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Una
aventura en los viñedos andinos
Fascinada por el malbec, Catherine Péré-Vergé, con
su Bodega Monteviejo, fue una de los impulsores de Clos de los Siete,
un proyecto que no para de crecer
Entre los muchos franceses fascinados por el malbec y los terroirs de
los Andes, que formaron el proyecto vinícola Clos de los Siete
en Vista Flores, Tunuyán, a 90 km de Mendoza, la figura de una
mujer, menuda y valerosa, es una de las más activas. Catherine
Péré-Vergé, vecina nada menos que del famosísimo
Château Petrus en Pomerol, dueña de tres châteaux que
restauró y puso a punto por su cuenta en los últimos años
–La Gravière, Montviel y Le Gay–, es, además,
socia del gran Alain Ducasse, uno de los más grandes chefs de cuisine
del mundo, en sus famosos restaurantes de París, Nueva York, Tokio...
En 2000, y con su enólogo amigo y asesor Michel Rolland, inició
la aventura argentina de Clos de los Siete, con su Bodega Monteviejo,
la primera en construirse y donde da gusto ver a su propietaria trabajar
a la par de los técnicos y cuidar las flores que encabezan las
hileras de viñas. Con uvas malbec de la primera cosecha de sus
viñedos, Catherine y su enólogo Marcelo Pelleriti produjeron
Lindaflor 2002, el vino de más cuerpo de la bodega –de guarda,
pero listo para beber–, con 100 por ciento en roble francés
nuevo, uva de perfecta maduración y estricto trabajo de vinificación
($ 140); sorprendió en las ferias de 2004. Petite Fleur 2003 es
un corte de guarda, de menor cuerpo que el anterior ($ 49) con las características
de sus componentes –malbec, syrah, cabernet sauvignon y merlot–:
fruta madura, especias, toque mineral, redondez y elegancia. Festivo 2003
es otro malbec 100 por ciento, no de guarda, para disfrutar joven, muy
buena expresión frutal y muy buena relación calidad-precio
($ 23). Monteviejo 2000, un malbec floral y elegante bien diferente de
Lindaflor ($ 80) –explica Pelleriti–, debe su concentración
y complejidad a su tiempo en botella. Se encuentran en vinotecas y restaurantes
destacados.
Por
Alicia Delgado
alidelgadolanacion@fibertel.com.ar
La Nacion, 9 de enero de 2005 |