfel se embarcaron en un proyecto olivícola que pretende en los próximos años convertirse en uno de los actores principales de este rubro, compitiendo en Chile codo a codo con productores de la talla de Olave (ligado al empresario Elvio Olave) y Terramater (de la familia Cánepa). A ellos también se suman, Jorge Eblen en la zona de La Estrella, Mario Kreutzberger, e incluso la familia Solari.

Eso sin contar con los movimientos que se han dado en la industria del vino, donde el holding Bethia, de propiedad de Liliana Solari, y el industrial, José Yuraszeck, han puesto sus fichas en este sector, pese a ser uno de los más complicados con la baja del dólar, y que a juicio de analistas no presentan las mismas expectativas de crecimiento que la fruta y otros productos agroindustriales al tener una “competencia mayor y mejor posicionada a nivel mundial”.

“Sin embargo, si vemos la viña Undurraga a los múltiplos que se vendió, esto refleja una expectativa futuro, porque Yuraszeck claramente no la compra de acuerdo a los resultados que muestra hoy”, comentaron.

Pero no sólo los empresarios centran su atención en la industria de alimentos. Basta con mencionar la incorporación del fondo de inversiones Moneda Asset primero a David del Curto, y luego a Carnes Ñuble (donde también participan Juan Yarur y Jorge Matetic).
Según el gerente del fondo Proa de Moneda, Alvaro Alliende, son varias las razones que llevan a la entidad a participar de este negocio.

“El tema Asia es súper relevante ahí se abren un montón de oportunidades, la demanda interna de esos países, particularmente de China, sigue creciendo. También es importante en qué hemisferio estás, porque no compites con los chinos, los europeos o los americanos, sino con los australianos, los neozelandezes y los sudafricanos” los que por motivos de distancia y superficie cultivable no tienen las mismas potencialidades de Chile, explicó Alliende.

Según Alliende no es raro que un fondo ingrese a este tipo de industria, porque “puedes también entrar a un negocio y darle cierta escala y el interés va a ir creciendo en el tiempo porque el precio de los activos va respondiendo a las expectativas, y no sólo a los resultados concretos”, dijo.

Agregó que existen varios empresarios que al igual que ellos están estudiando oportunidades para ingresar en este negocio. “Está habiendo una mirada más a largo plazo y hay que hacer inversiones, quizá la diferencia es que hay que ser muy selectivo porque en esta industria las rentabilidades son muy modestas, y si uno se equivoca de empresa, sector y estrategia, es bien fácil que te vaya mal”, aseguró.

Las amenazas

La llegada de empresarios con poder económico es fundamental en este negocio, sobre todo en momentos que sortean un coyuntura que puede dejar fuera a los pequeños y medianos productores, que por la baja del dólar han pasado a tener cuantiosas pérdidas. Alliende agrega que en este escenario “hay que tener las espaldas financieras para aguantar el temporal, donde los pequeños agricultores serán los primeros en desaparecer, y este es un tema muy real”, agregó.

Otro problema que genera esta baja en la divisa es un freno a las inversiones o una menor agresividad en las mismas, como ya está ocurriendo en las exportadoras de fruta y en la industria vitivinícola.

No obstante, según Montanari la industria aún no pierde “el entusiasmo” toda vez sigue siendo la segunda fuente exportadora del país y existe una gran diversificación. “Una piedra en el zapato puede ser muy molestosa y dejarte molestias por algunos años, pero en Chilealimentos estamos convencidos de que no mata a la industria”.

Asimismo, agregó que pese a la problemática del dólar el sector seguirá invirtiendo y estimó que sólo para el tema medioambiental, la industria desembolsará unos
US$ 60 millones este año “con el fin de adecuar nuestras plantas a las políticas ambientales más estrictas”.

En tanto, las inversiones totales del sector frutícola y de alimentos procesados superarán los US$ 100 millones, eso sin mencionar con el proyecto que Agrosuper comenzó a realizar en Huasco, que implica un monto de US$ 500 millones y sólo este año invertirá US$ 200 millones.

Profesionalización

Pero al igual que cualquier negocio, el empresariado apuesta a una rentabilización de sus inversiones. De ahí que la agroindustria en los últimos años haya tendido hacia una mayor profesionalización. Atrás quedó la antigua administración del fundo y hoy se requieren habilidades técnicas y comerciales muy específicas, las cuales están siendo canalizadas incluso por head hunter.

Uno de los socios de Southmark, Francisco García Parot, comenta que uno de los objetivos de estas empresas es conformar equipos que “los apoyen en el desarrollo de sus estrategias ligadas a tener una posición significativa en el área de negocio en que se involucran”.

Asegura que la idea de estas compañías es “optimizar la producción, disminuir los costos, hacer una inversión inicial pero bajar sus costos de producción”.
Ese es el panorama de la agro-industria, donde se cruzan las expectativas de los grandes con la incertidumbre de los más pequeños de alcanzar un pedazo de la promisoria industria de alimentos.