UNIVERSIDAD YACAMBU

VICERECTORADO ACADEMICO

DOCTORADO EN GERENCIA

SEMINARIO AVANZADO EPISTEMOLOGÍA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ELPARADIGMA ECOLÓGICO,  SU APLICACIÓN COMO  CORRIENTE PEDAGÓGICA CONTEMPORÁNEA Y SU APORTE EN EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

 

 

 

 

Fac. Dr. Víctor Córdova                                   Participante: Torrealba Blanca

 

 

 

 

 

 

 

Barquisimeto, Diciembre de 2005

 

 

ELPARADIGMA ECOLÓGICO,  SU APLICACIÓN COMO  CORRIENTE PEDAGÓGICA CONTEMPORÁNEA Y SU APORTE EN EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN

 

 

            El documento trata sobre el Paradigma Ecológico y su fundamentación, su empleo como corriente pedagógica contemporánea y el uso de este paradigma en el proceso de Investigación.  El estudio, a modo de papel de trabajo, se desarrolla producto de las reflexiones, concepciones y análisis realizados después de la revisión bibliográfica realizada.

            El concepto de paradigma ecológico se asocia con el cambio hacia una versión del mundo que reconozca la dependencia holística del ecosistema de todas las sociedades humanas, definición dada por Dunlap y Cotton (1979 y 1980), precursores de este paradigma.

 

            Actualmente se desarrolla el paradigma ecológico como corriente pedagógica contemporánea, considerando su versatilidad y aplicabilidad en el ámbito educativo.

 

Antes de desarrollar el tópico del paradigma ecológico, es necesario comenzar hablando de la ecología. Comprender la significación actual de los problemas ecológicos y el discurso ambiental implica, en un primer lugar, indagar los orígenes de la ecología como ciencia, para luego analizar cómo transcendió el campo científico para ocupar ámbitos muy diferentes al de su surgimiento. Así, ocupó progresivamente espacios en la política, la economía, la salud, la industria, la educación, hasta llegar a impregnar, a través de la información, la vida cotidiana y las diferentes prácticas sociales.

 

            Si en la actualidad se interroga acerca de la ecología, se obtendrán diferentes respuestas muy diferentes que abarcan un amplio espectro de significados: desde la posición que consideran que es una ciencia, hasta las que piensan que es un posicionamiento político, un movimiento crítico en contra de la destrucción del ambiente, sin olvidar las posturas éticas que la toman como una actitud de compromiso del hombre frente a la naturaleza.

 

            Desde la concepción científica, sus orígenes se remontan al pasado siglo XIX, con los trabajos de Humboldt, Candollen Wallace y Darwin. Otro antecedente de la ecología se registra en 1807 cuando Lamarck sostuvo, desde el punto de vista evolutivo, que la historia de los cambios en los seres vivos debe evaluarse estableciendo entre las formas de vida y las circunstancias ambientales en las cuales se desarrolla. En 1853, Darwin modifica sustancialmente las causas lamarkianas de la evolución y profundiza la idea de la relación organismo-ambiente. La minuciosa tarea del científico se basó en observaciones y registros detallados de las características de los animales y de las condiciones medioambientales donde vivían.

 

            Ahora bien, para Haeckel (1866) la ecología es la ciencia que estudia las relaciones sistémicas ente los individuos, dentro de ellos y entre ellos y el medio ambiente. Este autor naturalista divulgador de las ideas darwinianas, ubica el término en un contexto en el cual comenzaban a manifestarse las inquietudes sobre los efectos nocivos del proceso de industrialización europea.

 

            Con estas ideas expuestas se puede iniciar la discusión  al nuevo paradigma ambiental, que se desarrolla con fuerza en las últimos años de la década de los setenta, y el cual fue más tarde redenominado como nuevo paradigma ecológico, según Dunlap y Catton (1979 y 1980), y con éste término se refieren al cambio hacia una versión del mundo que reconociera la dependencia del ecosistema de todas las sociedades humanas.

 

            Este paradigma, también denominado emergente en el campo pedagógico, viene a ser una forma específica de explicar los fenómenos y situaciones educativas o formativas de la realidad según los principios de la ecología.

 

            Catton y Dunlap, tuvieron un “sueño visionario” de que había que pasar del paradigma antropocéntrico dominante a un paradigma ecológico (mediante el cual se reconoce que los seres humanos también dependemos de la naturaleza y que el medio ambiente físico por tanto es relevante para entender el comportamiento humano, la organización social, y sobre todo se reconoce la gravedad del impacto que se esta produciendo en el medio ambiente natural), y que por ello, la sociología como ciencia tendría que llegar a cambiar sus propias bases, puesto que, históricamente, estaba basada sobre todo en la explicación de los hechos sociales por otros hechos sociales.

 

            En 1979 Dunlap y Catton crearon dos categorías relacionadas al tema: sociología de los temas medioambientales y sociología medioambiental, siendo la primera la referida a los fenómenos relacionados con el medio ambiente que tradicionalmente han sido el interés para los sociólogos y que, a su vez eran explorados desde perspectivas tradicionales, mientras que la segunda se enfocaría según estos autores principalmente sobre el medio físico como un factor que pueda influir( y ser influido) por el comportamiento social.

 

El Paradigma Ecológico como Corriente Pedagógica Contemporánea

 

Se entiende por Corrientes Pedagógicas Contemporáneas, los movimientos y/o teorías que han emergido en el campo pedagógico y que se caracterizan por tener una línea de pensamiento e investigación  definida sobre la cual se realizan aportes permanentemente, y que les dan coherencia, solidez y presencia en el tiempo a los discursos que la constituyen

 

En esta corriente son varios los autores que han escrito en relación al paradigma ecológico. Antes de citar los más recientes, se debe comenzar por Haeckel (1869), quién estudió las formas y desarrollos de la organización de los seres vivos (ecosistemas). La escuela, bajo este paradigma  es interpretada como un ecosistema social humano, ya que expresa en la realidad un complejo entramado de elementos (población, ambiente, interrelaciones y tecnología y de relaciones organizativas que la configuran y determinan como tal). Así pues, Bronfenbrenner (1987) establece que un ecosistema es una realidad permanente, dinámica, con una red de significaciones, un sistema de comunicación y tipos de encuentro entre sus miembros y el ambiente.

 

            Por otra parte, Doyle, quien promueve la idea del paradigma ecológico como espacio favorecedor para el desarrollo e intercambio de significados críticos en el alumno le asigna el carácter de un planteamiento conceptual que caracteriza la vida del aula en términos de intercambios socioculturales y de significados que se producen en el aula. Considera el aula como un espacio psicosocial de comunicación e intercambios en la que los comportamiento de las personas son una respuesta de adaptación contextual global a un sistema vivo donde sus elementos se definen en función del intercambio y donde el sistema se configura a partir de la participación activa de todas las personas implicadas en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para él, el aula es un sistema complejo de relaciones e intercambios en el que la información surge de múltiples fuentes y fluye en diversas direcciones. Doyle es considerado como el representante más característico de este paradigma y de muchas investigaciones

 

            Para Benstein (1971) y Tikunoff (1979), quienes estudian  las relaciones de saber y poder que se producen en las instituciones escolares proponen un modelo explicativo de construcción de cultura experiencial en la escuela como espacio ecológico.     Este paradigma es un modelo integrador en torno a lo educativo. Igualmente, ayuda a comprender los hechos pedagógicos y educativos partiendo del estudio de la realidad cultural, las demandas del entorno y las respuestas de los elementos  de ella, así como las maneras múltiples de adaptación de los individuos al contexto.

 

            Por su parte, Díaz y Pérez (1990), señalan que este paradigma se ha convertido en un modelo de acción pedagógica que abarca la teoría, la praxis, la práctica educativa, por lo tanto, orienta la teoría, la acción y la investigación en el aula.

 

            El paradigma ecológico para Paninker (1984), constituye un marco general – paradigma de la complejidad organizada que da sentido a la mayoría de los fenómenos conocidos, entre ellos la escuela, de tal forma que puede ser vista como la consecuencia de procesos históricos complejos y nunca neutrales. Además, la escuela, es un espacio que cumple funciones como: educar, socializar, enseñar, entrenar, culturizar, así como otras: reproducción de clases, dominación.

 

            Santos Guerra (1989), analiza el paradigma ecológico remitiéndose a diversos autores estudiosos del tema ya citados entre los que se destacan: Doyle (1977, 1979), Tikunoff(1979), concluyendo que: el paradigma ecológico resalta por igual todos los elementos del ecosistema. Los distintos puntos que integran la dinámica escolar (tanto personales como materiales) forman un todo. Esos elementos están interrelacionados y adquieren sentido en sus conexiones con los otros.

 

            Lo anterior demuestra la complejidad de la escuela como espacio de formación, lo que da validez al paradigma ecológico para un acercamiento al estudio de la organización escolar, dada las implicaciones epistemológicas, metodológicas y de investigación del paradigma (Saenz, 1995)

 

Resumiendo, los principales representantes  del paradigma ecológico, en la corriente pedagógica son: Bronfenbrenner, Doyle, Bernstein, Tikunoff, Panikes, PérezGómez, Santos guerra, Colom y Sereda, Lorenzo Delgado, Mirade, Evans, entre otros.

 

Posición  del este paradigma ecológico con la investigación

            Desde el punto de vista del empleo de éste paradigma en la investigación  señala Doyle (1977) su amplia versatilidad en el aula en términos de intercambios socioculturales, el empleo de enfoques metodológicos etnográficos, situacionales y cualitativos y su utilidad en estudiar las relaciones generadas en el ambiente de enseñanza.

            Por otra parte, el paradigma ecológico introduce cambios significativos en el ámbito metodológico con la aplicación de las metodologías cualitativas, basadas en la observación participante en la que el docente pasa a ser un miembro más del equipo de investigación (Erickson 1989). Igualmente, los procesos de triangulación, desde la utilización de multivariedad de instrumentos y de agentes, van a permitir una mayor recogida de la totalidad de datos que mediante un contraste intersubjetivo mejore la credibilidad de la información recogida. Se trata, no tanto de estudiar la relación de determinadas variables, sino de buscar comprensión de los fenómenos que ocurren en el contexto concreto desde una perspectiva holística. De allí la importancia de los estudios etnográficos, sociológicos, antropológicos, sociolingüísticos y de estudios clínicos entre otros.

 

Conclusiones:

     El Paradigma Ecológico representa una nueva manera de ver al mundo en el cual se hace énfasis en la interrelación e interdependencia de ese inmenso ecosistema  que constituye la sociedad y la naturaleza en una suerte de amalgama co-existente y mutuamente dependientes. Su versatilidad de aplicación incluye el componente educativo y, más específicamente pedagógico que le confiere la posibilidad de develar los significados de la acción humana en contextos de aula y bajo enfoques cualitativos. La metáfora del mundo como una telaraña de relaciones le confiere a éste paradigma un carácter eminentemente humanista en la concepción de lo que significa ser vivo y la red de relaciones que ello implica. De acuerdo a esto, podría ocurrir una catástrofe en un lugar del mundo situado en las antípodas si unas mariposas revolotean en el otro extremo, es decir, la responsabilidad de nuestras acciones es inminente, todo tiene una repercusión, todo está conectado y, nuestras acciones traen consecuencia en todos los niveles.

 

     Por otro lado, nuestras acciones como docentes en el aula de clases implica consecuencias con una carga de repercusiones positivas o negativas, dependiendo de la manera como estemos interpretando nuestras responsabilidades como seres humanos que comparten la misma casa.

 

           

 

 

 

 

 

 

Referencias

Bronfenbrenner, U. (1987) La ecología del desarrollo humano. Barcelona.

         Paidos

 

Díaz, E. y Pérez, M (1990) Currículo y Aprendizaje. Pamplona. Navarra

 

Doyle, W.(1977) Paradigma of research on teacher effectiveness. En Shulman,

            L (ed): Review of research in Education

 

Santos, M. (1989). Cadenas y Sueños. El Contexto Organizativo de la Escuela.

            Universidad de Málaga

 

Saenz, L. (1995).Organización Escolar. Una Perspectiva Ecológica. Madrid.

            Marfil