EL
TABLÓN: El artículo de hoy
RIELANDO
El nuevo disfraz de
Sarkozy
Rafael Morales
La derecha francesa ya tiene
su aspirante para el próximo 22 de abril. Se trata de Nicolas Sarkozy, de la
Unión por un Movimiento Popular (UMP), quien lanzó en París su candidatura
a la presidencia de la República ante unos 75.000 partidarios. Una encuesta
del semanario Le Point le concede un 33% de los sufragios en la primera
vuelta frente al 32% de la socialista Ségolène Royal. Una probable segunda
vuelta entre estos dos aspirantes el 6 de mayo también arrojaría un empate técnico.
Los años de ministro del Interior marcaron
sus rasgos políticos relevantes. El discurso sobre un Estado de tipo
policial, los ataques a los jóvenes marginados, su apoyo a Estados Unidos,
las campañas contra la inmigración, la defensa incondicional de la empresa
privada y la descalificación permanente de la semana laboral de 35 horas.
Nicolas Sarkozy consciente (siempre según las encuestas) de sus limitaciones
electorales con semejante perfil, ha dado un giro de muchos grados, diciéndole
a sus actuales amigos lo siguiente: “Tienen que entender que no seré sólo
el candidato de la UMP. Tengo que dirigirme a todos los franceses.
Convencerles de que, juntos, todo es posible”. Así que empezó el discurso
por arrepentirse de no se sabe qué, ofreció una imagen conciliadora y repitió
varias veces su “cambio” de talante y también, relativamente, de política.
Rumbo al centro.
Defendió a los empresarios de verdad, no a los “asistidos” o
subvencionados, proclamando al mismo tiempo que “el capitalismo no puede
vivir sin ética ni moral”. Tiene gracia. Como si el capitalismo de estos
tiempos funcionara sin la corrupción de sus abogados políticos comprados por
las grandes empresas, sin bajos salarios, sin contratos precarios, sin
desempleo, sin inmigrantes con derechos desconocidos, sin el asalto a las
materias primas del llamado tercer mundo, sin destruir la naturaleza y sin
guerras de agresión. Adaptándose a la actitud mayoritaria de los ciudadanos,
aseguró que “no resucitaremos la Constitución Europea”. Tiró del
nacionalismo gaullista en plan radical: “Francia no puede ni debe morir,
porque es el país sin igual que el mundo necesita”. ¿Está Francia quizás
en peligro de desaparecer por algún misterio que sólo conoce el candidato?
¿O se refiere a los inmigrantes? Solicitó el voto a quienes están
decepcionados de los líderes políticos gabachos. Incluso criticó la política
exterior de Estados Unidos por la guerra de agresión contra Irak, no porque
le parezca un crimen contra la humanidad sino “porque fue un error”. Otra
adaptación oportunista a la opinión pública de su país.
Royal también emprendió su propio giro, pero hacia la derecha, llegando a
competir con Sarkozy en su tema preferido: el orden público. No recoge ni se
siente heredera de las resistencias populares contra las privatizaciones, las
protestas juveniles, el voto sobre la neoliberal Constitución Europea o las
movilizaciones recientes contra el Contrato de Primer Empleo. Francia corre el
riesgo de que estos sectores sociales se queden sin una expresión política
genuina en la competencia por la presidencia de la República ya en la primera
vuelta de las elecciones.
La representación mediática de Royal tiene más que ver con el
desprestigiado Tony Blair y sus especulaciones sobre la tercera vía a
ninguna parte que con el viejo proyecto reformista de Mitterrand. Visto lo
visto, la sospecha de Hugo Moreno, profesor de Ciencias Políticas en la
Universidad de París 8, adquiere cierto fundamento: “Lo más probable será
una bipolarización en el enfrentamiento entre Nicolas Sarkozy y Ségolène
Royal, o sea la opción entre la derecha neoliberal autoritaria y el
social-liberalismo socialista rosado”. Veremos.
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