Todo
crece entre los soldados
Juana
Carrasco Martín
"En
un final, la guerra siempre trata sobre la traición,
los viejos traicionan a los jóvenes, los políticos
a los soldados, y los cínicos a los
idealistas". La afirmación es de un
periodista estadounidense, Chris Hedges, a quien
le sobran experiencias como corresponsal de guerra
para dar ese criterio tan duro sobre la política
bélica de su propio país: el Golfo, Gaza, las
Malvinas, El Salvador, Kurdistán, Argelia, Yemén,
Bosnia, Kosovo, los Balcanes...
Para
su actual escenario bélico, George W. Bush, su
equipo de halcones-gallina liderado por Donald
Rumsfeld, y sus generales —es decir, los
viejos—, han enviado a morir a los jóvenes. La
cifra de los caídos en Iraq crece a diario; ya
anda por 2 069 y los heridos en 15 568. Casi todos
son soldados, no ha muerto ningún general, ningún
hombre de Washington, tampoco ninguno de sus
hijos.
Los
soldados, todos, incluidos los generales, fueron
llevados a esa guerra con la mentira de las armas
de destrucción masiva. Ahora algunos de los más
cercanos a Bush, el hijo, están en la picota pública
y el señor de la Casa Blanca ve que su
popularidad baja, que sus conciudadanos lo
consideran deshonesto y le hacen acompañar por
todo su equipo.
Pero
muchos de los que ya han muerto, y de los que están
todos los días en peligro de caer, lo hicieron
porque creyeron en los ideales estadounidenses, en
la libertad y la democracia. Solo que en verdad
fueron a derramar su sangre y a matar iraquíes
por el maldito petróleo, por las contratas
multimillonarias para reconstruir un país
destruido a partir de marzo de 2003, y entre los
que se llenan los bolsillos están empresas como
la Halliburton, del vicepresidente Dick Cheney. Ahí
están los cínicos.
¿Es
solo dolor y muerte lo que les depara el camino de
la guerra a esos soldados? Pues no. Hay otras
penas al regreso a la vida civil para los que han
estado emplazados en Iraq o en Afganistán. Por
ejemplo, la tasa de desempleo entre ellos es tres
veces mayor que el promedio nacional. Lo dice el
Buró de Estadísticas Laborales: cerca del 15 por
ciento de los veteranos en edades comprendidas
entre los 20 y los 24 años están sin trabajo. Es
la paga por el sacrificio.
Para
todo hay justificación. Tasa tan alta, dice el
sitio web Veterans Today, se debe "en parte a
que muchos miembros del servicio seriamente
heridos en Iraq y en Afganistán están en peldaños
tempranos de sus carreras militares y poseen
limitadas habilidades laborales o muy poca
experiencia en trabajos civiles".
Unos
200 000 jóvenes dejan el servicio militar cada año,
y "el gobierno quiere convencer a los
empleadores de Estados Unidos para que los
contraten", se dice en un análisis.
Hay
otra preocupación: un número consistente de esos
veteranos no tienen una dirección permanente.
Dicho en palabras del Departamento de Asuntos de
los Veteranos de Califonia: "la tragedia de
los homeless (sin casa) entre los veteranos
persiste, incluso cuando la economía es robusta y
el desempleo es bajo". Bueno, no tanto.
Entre
los soldados de Estados Unidos todo crece, incluso
el ser traicionados. |