Empezar
a contar esta historia después de tanto tiempo no resulta sencillo para
mi memoria, espero que a medida que avance me resulte todo mucho más fácil.
Comenzaré por presentarme, me llamo Roberto y tengo 35 años.
Desde que era un niño, ya entonces era diferente a todos los demás,
pero yo dada mi pronta edad lo ignoraba, tendrían que pasar unos cuantos
años para darme cuenta de ello y sufrir sus consecuencias.
Mi primer recuerdo que me aparece en la memoria soy yo con mi padre andando por
la calle, tendría yo alrededor de 6 años y ya entonces se me escapaba
la mirada hacia los paquetes de los hombres, sigo sin entender como el instinto
se acentuaba con una edad tan procaz.
Sería aproximadamente el verano del 78 cuando nos fuimos mi familia y yo
de vacaciones a Torremolinos, como casi todos los años en verano. Una mañana
nos levantamos pronto para ir a un pueblo cerca de Torremolinos que se llama La
Carihuela, Había que madrugar un poco porque si no te quedabas sin las
tumbonas, así que fuimos pronto. Todo transcurría como un día
normal y corriente hasta que a nuestro lado se sentaron dos chicos que por el
habla eran extranjeros, después supe que eran suecos. Fue la sensación
más rara que he tenido nunca, todo en mí se alteró y me sentí
muy nervioso, no sabía lo que me estaba ocurriendo pero lo cierto es que
me estaba excitando y el pene me estaba creciendo de tal manera que por poco se
me sale del traje de baño. No podía dejar de mirar a uno de ellos
que llevaba un traje de baño de color blanco muy corto, así que
como tampoco podía parar la excitación me dirigí al agua
para darme un baño. En el agua pude observar que él hacía
lo mismo, mis nervios se agudizaron más si cabe y ya dentro del agua como
jugando nos íbamos acercando el uno al otro hasta que noté como
me sacaban la polla del traje de baño, entonces sin pensar siquiera si
alguien nos estaba viendo, yo hice lo mismo con la suya, aunque no pude verla
porque el agua nos cubría todo el cuerpo, pero sí pude tocarla.
El corazón no me podía latir más deprisa, la primera vez
que tocaba algo semejante y tan grande. Solamente fueron unos segundos y yo salí
deprisa del agua, medio asustado y muy satisfecho por otro lado.
Ya fuera tumbados no podía quitar ojo a ese paquete que guardaba el traje
de baño y que había vuelto a su ser natural. Unas miradas se cruzaban
de vez en cuando queriéndonos decir que era una pena no poder seguir hasta
el final. Así transcurrió el día, yo casi siempre boca abajo
como es natural, hasta que llegó la hora de marcharnos, ellos lo habían
hecho un poco antes que nosotros.
Salimos de la playa y nos dirigimos a tomar algo en algún bar de por allí,
la casualidad hizo que tuviéramos que pasar por la puerta de un hotel que
no recuerdo su nombre, cuando vi entrar a los dos chavales de la playa hacia la
recepción del mismo, entonces y sin pensarlo, le dije a mi familia que
yo iba a dar una vuelta por ahí, mientras ellos se tomaban algo y que pronto
volvería. Naturalmente me dirigí hacia el hotel aunque esperaba
no encontrarlos dado que habían pasado unos minutos desde que les viera
dirigirse hacia el vestíbulo. Entré en la recepción y me
puse a mirar para todos los lados hasta que pude verles sentados en un sofá
que había en un rincón. Se levantó y se dirigió hacia
mí, diciendo algo que no pude entenderle señaló hacia los
ascensores invitándome a subir con ellos, cosa que acepte sin pensarlo.
Llegados a la habitación los tres, su compañero se salió
a la terraza, sentado en una silla de la habitación y yo de pié
me agarró por la cintura y empezó a desabrocharme la camisa, yo
no podía estar más nervioso. A continuación sin yo bajar
la mirada, noté como me desabrochaba el pantalón que inmediatamente
cayó al suelo dejando toda mi polla al descubierto pues no llevaba slip.
Se levantó de la silla y se arrodilló junto a mí metiéndose
todo mi miembro en su boca con el placer que ello me hacía sentir. Inmediatamente
se desnudó y cogiéndome de la mano me llevó hacia la cama
donde una vez tumbados yo sin poderlo resistir e inconscientemente quise hacer
lo mismo y me trague su graaan polla hasta hacerle correr de placer, y después
hizo lo mismo conmigo y un gran placer se apoderó de mí.
Una vez nos habíamos corrido me vestí y me despedí de él,
salí deprisa de allí diciendo que nunca más lo haría,
pero que equivocado estaba, ya por la noche en el apartamento me masturbé
pensando en lo que había hecho por la tarde, por cierto que no le pregunté
como se llamaba y aunque lo hubiera hecho no lo habría entendido.