ASIGNATURA: SEMINARIO AVANZADO LA GERENCIA Y EL APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

UNIVERSIDAD YACAMBU

DOCTORADO EN GERENCIA

ENSAYO 2

LOS RETOS DE LA POSTMODERNIDAD EN LA CONSTRUCCION DE UN NUEVO APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

Por

Pedro Bonillo

INTRODUCCIÓN

 

En este ensayo se presenta un constructo filosófico, tecnológico y praxis del tránsito de la modernidad a la postmodernidad como reto al aprendizaje organizacional desde la perspectiva del investigador. El objetivo de la discusión es lograr  establecer cuales son los restos que la postmodernidad afrontara con respecto a la adopción de un nuevo aprendizaje organizacional que permita incorporar al investigador desde una postura crítica en la discusión existente en las ciencias sociales y gerenciales con respecto a este tema. El propósito de la argumentación es generar ideas en torno al concepto y seleccionar la mejor como postura critica que fortalezca el trabajo de investigación doctoral del autor. Este ensayo esta estructurado con una introducción, un cuerpo y  finalmente se presentan unas conclusiones generales y la bibliografía.

 

LOS RETOS DE LA POSTMODERNIDAD EN LA CONSTRUCCION DE UN NUEVO APRENDIZAJE ORGANIZACIONAL

 

El cambio del concepto de conocimiento en las coordenadas actuales viene del paso de la modernidad a la postmodernidad, o sea, desde la Ilustración francesa en siglo XVIII hasta finalizada la II Guerra Mundial, y significó el auge del pensamiento racional, el materialismo, el cientifismo, el progreso, la superación, la crítica, la vanguardia, la naturaleza y la realidad social como objeto de conocimiento objetivo, y de la Ideología frente a la Teología. Hubo una transición del concepto medieval de percepción por el moderno concepto de conocimiento objetivo (Rifkin, 2000). La modernidad se asentó en la realidad objetivable, plana, cognoscible, real, de la mano de Newton, Descartes, Bacon, Locke, Hume y otros. Se planteó como un espacio de progresiva transparencia, y como espacio de un proyecto de emancipación en los ámbitos sociopolítico, antropológicos y otros.

En contraposición, en la postmodernidad se produce la traslación de la razón científica devenida en tecnológica. La modernidad es entendida o caracterizada como efecto de superación crítica. (Duque, 1988). El tránsito hacia la postmodernidad planteó un giro de esa objetividad, racionalidad y cognoscibilidad añadiendo que nada es ajeno a su proceso ni a su tiempo, por lo que nada es totalmente objetivable, ni se construye en el rechazo de una idea incognoscible. La verdad ya no es real, objetiva y total como plantearon, desde ámbitos diferentes, Heisenberg, Berson, Freud, Srödinger, Levi-strauss, Sausurre, Ortega y Gasset, Nietzsche y otros, por lo que la realidad no es fija, cognoscible y objetivable sino más bien es un constructo por segmentos. Esta conformación ha sido los prolegómenos de la postmodernidad definida, delimitada y conformada por: Baudraillard, Lyotard, Habermas, Vattimo, y otros. Abarca un rechazo de lo moderno como lo único valioso imbuyendo nuevos valores estéticos, culturales, sociales y económicos.

La postmodernidad se construye en el nuevo universo tecnológico, virtual y de la información mundial, así el tránsito del concepto tradicional de conocimiento se ha visto imbuido en el procesamiento de la información electrónica. Todo ello confluye en el total asentamiento del conocimiento artificial, lo que significa el surgimiento de un nuevo paradigma en el ámbito las ciencias socioeconómicas.

Toda tecnología tiende a crear un nuevo ambiente humano. Estas palabras de McLuhan (1962), que se refirieron, en su momento, a la invención de la imprenta de tipos movibles en el siglo XV, tienen pertinencia hoy; por cuanto, si la tecnología del libro impreso fue un triunfo para la civilización occidental, al facilitar la difusión de las ideas y conocimientos de una forma cómoda y económica, con la aparición de la microcomputadora a comienzos de los ochenta y más recientemente, de la telaraña mundial Internet, las posibilidades de producción y expansión de los conocimientos parecen no tener límites al punto que actualmente se plantea la NANOTOPIA, la cual a través de la nanotecnología (maquinas microspopicas y sistemas computacionales biologicos) platea una rumptura cerca de la postmodernidad y la trasmodernidad que cambiaran todo lo que nos rodea y en especial a la organización, los individuos y las ciencias sociales y gerenciales.

Toffler (1990), al plantear los cambios estructurales que generarían las tecnologías computacionales, expresó: "La difusión de los ordenadores en estas últimas décadas se ha catalogado como el cambio más importante de los producidos en el campo del conocimiento desde la invención de la imprenta o incluso desde la invención de la escritura. Junto con esto se ha producido la proliferación de nuevas redes y medios para mover la información".

Autores como Taspcott (1999), han denominado el momento actual como una era de la inteligencia interconectada y el ingenio humano, ya que el uso efectivo de la interconexión mundial, facilitada por las tecnologías de información y comunicación puede potenciar la producción y expansión del conocimiento y la inteligencia humana.
Otros autores como Piscitelli (1995) y Joyanes (1997), prefieren hablar del surgimiento de una cibersociedad y cibercultura, pues las tecnologías y fundamentalmente Internet, están jugando un rol articulador de todas las acciones sociales. Hoy día, se encuentran estas tecnologías apoyando no sólo procesos de gestión académica y empresarial, sino también procesos de la vida cotidiana y muy pronto procesos organicos (biotecnología y nanotecnología) y vitales en nuestra forma de pensar la sociedad.

Esta sociedad también se conoce como una sociedad de la comunicación, pues si en los noventa se habló de una sociedad de información, al inicio de un nuevo siglo se está reconociendo que la información no es lo más importante, sino lo que hacen con ella los actores en interacción dialógica, Galindo (1999). Igualmente, se está hablando de que la comunicación es el vector que permite que la información-saber fluya y facilite la expansión y dinamización de la inteligencia humana.

Estos planteamientos también fueron vaticinados ya por: Mc. Luhan (1962), Cartier (1992) y Drucker (1993), al advertir sobre la necesidad de centrar las actividades principales del siglo XXI en el uso efectivo de las tecnologías de información y las comunicaciones, y en el valor estratégico del conocimiento como recurso económico.

Para Gerardo García Cabrera el asumir los retos de lo que se ha dado en llamar, la Sociedad del Conocimiento nos lleva a conocer tres pasos de una escalera en la espiral del desarrollo: la Sociedad de la Información, la Sociedad del Aprendizaje y la Sociedad del Conocimiento. Los dos primeros escalones están relacionados con el crecimiento; el tercero con el desarrollo (Garcia, 2001).

Desde el punto de vista económico significa la capacidad de capitalizar las tecnologías actuales y el crecimiento de las infraestructuras existentes. Implica el desarrollo de aplicaciones capaces de potenciar tales infraestructuras, la conceptualización y diseño de los flujos informativos como salidas en forma de nuevos productos y servicios. Incluye la gestión de la información y el desarrollo de herramientas que puedan manipular los contenidos sobre un amplio sistema de redes.

El alcance universal de esta Era de la Información es objetivo y tecnológico. Su característica principal es la integración de aplicaciones en redes. Es resultado del conocimiento y el desarrollo acumulado sobre la base de la convergencia de las tecnologías de la información, la computación y la microelectrónica; constituyendo el primer paso hacia la Sociedad del Aprendizaje.

La Sociedad del Aprendizaje potencia al máximo las capacidades tecnológicas de la Era de la Información e introduce nuevos desarrollos tecnológicos que la acercan a la capacidad de integración en la Red, con lo cual se prepara el camino para la Sociedad del Conocimiento. La Sociedad del Aprendizaje requiere de nuevas redes. El nivel de desarrollo no se mide por el impacto de las tecnologías, sino que se desplaza cada vez más hacia el impacto de los contenidos. En ella es fundamental el uso y acceso a la información, su gestión en función de las demandas tecnológicas y del desarrollo.

Por otra parte, la construcción organizacional del aprendizaje es uno de los canales a través del cual, la perspectiva cognitiva y de interpretación gerencial del mundo es impuesta y adoptada como una visión dominante. La cual servirá de marco para la actuación de los individuos dentro de la organización postmoderna (Argyris y Schon, 1978; Brown y Duguid, 1991).

Los retos de la postmodernidad en la construccion de un nuevo aprendizaje organizacional  se pueden sintetizar en:

1.          Las empresas en la nueva sociedad de la información deben aprender a generar valor a través de la creación de conocimiento, de nuevo saber.

2.          El reto del cambio. En esta última, las condiciones de mercado en el que compiten las empresas cambian continuamente y a gran velocidad: los ciclos de los productos son cada vez más cortos, la oferta debe ajustarse a las demandas específicas y cambiantes de los clientes, las nuevas tecnologías son superadas rápidamente. Lo más insólito del momento no es, sin embargo, la naturaleza de los cambios, por supuesto muy importantes dada la profundidad de los mismos, sino el ritmo al que éstos se producen. En palabras de Swieringa y Wierdsma: "el ritmo se ha convertido en un criterio determinante del éxito. El tiempo se ha vuelto el producto más escaso" (Swieringa y Wierdsma, 1995:160). Esta realidad demanda a las empresas una elevada capacidad innovadora. Como afirma Rosabeth Moss Kanter (1983), las empresas con éxito serán aquellas capaces de asumir el reto del cambio continuo.

Ante estos retos, la cuestión que cabe plantearse es la siguiente: ¿cómo deben diseñarse y gestionarse las empresas para afrontar exitosamente tales retos?. Para responder a esta pregunta, puede ser útil realizar un breve repaso de los criterios que han regido el diseño y la gestión de las empresas en el último siglo: la forma organizativa que ha prevalecido en el período referido es la burocracia de la modernidad (Mintzberg, 1988). Las organizaciones productivas a gran escala surgieron durante la Revolución Industrial. En aquel momento, las únicas grandes organizaciones existentes eran la Iglesia y el Ejército, estructuradas en torno a los principios de: orden, jerarquía y centralización del poder. El modo de organización de estas instituciones fue aplicado a las empresas, siendo legitimado por los principios de la administración científica de Taylor y la teoría burocrática basada en la obra de Weber. La aplicación de estos principios a la gestión empresarial, ha permitido crear organizaciones enormemente eficientes en el uso de los recursos productivos básicos del sistema de generación de riqueza industrial: el capital y el trabajo. Sin embargo, estos principios no contribuyen a diseñar organizaciones especialmente dotadas para adaptarse a las exigencias del nuevo sistema de generación de riqueza en la postmodernidad y en la transmodernidad que hoy por hoy transitamos con organizaciones transorganicas e individuos transpersonales: la eficiencia en el uso de información y la generación de conocimiento, y la capacidad de innovación y adopción de ese conocimiento en individuos y organizaciones que sobrepasan su ambiente y definen un metodo o camino cercano a la NANOTOPIA en la que la biotecnología y la nanotecología romperan con todos los paradigmas industriales de la postmodernidad.

Esta realidad impone la necesidad de redefinir los principios y teorías que han de orientar el diseño y gestión de las organizaciones productivas. Tal y como lo expresan Naisbitt y Aburdene (1985), es preciso "reinventar la empresa". La respuesta a esta necesidad se está concretando en la emergencia de diversas teorías y enfoques desde las que se pretende encontrar soluciones a las cuestiones planteadas. El enfoque más comprehensivo de los emergentes es el enfoque del Aprendizaje Organizacional, pues ataca las principales problemáticas que afectan a la gestión empresarial actualmente, ya comentadas. Aunque los orígenes de este enfoque se remontan a los años sesenta (Cyert y March, 1963; Cangelosi y Dill, 1965), su desarrollo es especialmente importante a partir de finales de los años ochenta. Desde este enfoque, la condición fundamental para que una empresa afronte con éxito los retos actuales es su posesión de una alta capacidad de aprendizaje. Y bien, ¿qué significa que una empresa es capaz de aprender?: Los individuos aprenden cuando son capaces de cuestionar y modificar sus normas de comportamiento o lo que Argyris y Schön (1978) denominan "teorías en uso". Análogamente, las organizaciones que aprenden poseen una elevada capacidad de dudar sobre la validez de sus estructuras y normas de funcionamiento, y de cambiarlas si es preciso. Los sistemas con una elevada capacidad de aprendizaje, como el cerebro humano, procesan información con gran rapidez obteniendo nuevo conocimiento de su entorno interno y externo, en base al cual modifican su estructura y comportamiento para ajustarse a las condiciones existentes en cada momento. Como afirman Swieringa y Wierdsma (1992), el aprendizaje es la base del cambio de conducta. Las organizaciones diseñadas para aprender están especialmente dotadas para el cambio. Por otro lado, los individuos y sistemas con elevada capacidad de aprendizaje no sólo poseen una mayor capacitación para el cambio, sino que también tienen más aptitudes para el manejo de información, aspectos cruciales para la supervivencia, tanto de los individuos como de las organizaciones, en la nueva sociedad.

 

CONCLUSIONES GENERALES

 

Las organizaciones (Mintzberg, 1988) de la época industrial no están diseñadas para aprender. Por ello, no propician el uso eficiente de la información, ni la generación rápida de nuevo conocimiento, ni el cuestionamiento del marco normativo y estructural establecido. Los cambios son lentos y, con frecuencia, traumáticos. El hecho de que las organizaciones burocráticas no estén diseñadas para aprender, ¿significa que éstas son totalmente incapaces de aprender?. Como afirman Swieringa y Wierdsma (1992), las burocracias sí pueden aprender, pero el único modo de aprendizaje posible es el prescriptivo. En el modelo prescriptivo, tan sólo una parte de la organización aprende, la cabeza pensante de la misma, mientras que el resto del sistema se limita a actuar de acuerdo a las normas y criterios establecidos por la primera. El funcionamiento automatizado de la casi totalidad del sistema es similar al de una máquina. La construcción de una organización que aprende implica la creación de un sistema donde la separación entre pensamiento y acción desaparece, más similar a un cerebro que a una máquina. Ambos se funden en todos los rincones de la organización. Esto implica la creación de un espacio informado (Zuboff, 1988), en el que la información fluya y pueda ser utilizada en cualquier punto para generar nuevo conocimiento. En este espacio las personas educadas de la sociedad de la información, los "trabajadores del saber", pueden desarrollar al máximo su inteligencia y capacidades.

Todo este proceso de AO promoverá la institucionalización de una serie de mecanismos de reflexión y auto-reflexión que conduzcan a la abstracción formal del conocimiento. Ya que los campos de acción diarios y los del discurso, requieren de distintos mecanismos de apropiación y modos más efectivos de interpretación del conocimiento. El establecimiento de estos mecanismos de impregnación de conocimiento permitirá a la organización instaurar una serie de relaciones entre los sistemas de discernimiento y las condiciones que requiere la actuación del ser humano.

Las teorías de la gerencia han evolucionado de un enfoque mecanicista y estático a un enfoque dinámico en constante interacción con el medio, el cual el hombre modifica a través de su espectro de saberes. Por tanto, el recurso humano se ha convertido en la principal fuente de ventajas competitivas sostenibles en el tiempo, facilita la toma de decisiones en las organizaciones dado el paradigma actual del saber, la inteligencia y el talento.

El surgimiento de un nuevo enfoque organizacional: la gestión del conocimiento, es una propuesta con más alcance que la gestión de la información; aunque esta última sigue siendo un elemento imprescindible dentro de las organizaciones, la gestión del conocimiento propicia la creación de un entorno que facilite la conversión de información en conocimiento y de este conocimiento en nueva información, es decir, propicia el desarrollo de una cultura organizacional.

La implementación y uso de herramientas y técnicas en función de actualizar la gestión del conocimiento en las organizaciones de este nuevo milenio impone nuevos retos, porque constituyen la única forma de que estas logren adaptación y competitividad.

Es posible llegar al cambio en el contexto en que se genera el ambiente para impulsar la productividad y así, llegar a niveles de competitividad importantes basado en una cultura laboral sólida; esto, siempre y cuando se atienda primero a las características actuales de las organizaciones y de sus personas, evitando que esta evolución represente el rechazo y la evasión de la fuerza laboral.

La sociedad y en especial las ciencias gerenciales deben prepararse para la ruptura futura de los paradigmas ya establecidos en la postmodernidad y la trasmodernidad a través de la cristalización de la NANOTOPIA que en especial cambiara nuestra manera de aprender.

 

BIBLIOGRAFIA

Argyris, C. y Schon, D. (1978), Organization learning: A theory of action perspective, U.S.A., Addison Wesley.

Brown, J. S. and Duguid, P. (1991), "Organizational Learning and Communities of Practice: Toward a Unified View of Working, Learning, and Innovation", OS Vol. 2, N1, pp. 40.

Cangelosi, V.E. y Dill, W.R. (1965): "Organizational Learning: Observations toward a Theory". Administrative Science Quaterly, vol.10, p.175-203.

Cyert, R.M. y march, J.G. (1963): A Behavioural Theory of the Firm. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall.

Duque, F. (1988) Coloquio sobre el fin de la modernidad. En: Los confines de la modernidad. Barcelona. Ediciones Granica; p. 11.

Galindo C (1999). Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación, México, Addison, Wesley y Longman

García C (2001). De la Era de la Información a la Sociedad del Conocimiento. Revista de Información Científica y Tecnológica: Ciencia, Innovación y Desarrollo. Volumen 6. 4.

Joyanes, L. (1997). Cibersociedad: Los retos sociales ante un nuevo mundo digital. Madrid: McGraw - Hill Interamericana de España.

Kanter, R. (1983): The Change Masters. Simon & Schuster. New York.

McLuhan, 1962 The Gutenberg Galaxy, Routledge.

Mintzberg, H. (1988): La Estructuración de las Organizaciones. Ed. Ariel.

Naisbitt, J. y ABURDENE, P. (1985): Re-inventar la Empresa. Ed. Folio.

Piscetelli, A. (1995). Ciberculturas en la era de las máquinas inteligentes. Buenos Aires: Editorial Paidós SAICF.

Rifkin, J. La era del acceso. La revolución de la nueva economía. Barcelona. Paidos: 2000.

Swieringa, J. y Wierdsma, A. (1992): Becoming a Learning Organization. Addison-

Wesley (versión en castellano: La Organización que Aprende, Addison-Wesley, 1995).

Taspcott, D. (1999). The rise of the Net generation: Growing up digital. New York: McGraw Hill.

 

Toffler, A. (1990): El Cambio de Poder. Ed. Plaza & Janes.

 

 

 Última Actualización: 06 AGOSTO 2005