Santôka Taneda(1882 - 1940)


Santoka Taneda(1882 - 1940)
Mi cuenco de mendigar
acepta
hojas caídas.

 



Santôka Taneda(1882 - 1940)
Su nombre real fué "Shoichi" , pero tomó el nombre de Santôka al conocer a su maestro, Ogiwara "Seisensui"
Santôka Taneda nació en la ciudad de Hofu, Prefectura de Yamaguchi y vivió su vida en peregrinación, se unió con la Naturaleza, nunca mintió sobre él, su estilo de vida sigue reconociéndose después de su muerte, último célebre peregrino, heredero de una larga tradición de poetas errantes a la que pertenecieron Bashô, Issa, Ryôkan, etc escribió aproximadamente 84.000 Haiku a lo largo de su vida.
Santôka Taneda, fue a Matsuyama, visitó la tumba de Shurindo y recorrió los templos en peregrinación a través de Shikoku, vivió en una casa desocupada que Ichijyun Takahashi descubrió en el recinto del Templo de Miyukiji.

Es probable que fallezca,
tranquilo entre el césped.
Fresco verdor.


 

Otoño
La desgracia y nada más
Yo continúo mi viaje.

Un cuervo grazna.
Yo también estoy solo.

A cántaro la lluvia de otoño.
Cocino algunos granos de arroz
durante largo tiempo

Profundo
Aún más profundo
En las montañas azules.

A la mitad de la vida
A la mitad de la muerte
La nieve sin cesar.

Se cubren de otoño
las hierbas silvestres.
Me siento.

Ante la muerte
el frescor del viento.

Al pie de la montaña
bajo un sol generoso.
Una hilera de tumbas

Cruzar
el lecho seco de un río.

Buenas noticias,
malas noticias,
los pétalos cayendo como nieve.

El arroz es delicioso
Y el cielo azul
Muy azul.

El barro
que fluye
se aclara.

Muy pronto la muerte.
Sobre las flores silvestres
cae la lluvia.

Mi país natal
Empapado por la lluvia
Lo recorro descalzo.

Sobre la nieve cae la nieve.
Estoy en paz.

No tengo dinero, no tengo cosas,
no tengo dientes...
Completamente solo.

Sobre mi solitario escritorio
La libélula
Concede posarse.

Sobre una piedra
La libélula
Sueña en pleno día.

Sobre mi sombrero de junco
Toc
Era una camelia

Tan lejos
el país natal.
Los árboles florecen

Luna ascendente.
No hay nada que debas esperar...


Estas pocas cenizas
es todo cuanto queda
de mi diario.

No hay nada más que yo puedo hacer;
caminar sin parar.

Yendo más profundo
Y todavía más profundo
Las montañas verdes.

Fluyendo con el agua
caminé hacia el pueblo.

Si brilla, bala;
si está nublado, bala
la cabra.

Así como es
llueve, me mojo, camino.

Felices
o tristes
las cizañas crecen y crecen

 

Yo me siento en la belleza marchita
de los céspedes salvajes

Cuando yo camino, las semillas de la cizaña.
Cuando yo me siento, las semillas de la cizaña.

Barro el jardín
después de mi larga ausencia ;
el seto vivo está, florece.

Resbalé y caí.
las montañas siguen inmóviles.

Sigo la luminosidad
y la oscuridad del viento.

De acá para allá,
libres como el viento.
Saborear el agua...

En lo perpetuo,
del sonido del agua.
¡Esta Buda!

Calidas las hojas caidas
mastico la luminosidad,

del arroz hervido.

Tras haber comido,
satisfecho y solo.
Dejo los palillos.

Beber el agua,
y lavarme con agua.
De mi aldea natal.

Solo quiero dormir,
el cuerpo dormido se expansiona.
En el agua caliente.

Me lavo y tal cual,
me seco.
En una roca de la rivera.


Selección de haiku: Santôka Taneda

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