Universidad Yacambú

Doctorado en Gerencia

Fase II

 

Línea de Investigación: Gerencia y Prospectiva para la Educación

                                          del III Milenio.

 

 

Momento 1

 

MODELO TEÓRICO-OPERATIVO DE GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO APLICADO A  LA INVESTIGACIÓN QUE REALIZA LA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMÓN RODRÍGUEZ QUE PROMUEVE LA TRANSICIÓN A LA CONVERSIÓN HACIA UNA ORGANIZACIÓN QUE APRENDE.

 

Autora: Blanca Torrealba

 

 

 

Planteamiento del Objeto de Estudio

 

El acelerado cambio social, económico y tecnológico que, a nivel mundial se está produciendo desde las dos ultimas décadas del siglo pasado, ha hecho que las organizaciones tengan que realizar profundos cambios para redimensionar sus metas, en concordancia a las nuevas realidades y necesidades que la sociedad requiere, para así lograr generar fuertes ventajas competitivas y poder mantenerse en el mercado, utilizando en mayor grado que antes y con nuevas funciones y responsabilidades el potencial y las capacidades de los miembros que  conforman las organizaciones.

 

Estos cambios han ido conformando una nueva sociedad: la sociedad del conocimiento, la cual según Drucker (1993), sería:

 

    “Aquella donde el conocimiento es el principal recurso para crear valor en el marco de un sistema dinamizado esencialmente por el desarrollo de nuevas tendencias en la generación y utilización del conocimiento. Conocimiento que será fuente principal de riqueza y bienestar en un mundo cada vez más globalizado, así como el más importante activo de la organización.” (p.93)

 

La sociedad del conocimiento es una sociedad que aprende en la medida que explota su  creatividad y capacidad de adaptación. Precisamente la riqueza de este nuevo tipo de sociedad postindustrial no se mide tanto por la acumulación de capital o los bienes materiales que posee o que produce, sino por la acumulación de conocimientos y sobre todo por la capacidad para producirlos. Al respecto Thurow (1992) señala que “la riqueza de la sociedad del siglo XXI, no dependerá de los bienes de capital ni de los bienes materiales que posea o produzca, sino de la capacidad de acumulación de conocimiento o eficiencia para producirlo…” (p.76). Con base en lo señalado, el concepto de sociedad del conocimiento estaría más enfocado hacia la generación de conocimiento científico y tecnológico, que en la aplicación del trabajo manual y mecánico, propio de la producción agrícola e industrial.

 

Ahora bien, dado la gran importancia dada al conocimiento a tal punto de considerarlo como el activo principal que se mueve en esta nueva sociedad, es importante tomar en cuenta la definición de Davenport (1998) de lo que es concebido como tal:

 

     “… una mezcla fluida de experiencia estructurada, valores, información contextual e internacionalización experta que proporciona un marco para la evaluación de nuevas experiencias e información. Se origina y aplica en la mente  de los conocedores y, con frecuencia no solo queda arraigado en documentos o bases de datos, sino también en las rutinas, procesos, prácticas y normas institucionales.” (p. 5)

 

Esta definición hace pensar el carácter organizacional del conocimiento como recurso administrable que genera valor agregado en las organizaciones de hoy y la superposición de la mente sobre la materia, de lo intangible sobre lo tangible, de la idea sobre el producto.

 

Es importante mencionar que, en muchos casos, el conocimiento surge de los datos generados por las operaciones y transacciones cotidianas que se dan en cualquier organización, estos datos, luego de ser procesados, se convierten en información al ser ordenados y analizados. Por lo tanto, considerando la definición anterior, se puede decir que el conocimiento es la combinación de información, contexto y experiencia, que además encierra creencias, perspectivas, juicios y hasta metodologías que son particulares y desarrolladas por cada individuo con su praxis. Hasta aquí el conocimiento sería un logro individual y no conformaría en sí mismo un elemento que forme parte del acervo de conocimiento de la organización en la cual interactúa el individuo.

 

Del mismo modo, para que este conocimiento proporcione máximas ventajas competitivas debe ser correctamente gestionado, razón por la cual, surge en esta nueva sociedad como una disciplina de avanzada la Gerencia del Conocimiento (GC). Seaton y Bresó (2003) plantean que las distintas definiciones de GC pueden agruparse en dos enfoques: el que destaca su contribución a los procesos de aprendizaje y desarrollo organizacional y el que destaca su importancia en función de su potencial para la generación de recursos económicos. (p.3). La versión organizacional establece que el único recurso realmente competitivo de la empresa es el conocimiento; y considera que la primordial tarea de la misma debe ser la sistematización de los procesos mediante los cuales sus empleados adquieren y generan los conocimientos necesarios para responder a retos presentes, anticiparse a los retos futuros y adaptarse para enfrentar oportunidades o amenazas que resulten de la interpretación de las fuerzas que definen sus escenarios de actuación.

 

Para Martínez (2000) la GC consiste en,

 

la capacidad de generar nuevos conocimientos a partir de datos y experiencias, además de organizar, distribuir, ordenar y compartir los conocimientos ya existentes en la misma organización. Es el proceso por el cual una empresa innova y compite con las demás de una manera más eficiente.” (p. 2).

 

           En consecuencia, a través de la GC, al lograr capturar, mantener y difundir el conocimiento, y transformarlo en un activo para la organización se puede administrar dicho recurso y darle un valor agregado. Lo que conlleva a que la nueva organización que se adentra en la gerencia del conocimiento se convierte en una organización que aprende  debido a que entiende que el conocimiento que se produce dentro o fuera de la organización debe ser compartido entre los miembros para conformar un capital intelectual y una nueva cultura organizacional que la hará más competitiva.

 

Si bien es cierto que el conocimiento debe administrarse por medio de la GC, también es cierto que debe considerarse lo señalado por Landaeta (2003) sobre la necesidad de vincular la GC con el Aprendizaje Organizacional (AO), como el medio para asegurar la correcta asimilación de conocimiento. Señala el autor que:

    

       Los procesos de creación y divulgación de conocimiento en las organizaciones están estrechamente ligados a las dinámicas de aprendizaje vinculadas a los individuos y también a los mecanismos de absorción y asimilación por parte de la organización. Conduciendo esto a ciclos de producción y de aprendizaje que se retroalimentan entre sí y que le dan un carácter dinámico y evolutivo a los procesos de GC. “(p. 35)

 

Por otra parte, esta nueva sociedad que considera la importancia no solo de la información, sino del conocimiento, requiere del nacimiento de una nueva organización: la organización que aprende. Para Senge (1992), la organización que aprende, es aquella en la que la persona no puede dejar de aprender porque el aprendizaje es parte del tejido cotidiano. También la define como un grupo de personas que continuamente refuerzan su capacidad de crear lo que ellos  quieran crear “(p.88). Esto hace pensar que el AO se logra a través del aprendizaje de sus miembros individuales, del compartir y de la transferencia de ese conocimiento entre los miembros. Esto permite asegurar que el camino para gestionar el conocimiento en las organizaciones, es compartirlo, ya que a medida que cada individuo multiplique su conocimiento, entonces se estará gestando en él un cambio actitudinal en pro de todo un colectivo.

 

Ahora bien en el contexto de las organizaciones de tipo educativa, específicamente referida a las universidades se observa una gran paradoja. Por una parte se les considera las instituciones garantes en la creación y divulgación del conocimiento científico y, por otro lado, se observa como el porcentaje compartido o divulgado por las universidades a la sociedad que lo requiere y necesita para su evolución es muy poco. Esto queda evidenciado por Montilla y Orta (2006), al presentar un cuadro del promedio de proyectos anuales presentados por 9 universidades nacionales y el grado de aprovechamiento de las comunidades universitarias de las cuales surgieron los proyectos. Se produjeron entre 767 y 781 proyectos durante el año 2005. Sin embargo el porcentaje de publicaciones de éstos trabajos con respecto al total oscila entre 0.05% y 4.09% lo cual deja en evidencia que el número de publicaciones durante el período 1995 – 2003, es muy bajo. Es decir, los centros generadores de conocimiento, garantes en la creación y divulgación del conocimiento científico no divulgan en sus propias comunidades universitarias los productos investigativos.

 

La sociedad en general, y la universidad en particular, deberían retroalimentarse y  apoyarse en la búsqueda y uso del  conocimiento para lograr mejores perspectivas competitivas. Sobretodo ahora  que la universidad es  accesible a un conglomerado mayor, lo que justificaría, en parte, el aumento de la competitividad entre los centros universitarios en la búsqueda de la formación de un hombre con mayor preparación para enfrentar la incertidumbre del mercado laboral. La GC, representaría en sí misma la opción más expedita para monitorear, crear y compartir el conocimiento en las universidades que le permita sobrevivir en un ambiente donde la empresa ha querido usurpar  sus espacios tanto de formación como de investigación. Al respecto Tomás (2003) señala que: “en la actualidad es común que las empresas tengan su propio equipo de investigación y prescinda de la investigación que realiza la universidad.” (p.73)

 

La UNESCO (1998), en la Declaración Mundial sobre Educación Superior, proclamó, “la sociedad cada vez mas tiende a fundarse en el conocimiento, razón por la cual la educación superior y la investigación forman, hoy en día, parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible, de los individuos, comunidades y naciones.” (p. 7)

 

 Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a la posible pérdida de espacios de participación e intervención  ha de emprender la transformación y la renovación más radical que jamás haya tenido por delante. Este es el gran desafío que enfrenta hoy la universidad venezolana si quiere liderar el cambio que nuestro país necesita para integrarse al grupo de las naciones civilizadas del siglo XXI y donde la función  de investigación pareciera erigirse como la líder de la gestión universitaria

 

Al respecto Armengol y Stojanovic (1998) señalan que,

 

     la universidad, tradicionalmente se ha considerado como rectora de la educación, la cultura y la ciencia, que debe crear, asimilar y difundir el saber mediante la investigación, la docencia y la extensión. Pero de todas estas funciones, es la investigación la que se ha considerado generalmente como más significativa para apreciar la calidad  de la institución” (p.17)

 

 Es precisamente la función de investigación la  que le confiere la razón de ser de una universidad en su acepción de universalidad del conocimiento ya que el producto final de la investigación es la generación de conocimiento. Es importante resaltar que la función de la investigación en la educación superior ha sufrido cambios drásticos que tienen mucho que ver con el aparecimiento de nuevos paradigmas y modos de ver la realidad en esta nueva sociedad que se ha ido conformando.

 

Ante esto, es relevante mencionar lo afirmado por el Informe Bricall (2000), cuando señala que “la cuestión mas importante de la universidad actual es su adaptación a los cambios que la sociedad le exige, tanto en relación a la enseñanza que imparte como a la investigación que realiza.” (p.2).  Así pues, es importante reconocer la relevancia que tiene la educación y la generación del conocimiento en la sociedad del siglo XXI

 

Evidentemente, los países mas desarrollados del mundo han reconocido sin demora la importancia que tiene la educación y la generación del conocimiento en esta nueva sociedad. Han replanteado nuevos  objetivos y definido los nuevos enfoques y prioridades de la educación en todos sus niveles, prestando particular atención a la educación superior. Ante esta situación, la UNESCO (1995) señala que: “… estamos viviendo en una época en la que, sin una formación e investigación satisfactoria a nivel superior, ningún país puede asegurar un grado de progreso compatible con las necesidades y expectativas de una nueva sociedad.” (p.13).

 

 Por su parte, Bonilla, (2004) señala que “la función de investigación en la Educación Superior constituye un proceso que requiere una eficiente gestión en lo referente a  la generación, validación, difusión, transferencia y aplicación de conocimiento.” (p.2). Se puede inferir de esta definición que las estrategias derivadas de la GC, pudieran potenciar éstos procesos para lograr administrar los conocimientos con mayores niveles de eficiencia.

 

Según De Venanzi (1987), la incorporación de la investigación en la universidad venezolana se desarrolla, de manera progresiva, a partir de 1936, al iniciar un proceso de creación de centros e instituciones de investigación especializadas, particularmente en la Universidad Central de Venezuela (UCV), y se formaliza la actividad de investigación mediante el establecimiento de normativas especificas que rigen esta función universitaria. A este proceso fueron incorporándose cada una de las universidades nacionales que conforman el grupo de instituciones de educación superior.

 

Éste grupo de instituciones fundamentan su actividad de investigación en el marco jurídico que conforman las diferentes leyes, normas y reglamentos.

 

En primer lugar, la Ley de Universidades (1970), en su Artículo 3 establece:

 

Artículo 3º. Las Universidades deben realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia. Para cumplir esta misión, sus actividades se dirigirán a crear, asimilar y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza; a completar la formación integral iniciada en los ciclos educacionales anteriores, y a formar los equipos profesionales y técnicos que necesita la Nación para su desarrollo y progreso.

           

            La trascendencia de este artículo se observa en el hecho de que  a partir de la promulgación de esta ley, la investigación ha constituido una de las funciones universitarias básicas junto a la docencia y extensión y, que actualmente pudiera ser redimensionada en el marco de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación promulgada en el año 2001, por cuanto la misma plantea a la educación superior, nuevas posibilidades de inserción en las políticas nacionales de ciencia y tecnología. En el artículo 3, este instrumento hace explícita la incorporación de todas las instituciones de educación superior al Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

 

            Especial mención merece el Artículo 59 de esta ley, por cuanto establece la inserción de los investigadores de educación superior en el desarrollo de las acciones contempladas en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030.

 

De lo anterior se percibe que con esta nueva Ley se pretende dar un impulso relevante a la investigación universitaria en el país y darle el lugar que le ha correspondido y no se le ha dado durante varias décadas.

 

En otro orden de ideas, según Vásquez y Orta (2006), el desempeño de la investigación universitaria en Venezuela, comienza a cuestionarse de manera muy contundente desde los actuales escenarios políticos, debido a que todavía  a inicios de este siglo se ha mantenido vigente la noción de investigación  que se volvió dominante hasta 1987. Plantean que es necesario que la investigación se muestre vinculada con estructuras no académicas, principalmente con el Estado y organizaciones productivas. En términos de Testa (2002), se trata de un conjunto de modificaciones catalogado como una revolución académica orientada por factores económicos, coincidente con el renovado interés del Estado en cuanto al funcionamiento de las universidades para legitimar una nueva forma de relación entre ambos.

 

Por su parte, el Consejo Nacional de Universidades (2005) plantea la necesidad de elaborar una propuesta de indicadores para evaluar la función de investigación universitaria, estableciendo cuatro (4) dimensiones: pertinencia social, participación social, pertinencia científica y rendición de cuentas.

 

Ante lo mencionado la investigación en la universidad venezolana se encamina hacia una nueva manera de hacer investigación que a corto, mediano y largo plazo tenga alto contenido de pertinencia social, que sea socialmente útil para mejorar los niveles de calidad ambiental y de vida de las personas. Esta nueva perspectiva justifica aún más la necesidad de la universidad venezolana de gestionar su conocimiento y de aplicar el Aprendizaje Organizacional de manera eficiente.

 

Dentro del grupo de organizaciones universitarias que funcionan en el país, la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), forma parte de ese grupo de organizaciones de tipo universitario que está llamado a innovar y reforzar su filosofía de gestión en la función de investigación.  Según documento de fundación de la UNESR (1998) se crea el 24 de enero de 1974, bajo una filosofía andragógica, orientada a la búsqueda de la verdad y al afianzamiento de los valores transcendentales del hombre, realizando una función rectora de la educación, la cultura y la ciencia, mediante actividades de docencia, investigación y extensión.

 

Se inicia con un conglomerado de maestros en servicio para ser profesionalizados,  hoy la universidad se ha extendido y  ha incorporado nuevas carreras en cada uno de las veinticinco dependencias académicas que posee a lo largo y ancho del territorio nacional, cuenta con un número importante de profesores que ejercen las funciones de docencia, investigación y extensión.

 

Siendo la misión de la UNESR (1998), la “búsqueda, generación, aplicación y difusión del conocimiento y el afianzamiento de los valores trascendentales del hombre y la sociedad”, se evidencia en su filosofía de gestión un apego a la función de investigación y una tendencia a la divulgación y  a compartir el conocimiento para la mejora social. Se infiere que, a través de sus funciones, la UNESR construye conocimiento útil, válido, pertinente e innovador. La organización ha generado conocimiento a través de tesis de postgrado, trabajos de ascensos, libros, revistas, publicaciones periódicas, congresos, foros, paneles, convenios, cursos de capacitación, actualizaciones y perfeccionamiento entre otros, todo ello bajo la dirección del Vicerrectorado Académico, de Investigación y Postgrado a través del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT); el cual, según Cruces (2000), su director actual, señala que el CDCHT es una figura institucional que se instrumenta en la UNESR, a comienzo de la década de los años noventa, quince años después de la fundación de esta Casa de Estudios. (p. 13) y que en la UNESR actualmente con una matrícula docente  de   1.297 profesores, solamente 61docentes (5.16%) han solicitado financiamiento (en diez años), para efectuar proyectos.

 

Actualmente según el CDCHT (2004) la UNESR, cuenta con cinco revistas de regular periodicidad, donde se publica la información producto de las investigaciones realizadas, las cuales son arbitradas, es decir, consideradas por los distintos sistemas de reconocimiento del desempeño docente y de investigación; la cual según Cruces (2003), muchas veces se pierde la periodicidad debido a la falta de fondos para el financiamiento. De igual manera, durante el período 2000-2004 se publicaron tres libros de autores ueserristas, productos de investigaciones propias a la UNESR. 

 

Asimismo, reporta que entre sus actividades de promoción a la investigación financiadas por éste programa durante el período 2000-2003, 19 proyectos de investigación, 96 asistencia a eventos nacionales, 41 asistencia a eventos internacionales, 9 jornadas de investigación organizadas por algunos núcleos de esta casa de estudio, 16 edición de revistas, 45 edición de tesis de postgrado y 37 cursos y talleres. Igualmente, señala que  la función de investigación en la UNESR tiene factores que le potencian al contar con la presencia de dos dependencias en donde se cultiva esta actividad: Decanato de Postgrado y el Instituto de Estudios Científicos y Tecnológicos (IDECYT). Así como también otras dependencias como es el caso de algunos núcleos.

 

Lo antes señalado precisa por un lado en forma cuantificable poca cantidad de producción de conocimiento útil en esta institución y por el otro, la poca importancia que se ha dado a una función que es fundamental como es la investigación. Menciona Cruces (2000) que esto se debe a que no se ha logrado una cultura de investigación al interior de esta casa de estudios.

 

La organización ha realizado esfuerzos en la formación no solamente de sus estudiantes, sino también en la transmisión de sus logros a la sociedad. Ello lo ha alcanzado a través de proyectos de investigación, asociando la investigación con la producción de conocimiento. Estos proyectos, en su mayoría son producto de un esfuerzo de aprendizaje grupal e individual. Aprendizaje grupal al producir conocimientos en las diferentes líneas de investigación que funcionan en la universidad a cargo de un cuerpo de investigadores que forman parte de esta institución y , por otro lado, aprendizaje  individual a través de las investigaciones particulares o libres que cada investigador desarrolla. Prueba de ello queda evidenciada en las estadísticas mostradas por la Fundación Venezolana de Promoción al Investigador (2006), donde se indica como ha ido incrementando la UNESR el número de profesores acreditados por el Programa de Promoción al Investigador (PPI) desde el año 2001 hasta 2005, reflejando para el año 2001 diez profesores, 2002 treinta y cuatro, año 2005 treinta y seis y año 2006 cuarenta y cinco, lo cual permite deducir que si ha habido un esfuerzo de parte de la institución hacia la producción de investigación. Actualmente y de acuerdo a las estadísticas evidenciadas la UNESR  ocupa el sexto lugar en cuanto a producción investigativa  entre el grupo de universidades nacionales y  tiene el mayor número de PPI de entre todas las universidades experimentales de Venezuela.

 

La investigación en la UNESR, es gestionada por el Vicerrectorado Académico, Investigación y Postgrado, a través CDCHT, el cual, según el CDCHT(2003) tiene como visión “ ser el organismo líder que consolida el proceso de investigación en el seno de esta casa de estudios, para lo cual se presenta abierto al cambio, a la innovación permanente y al mejoramiento de la calidad científica, humanística y tecnológica, en el marco de la sociedad del conocimiento y en consonancia con el desarrollo del país”. Esta gestión, por lo que se percibe es realizada a través de un modelo tradicional, empírico y estático basado en la experiencia; pero probablemente el mismo no es eficaz, eficiente ni pertinente.

 

Indica Cruces (2000) que mucha de la investigación que hasta ahora se ha hecho tiene un componente más personal de iniciativa propia que institucional. Razón está, que hace que las investigaciones resulten dispersas entre las dependencias académicas y aisladas en cuánto a la pertinencia e impacto en el contexto nacional.

 

 

Coincidiendo con Cruces,  La fuente (2004) señala,

 

“… la mayoría de los investigadores universitarios mantienen agendas individuales y proyectos de investigación aislados, muchas veces alejados de las prioridades nacionales, enfocando su productividad hacia publicaciones científicas en revistas de prestigios, lo que responde a estándares de evaluación internacionales, y a programas nacionales de estímulo a estas actividades, relativamente recientes, como PPI, que se concibieron para estimular las actividades de la investigación y la productividad docente.” (p.2)

 

Hay que tener claro, que aunque se produce conocimiento dentro de la institución, éste no se comparte suficientemente con el cuerpo académico de la universidad. A los productos investigativos acceden solo una minoría del personal académico: los que se dedican a la investigación de manera exclusiva. Por lo cual se hace evidente que en la UNESR, la GC del conocimiento producido producto de las investigaciones se realiza para un sector minoritario de la comunidad universitaria representado por los investigadores que fungen como tutores o asesores de tesis de grado, los investigadores que escriben y presentan  libros, los asistentes a jornadas de investigación planificadas por CDCHT, organismo que según Cruces (2006) señala en la presentación de las II Jornadas Nacionales de Investigación, que solo se han organizado y coordinado dos jornadas nacionales hasta la fecha, siendo la primera realizada hace diez años. Es decir no existe una visión compartida en cuanto a la direccionalidad de la investigación para fortalecer la organización que tenga  como objetivo  difundir los trabajos de investigación desarrollados en esta casa de estudios, acompañadas con jornadas de  reflexión sobre las mismas en cuanto a pertinencia e impacto en el contexto nacional. Por otra parte, la articulación entre los agentes económicos, los actores sociales y los investigadores-productores de conocimiento no ha sido promovida adecuadamente. La orientación de la investigación hacia objetivos y prioridades del desarrollo del país no se implementa debido a la falta de políticas por una parte coherentes y consensuadas y la otra por falta de recursos.

 

Señala además el Dr. Cruces que el CDCHT  presenta un cuerpo de seis políticas  entre las cuales no cuenta con alguna que vehiculice los contenidos del conocimiento investigativo al servicio de toda la planta profesoral y que monitoree el grado en que la función de investigación se está llevando a cabo entre toda la masa profesoral de la universidad, motivo  por el cual se hace evidente la necesidad que existe de crear y aplicar un modelo teórico-operativo que permita gerenciar el conocimiento en la función de investigación de la UNESR que la haga más competitiva en consonancia con los planes estratégicos que la nación está demandando a las universidades.  Este modelo deberá considerar  los cambios, tanto en los paradigmas tecnológicos, como en las determinaciones que genera la nueva sociedad del conocimiento, además de tomar en cuenta los cambios que han surgido en cuanto a políticas de investigación establecidas por el gobierno e incorporar nuevos programas de investigación vinculados a los requerimientos de la sociedad a la que sirve. El carácter de la investigación útil para resolver problemas puntuales de manera rápida y eficiente debe prevalecer sobre el carácter utilitario de la investigación como insumos para resolver problemas a mediano o largo plazo. La sociedad está requiriendo de las universidades ideas concretas para solucionar problemas ambientales, educativos, de salud y de seguridad, entre otros ámbitos. Asimismo, considerar la importancia de la innovación y la tecnología en los actuales contextos, y la complejidad que han alcanzado las instituciones de educación superior de la región. El considerar estos aspectos justificará la necesidad de internalizar el hecho de que   las universidades ya no pueden ser manejadas dentro de los esquemas de gestión surgidos en el siglo pasado y que aún se mantienen en pie en una buena cantidad de instituciones del país. Además, la nueva manera de producción de conocimiento e investigación, plantea nuevas alternativas y desafíos organizativos y de gestión a la investigación universitaria que están demandando acciones concretas. La actividad investigativa es parte integral de un sistema en donde las funciones específicas de la universidad como la docencia y la extensión nutren dialécticamente y conforman un enfoque sistémico que debe estar engranado con el quehacer universitario si se desea implementar políticas articuladas entre éstas que permitan una relación más dinámica con el entorno social y productivo, y estructuras internas para gestionar su desarrollo en general.

 

Por otra parte, Cruces (2004) señala que, debido a la dispersión geográfica de la universidad en todo el territorio nacional, y la carencia de una estructura y mecanismo para una mínima comunicación intra e ínter núcleos, el Vicerrectorado Académico, de Investigación y Postgrado y el CDCHT, no cuentan con una manera efectiva y rápida de comunicación e información desde los entes generadores de conocimientos ubicados en todas las dependencias académicas de la universidad y el usuario final de ésta información o conocimiento. Si esta interfase estuviera operativa se podría  apoyar, divulgar e institucionalizar las informaciones producto de las investigaciones desarrolladas por cada uno de los docentes y líneas de investigación en menor tiempo y con la garantía de ubicación y disposición del material investigativo en manos del usuario interesado. De existir esta posibilidad real todo el colectivo académico podría conocer y compartir opiniones sobre las mismas en un tiempo prudente y el aprendizaje permanente y actualizado se estaría concretando en la UNESR. Cuando en una organización productora de conocimiento se obstaculiza el acceso a éste lo que se está produciendo es un desconocimiento sobre las investigaciones realizadas en las diferentes áreas académicas de esta institución, generando por lo tanto, solamente conocimiento individual  y disperso, entre las dependencias académicas.

 

Si bien es cierto que se reconoce el trabajo investigativo individual y grupal a través de las líneas de investigación, es evidente también que existen trabas organizacionales, técnicas y financieras que limitan la posibilidad de compartir conocimiento colectivo al no existir una cultura organizacional de divulgar  y administrar el conocimiento en la institución como un todo. Al respecto Ruiz (s/f), señala que la investigación presenta limitaciones importantes al no poseer una cultura investigativa, apoyada en una visión compartida del valor estratégico de la investigación científica para el desarrollo sustentable del país. (p. 2)

 

Por otra parte, las limitaciones en la administración de los recursos financieros para la función de investigación en las universidades, incluyendo la gran cantidad de trámites y formas para lograr financiamiento tienen una gran incidencia en la productividad académica y en el nivel de logro alcanzado. Ante esto indica Cruces (2004) que el presupuesto para la función de investigación en la UNESR es significativamente bajo; uno de los más bajos de la universidad venezolana. (p.12). Por lo que es imprescindible emprender procesos de autofinanciamiento más flexibles y expeditos,  que incluya una normativa y unos prerrequisitos para su efectividad que sea  conocida por todo el colectivo académico.

 

Además de lo anterior, existe la necesidad de propiciar los vínculos con el sector empresarial en el país y oír sus demandas y necesidades de investigación para coadyuvar en el logro de un perfil del egresado que tenga sintonía con la empresa y las demandas de profesionalización y capacitación de los estudiantes, en cualquiera de los niveles. Ante esto, señala Lafuente (2004) que “a pesar de los esfuerzos, las universidades siguen manteniendo escasos vínculos con el sector productivo, el cual valora muy poco sus actividades de investigación y desarrollo (I+D) y su oferta de servicios”. (p.3)

 

Existe también, la necesidad de establecer programas de vinculación de la universidad con la industria, creación de unidades de transferencia de conocimiento. La UNESR, como asesora, podría contribuir al crecimiento económico del país a través de un fortalecimiento de vínculos con el sector productivo y lograr promover de esta manera la investigación cooperativa.

 

            Sin embargo, las trabas señaladas y los obstáculos mencionados no conforman el núcleo del problema, sino sólo los síntomas que muestran que algo anda mal en los procesos de administración de la investigación en la organización objeto de estudio. El verdadero problema no es la falta de financiamiento, la ausencia de un sistema de información o el hecho de conformar un ente disperso desde el punto de vista geográfico de sus núcleos o adscripciones académicas. El verdadero problema lo constituye el hecho de que la organización universitaria no posee una cultura colaborativa en el proceso de compartir, hacer llegar, interactuar y divulgar el conocimiento producido. Es decir, el conocimiento producido en la UNESR no constituye un patrimonio cognoscitivo de la universidad. El producto investigativo está siendo, no solo subutilizado, sino lo que es peor, depositado en archivos resguardados como material, muchas veces inconsulto que, al no compartirse, no se conoce. No hay aprendizaje organizacional ya que no hay cambios permanentes porque no se gestiona eficientemente el conocimiento al no existir una cultura organizacional colaborativa.

 

            En la presente investigación la GT, aplicada en la función de investigación que se lleva a cabo en la organización será concebida como la manera de generar nuevos conocimientos que redundan en nuevas acciones, a partir de informaciones y experiencias de investigaciones realizadas compartidas y discutidas entre la colectividad de investigadores de la universidad, además de organizar, distribuir y ordenar las existentes. Al lograr crear un modelo de GT, que administre ese recurso intangible llamado conocimiento, producto de las investigaciones realizadas por el colectivo académico se puede lograr promover que esta organización llamada UNESR; inicie una transición hacia el logro de una organización que aprende que internalice la necesidad de compartir conocimiento entre sus miembros como una estrategia para competir que forme parte de su cultura organizacional. Si el producto de las investigaciones desarrolladas por el personal académico es compartido, discutido y divulgado entre los miembros de la organización, entonces se estará administrando el conocimiento colectivo de esta universidad y se hará más fuerte.

 

            Así también en el estudio, la acepción que tendrá el término organización que aprende será el señalado por Garvín (1993) como aquella que es diestra en crear, adquirir, transferir y aplicar el conocimiento y en modificar su comportamiento para reflejar los nuevos conocimientos y comprensiones. (p. 3). Según ésta definición se puede decir que la universidad al lograr crear, adquirir, transferir y aplicar conocimiento producto de las investigaciones realizadas por el colectivo académico puede promover una transición con vías a convertirse en una organización que aprende.

 

            Ahora bien, se entiende la complejidad y dificultad que para esta empresa y la necesidad de conformar un referente teórico-operativo que viabilice ésta transición y que sirva de directriz para emprender el camino. Este referente se puede acercar a lo que se conoce como un modelo teórico-operativo que explique el proceso de manera sistemática y científica. Es decir, un modelo que permita explicar como se debe gestionar el conocimiento producido en la función de investigación de la organización objeto de estudio, que promueva la transición hacia una organización que aprende.

 

            El planteamiento anterior, lleva a las siguientes interrogantes:

 

Objetivos de la Investigación

 

Objetivo General

            Proponer un modelo teórico-operativo de gestión aplicado a la investigación que se realiza en   la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez que promueva la transición hacia una organización que aprende.

 

Objetivos Específicos

1.      Diagnosticar, a partir de procesos de indagación y observación, la situación actual de los procesos de creación, transferencia y aplicación de conocimiento en la función de investigación de la UNESR.

2.      Develar, a partir del discurso de los actores, las creencias, supuestos y teorías implícitas que le han dado significancia a la conservación del modelo actual para gestionar el conocimiento que maneja la UNESR.

3.      Analizar la pertinencia de un modelo teórico-operativo de gestión del conocimiento orientado al aprovechamiento de las posibilidades de las organizaciones académicas de compartir conocimiento en la función de investigación para la conformación de una organización que aprende.

4.      Diseñar un modelo teórico-operativo de gestión del conocimiento en la función de investigación para la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez que promueva la transición hacia una organización que aprende.

 

Justificación

Teórica:

            La propuesta, para poder  cristalizarse, requiere de un sustrato teórico que la enmarque y justifique. Una parte de la teoría se tomará de los estudios de los teóricos especializados en aprendizaje organizacional, organización que aprende, gestión del conocimiento y la teoría de la acción. En este orden de ideas, nombres como Argyris y Shonn, Senge, Garvín y otros servirán de referente teórico. Otra parte de la teoría será sustantiva y emergerá de los discursos de los actores representados en los coordinadores de investigación y responsables de líneas de investigación.  Del discurso de ellos se podrá interpretar el valor o significado dado a la manera como se ha gestionado la investigación, hasta ahora en la universidad y permitirá identificar categorías de análisis que serán insumos para el modelo teórico-operativo que se diseñará. La triangulación de fuentes entre teóricos y actores representará un método de confiabilidad de los hallazgos del estudio, en donde, el consenso o discenso, determinará la calidad de los hallazgos. .

 

Metodológica:

         Metodológicamente, la propuesta investigativa representa un escenario válido para la aplicación del Método Comparativo Constante (MCC) de la Teoría Fundamentada de Glasser y Strauss (1987) para crear teoría sustantiva que permita interpretar los significados que los actores  representados por los directores y coordinadores de la investigación en la  UNESR le han otorgado a la gestión del conocimiento. Al develar éstos significados se podrá, por un lado comprender la manera como ésta se ha estado llevando hasta ahora, y, por el otro mediante un proceso de reflexión en la acción  y sobre la acción tratar de producir momentos de reflexión que ayuden a los actores a dar un viraje a la manera como se estaba gestionando y conocer la vía de la gestión del conocimiento y del Aprendizaje Organizacional propuesto por el Modelo.

     De la interacción permanente que el investigador logra en el proceso de recolección de datos, de la emergencia de categorías de análisis que el Muestreo Teórico irá permitiendo pueden ir surgiendo nuevas hipótesis para ser verificadas. En tal sentido, esta teoría es el resultado del procesamiento sistemático de los datos de campo (mediante procesos de codificación y categorización). (pp. 170-177).

 

 Recientemente esta teoría ha sido revitalizada por los aportes de Corbin y esta incorporándose a la gestión de empresas, al considerar el contexto del fenómeno analizado. Esté método resulta útil para profundizar en  estudios de caso, ya que al centrarse en el análisis de los datos cualitativos mediante la codificación y etiquetado conceptual, posibilita la elaboración de una teoría capaz de complementar aspectos prácticamente desconocidos de la problemática investigada. En este sentido, según Strauss y Corbin (1990) señalan que: la teoría es el resultado de la conceptualización basada en la interpretación de datos que provienen de una realidad sobre la que no existía modelización previa. (p. 22)

 

 

Institucional:

            Es evidente que, en este nuevo contexto la Universidad debe jugar un papel extraordinariamente importante. El hecho de ser un centro de conocimiento no garantiza que la universidad gestione correctamente su producto, ni que lo socialice dentro de la propia universidad y menos aún que lo difunda, lo transfiera y lo comparta con los sectores socioeconómicos. La universidad debe organizarse de forma que optimice el rendimiento de lo que sabe, que tenga claro de qué capital intelectual dispone, ponga en marcha los flujos  necesarios que le permita movilizar su conocimiento de forma que se incremente y potencie su impacto social. A través del modelo teórico-operativo para gestionar el conocimiento en el área de investigación permitirá consolidar una cultura organizacional que involucre el compromiso corporativo de la UNESR, con lineamientos precisos, objetivos inmersos en procedimientos viables para gestionar los productos que genera la praxis operativa de la investigación, además surgirá con el modelo la transición hacia el logro de una organización que aprende.

 

            Así mismo, el modelo de gerencia del conocimiento servirá de base y apoyo a otras organizaciones productivas en razón de las generalizaciones contenidas en los lineamientos que propone.

           

Social:

            Señala la UNESCO (1995) que:

 

                 Un sistema de educación superior sólo puede desempeñar cabalmente su misión y constituir un elemento social provechoso si una parte del personal docente y de sus instituciones - de acuerdo con los objetivos particulares de la institución, sus capacidades docentes y sus recursos materiales - realizan también actividades de investigación” (p. 36)

 

Partiendo de lo anterior, la Universidad como “una organización social, en la cuál se forman individuos portadores de un conjunto de conocimientos que los califican para el ejercicio profesional y la vida en sociedad; siendo además un escenario en donde se  crean conocimientos mediante la investigación en diversas disciplinas científicas y se transfieren estos a la sociedad, utilizables para resolver problemas de desarrollo”, tiene una finalidad, eminentemente social ya que la universidad se encarga de buscar alternativas de solución investigativa a los problemas sociales que afectan el hombre, por tanto, siendo una comunidad académica, su razón de ser está al servicio de la sociedad de la cual emerge. Si la información y el conocimiento son los elementos clave para el funcionamiento de un sistema universitario, cualquier reflexión o acción relacionada con ellos, su contenido, cantidad, oportunidad, actualidad, pertinencia, la manera de manejarlo, transmitirlo o adquirirlo jugará un papel esencial en el mejoramiento de la calidad de vida del hombre. Por lo tanto, a través de la creación de un modelo teórico-operativo de gestión de conocimiento que coadyuve en el mejoramiento de la manera como se comparte y difunde el conocimiento en una organización universitaria, y, partiendo del enfoque sistémico entre las funciones universitarias: docencia, investigación y extensión, entonces su impacto social es importante.

 

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       11

 

Cronograma de Actividades

 

Actividad

1

2

3

4

5

6

7

8

Revisión Bibliográfica

___________________________________________________________________________________

El Problema

________

Objetivos

________

Justificación

________

Revisión Bibliográfica

___________________________________________________________________________________

Antecedentes

_______________________________

Bases Teóricas

___________________________________________________

Glosario

_________

Rev. Bibliográfica

___________________________________________________________________________________

Método y tipo de Investigación

__________________________________________________

Cronograma

_________

Diseño

______________________________

Rev. Bibliográfica

___________________________________________________________________________________

Aplicación Instrumentos

_______________________________

Análisis Resultados

________________________________________

Categorización

___________________________________________________

Revisión Bibliográfica

__________________________________________________________________________________

Estructura del Modelo

                                                            __________________________________________

Presentación del Modelo

                                                                                                        _______________________________