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Bush y su asesor, Karl
Rove. Foto:AP |
Todo
es cuestión de hacer memoria. El presidente
George W. Bush guarda como «trofeo de guerra» la
pistola de Saddam Hussein y la muestra satisfecho
a sus íntimos y visitantes especiales. Dick
Cheney hirió hace unos meses de un disparo a un
compañero de cacería, su deporte preferido.
Hay una
tendencia al uso de las armas entre la cúspide del imperio
neoconservador e intolerante guardián de los «valores»
occidentales que se hace evidente en las dos agresiones
lanzadas contra países islámicos.
No podían
faltar entonces sus seguidores entre los consejeros de mayor
valía.
Resulta
que ahora se sabe que Katharine Armstrong, la dueña del
rancho texano donde ocurrió el accidente de cacería de
Cheney, envió el año pasado un regalo muy especial al asesor
presidencial Karl Rove, ese al que se califica como el cerebro
de Bush. Bueno, en realidad ella, y diez amigos más le dieron
a Rove una escopeta
Beretta 687 Silver Pigeon II que cuesta 2 973 dólares.
Una friolera en los valores de Rove, que según las
revelaciones de su fortuna en 2005 —incluidas acciones,
fondos en bonos y dos residencias, una en Ingram, Texas, y
otra en una playa de la Florida— oscila entre 1,8 millones y
6,9 millones de dólares.
Y aquí
dejamos las armas a un lado y entramos en el asunto capital.
Rove no es el único asistente millonario en un gobierno de,
por y para los millonarios. Así el casi recién nombrado jefe
de personal, Joshua B. Bolten, reportó activos entre 1,1 millón
de dólares y 2,3 millones y tampoco falta, en su caso, un
chalet para las vacaciones en Key West, Florida, valorado
entre 500 000 y un millón de los billetes verdes. Por
supuesto ha recibido sus regalitos, estos más espirituales:
entradas para la temporada de la Sinfónica Nacional por 8 000
dólares.
No se
puede negar que la modestia vive en otros. Así Joel D. Kaplan,
ex segundo del director del presupuesto de la Casa Blanca y
ahora segundo del jefe de personal, quien apenas tomó, entre
otros préstamos, uno para comprar un anillo de compromiso
valorado entre 15 000 y 50 000 dólares. Si se permite ese
pequeñísimo gusto, puede deducirse que tiene suficiente
capital como para responderlo.
Stephen
J. Hadley, asesor de seguridad nacional del W. reconoce un
caudal entre 2,8 millones y 6,8 millones de dólares, mientras
otro consejero, Dan Bartlett se queda por debajo cuando dice
que sus ganancias de 2005 oscilaron entre 417 021 y 1.1 millón.
Y aquí
viene el campeón, pero por algo es el asesor económico de
George W. Bush, no faltaba menos. Allan Hubbard y su familia
reportaron bienes entre 11,7 y 52 millones de dólares.
Claro
que no son los únicos con buenas rentas. Pero como botón de
muestra, vale la pena tenerlos en cuenta. Y de seguro,
regaladas o compradas, alguna que otra arma está registrada a
sus nombres… Hay que protegerse ¿no?
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