ðHwww.oocities.org/es/belisacort/prologo.htmwww.oocities.org/es/belisacort/prologo.htm.delayedx¤uÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈàC˜>2OKtext/htmlp!¸>2ÿÿÿÿb‰.HSat, 12 Oct 2002 01:39:26 GMTxMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *¢uÕJ>2 rubaiyat

{Excalibur Mithril}

{Excalibur Mithril}{Excalibur Mithril}{Excalibur Mithril}


EL RUBAIYAT

{Excalibur Mithril}

PROLOGO

Omar Ibn Ibrahim El Kheyyam nació en el Khorassan, cerca de Nishapur, el año 1040 de la era cristiana. Cursó sus estudios en el colegio de ésta famosa ciudad, donde contrajo una íntima y perdurable amistad con dos camaradas cuyos destinos debían ser gloriosos: Hassan Sabbah, más tarde el "Anciano de la Montaña", jefe de la misteriosa secta de los Hachisistas y Nézam-Ol-Molk, luego gran visir del sultán selyukida Alp Arslam. Merced a la protección de Nézam-Ol-Molk, pudo entregarse al estudio de las matemáticas y astronomía, que tanto le atraían.Pocos años después era el sabio más célebre de su época. Compuso diversas obras científicas, particularmente "Tablas astronómicas"; un método para la extracción de raíces cuadradas y cúbicas ; una Demostración de problemas de álgebra y un Tratado sobre algunas dificultades de las definiciones de Euclides.Solo estos dos últimos compendios llegaron a nosotros.Como director del Observatorio de Merv, emprendió y realizó en 1074 la reforma del calendario musulmán. Para honrar el oficio que ejerció su padre, adoptó el nombre de Khayyam cuya traducción es , fabricante de tiendas. Murió en Nishapur, a la edad de 85 años. Otros poetas, tales como Firdousi, Mólavi o Nizámi, han escrito miles de versos, Omar Khayyam se inmortalizó por solo 170 cuartetos que negligentemente legó a la posteridad. Rousard también pudo contentarse con escribir los Sonnets pour Heléne.

* *

Khayyam es un desesperado que se disfraza con una sonrisa cuando un sollozo lo estremece. Esta serenidad dolorosa no la conquistó sin esfuerzos y sin injurias. Durante su existencia buscó la verdad en la ciencia,en la filosofía y en los placeres de la vida.¿Cuál fue el fruto de estas apasionadas investigaciones?. Este cuarteto, cuya sequedad es más conmovedora que todas las lágrimas del Eclesiastés: El mundo inabarcable:un grano de polvo en el espacio.Toda la ciencia del hombre: La palabra.Los pueblos,las bestias y las flores de los siete climas son sombras.La nada es el fruto de tu constante meditación. La serenidad de éste desengañado no se parece ni a la calma olímpica de Goethe ni a la quietud de Horacio, poetas con los cuales se le compara a menudo.Su erudición universal y sus pesares, de orden puramente trascendental, le otorgaron esa desdeñosa indiferencia y esa amargura que no acepta un placer sino para trocarlo en dolor. Su valentía es digna de destacarse. Menospreciando el juicio de sus contemporáneos fanáticos e intolerantes, se atreve a dudar de todo lo que se venera a su alrededor y a proclamar la vacuidad de los dogmas religiosos y de los conocimientos humanos. -En la tierra abigarrada, alguien camina que no es infiel ni musulmán, ni rico ni pobre. No invoca a Dios ni hace caso de las leyes. No cree en la verdad ni afirma nada. En la tierra abigarrada, ¿Quién es este hombre triste y valeroso?- ¿Quién? Pues el propio Khayyam. Tan solo el aroma de un jazmín o la sonrisa de una doncella le consolaron a veces. ............................................................................................................................................... Imagino a Omar Khayyam, sentado una noche, en la terraza del Observatorio de Merv. Titilan las estrellas.Perfuman las flores intensamente.Los patéticos ruiseñores querellan de amor a las rosas.La cara entre las manos, cerrados los ojos, el poeta siente resplandecer todavía los astros que acaba de estudiar.Ningún problema le preocupa ya, ni siquiera el principal, la creación del mundo. Sabe que no puede saber,que no sabrá nunca y que todas estas constelaciones se apagarán antes de que alguien diga: "Afirmo y apruebo". Se incorpora, inclinándose sobre la ciudad dormida, en la que cada casa, en medio de un jardín parece un nenúfar flotando en agua negra. Escucha. Cree comprender los sueños de esa multitud... Pero solo percibe el zumbido de los insectos nocturnos. En su ansia inmensa de amar y de creer, quisiera ser ese amante que dormita estrechando la mano de su bienamada, ese padre que acuna a su hijo, ese mendigo que agradece a Dios antes de tenderse en su estera. Su corazón sincero sufre, pero es breve su tortura. Recuerda la ley fatal que separará a esos amantes, a ese padre de su hijo, a ese mendigo de Dios. Deshoja el aura entre sus manos un racimo de glicina. La caricia de estas gotas del alba lo apacigua. Las junta y las aspira. Al instante, de estos pétalos y de su congoja extraerá un perfume eterno.

.................................................................................................

El materialismo de Khayyam nunca es grosero. El ansia con que exalta el vino y el amor es desgarrante. Sus paradojas e ironías contra los dogmas y los mercaderes de dogmas, sus blasfemias, son las de un rebelde, no las de un escéptico. Dió en pirronista porque aprendió mucho. Frente a los insondables abismos del cielo y a las tinieblas de la vida, Descartes creará la geometría analítica, Pascal se encogerá ante Dios, Leibnitz esbozará el proyecto de conciliar la teología, la moral y la razón. Frente a los mismos misterios, Khayyam confesará con valentía su ignorancia, y sobre todo, su repulsión por aquello que no puede probar. La limpidez, tanto como la profundidad de sus Cuartetos, decidieron su éxito en Europa, pese a las odiosas traiciones de su traductor Nicolás y de las falsas variantes de FitzGerald. Los occidentales supieron agradecer a Khayyam el haber eliminado de sus versos las sutilezas, ficticios y fingimientos, preciosismos y comparaciones exageradas, accesorios todos de la poesía persa que ejercen aún poderoso encanto sobre el pueblo que los creara. Esta simplicidad empero, no es más que que relativa a los rubáiyát, pues el arte del autor no prescinde en absoluto de los atractivos de la prosodia persa. Como todos nuestros, usa la aliteración y el juego de palabras. Con discreción, Khayyam se dedica al clásico y difícil pasatiempo que consiste en reunir en un dístico, y aún en un solo verso, los cuatro elementos de la naturaleza, creando un vínculo entre el fuego del corazón del amante, el agua del torrente, el viento que pasa, y la tierra que nos cubrirá.Otras veces se consagra a la exigencia llamada moraáténazir, que obliga a reunir en dos versos, vocablos que ofrecen cierta analogía; por ejemplo; arder, humareda, cenizas. Toma Khayyam sus alusiones, imágenes y comparaciones, de las creencias populares y las leyendas persas.Las tradiciones musulmanas le proporcionan temas magníficos.

* *

Entre los grandes poetas de las letras iranienses, el cincelador de los Cuartetos ocupa destacadísimo lugar. Saadi está en todas las manos. Los niños aprenden a deletrear en su Jardín de Rosas. Firdousi está en todos los oídos. Desde siglos ha, los rapsodas cantan en las plazas públicas las maravillosas historias de su Libro de los Reyes. Hafiz está en todos los corazones. Sus odas sirven todavía de brevario de amor a los jóvenes elegantes persas. La obra del poeta de Nishapur ha corrido distinta suerte. Perseguido por los fanáticos, explotado y desnaturalizado por los súfis que pretendían monopolizarle, el verdadero Khayyam no ha sobrevivido sino en el corazon y el espíritu de una élite independiente y en la admiración de los libertinos. Esto es en mi opinión, lo que él pretendía. ¡Que irónica sonrisa de satisfacción la suya si pudiese comprobar su singular renombre!. Teniendo la suerte de presentaros la rosa roja que el señor Franz Toussaint escogió escrupulosamente en el más melancólico jardín que hay en Persia, celebro sobre todo, el que haya podido conservar su color y su perfume, a pesar del largo y peligroso viaje. ¡Milagro acendrado de ese clima por excelencia donde sopla la brisa que desplegó Les Fleurs du Mal!.. Por vez primera en la lengua de Racine, el anciano Khayyam os va a iniciar en su concepción trágica de la bienaventuranza terrenal. ¡Pueda la altiva sinceridad de este sabio permitiros juzgar la felicidad que poseéis, la que esperáis, o la que habéis perdido!

ALI NÔ-ROUZE

Legación Imperial de Persia

Moharram 342 (Agosto 1923), El Cairo.

{Excalibur Mithril}{Excalibur Mithril}