La poetisa de haiku, queriendo mejorar su arte, llamó a
un famoso maestro de haiku que visitaba en aquellos días
el pueblo donde vivía.
Ella ya gozaba de cierta reputación entre sus amigos como
una excepcional escritora de haiku. Pero Chiyo no se sentía
satisfecha con una fama meramente local. Es mas, lo que realmente
le impulsó a contactar con el poeta viajero era una pregunta
sobre su propia actividad creativa. Quería saber en que
consistía un haiku genuino, un haiku que realmente mereciese
ese nombre, un haiku de auténtica inspiración poética.
El maestro le dio un tema para que compusiese un haiku. Era uno
convencional; "el cuco" (cuclillo). Es este un pájaro
muy querido de los poetas japoneses de haiku y waka. Una característica
especial de este pájaro es que canta toda la noche mientras
vuela, y por esa razón es muy difícil oírle
o verle volar.
...
Chiyo intentó
numerosos haiku sobre el tema dado por su maestro, pero el los
rechazo todos sistemáticamente como meramente conceptuales
y no fieles al sentimiento. No sabia ya que decir, o como expresarse
mas genuinamente.
Una noche, se quedo largo tiempo absorta en estos pensamientos
de tal forma que no se dio cuenta de que amanecía ya, y
que las paredes de papel habían comenzado a iluminarse
débilmente. Y entonces el siguiente haiku se formo en su
mente:
Hototogisu,
Hototogisu tote,
Akenikeri! |
"cuco"
cuco toda la noche,
Y al fin, ¡La aurora! |
Cuando se lo mostró al maestro, este lo aceptó de
inmediato como uno de los mejores haiku escritos sobre el cuco.
La razón era que el haiku comunicaba los auténticos
sentimientos de su autora sobre el cuco y no había nada
artificial o intelectualmente calculado en el. Es decir, no había
un ego de parte de su autora que buscase su auto-glorificación.
El haiku, como el Zen, aborrece el egoísmo en cualquiera
de sus formas. El producto del arte debe estar libre de artificio
o motivaciones de cualquier tipo. No debe existir ningún
agente mediador entre la inspiración artística y
la mente a la que llega. La inspiración es como la "música
celestial" de Chuang-tzu (tien-lai). El artista debe prestar
atención a la música celestial, no a la humana.
Y cuando se tropiece con la inspiración, tiene que ser
como un autómata sin interferencia humana. Dejemos que
el Inconsciente se manifieste libremente, porque el Inconsciente
es la zona donde los impulsos artísticos están a
salvo del utilitarismo superficial de nuestras vidas. El Zen también
habita ahí, y es por esto que el Zen puede ser de gran
ayuda a todo tipo de artistas.
La larga meditación
nocturna de Chiyo sobre el hototogisu le ayudo a abrir su Inconsciente.
Lo que solía hacer antes de esta experiencia era pensar
en el tema que emplearía luego al escribir un haiku. Es
por ello que todos sus haiku estaban teñidos de una cierta
artificialidad o astucia que nada tenían que ver con la
poesía de forma estricta. Chiyo por primera vez se dio
cuenta de que un haiku, en tanto en cuanto obra de creatividad
poética, debía ser una expresión de sentimientos
íntimos totalmente vacíos de ego."
Daisetz T. Suzuki, "Zen y Cultura Japonesa"
Chiyo-ni, es considerada como una de
las mas grandes poetisas de haiku, comenzó escribiendo
a la edad de siete años.
Tuvo dos grandes maestros del haiku, alumnos de Bashô.
En 1755, Chiyo-ni se hizo monja budista, y dejo estas palabras.
"Sin renunciar de
este mundo, quisiera enseñar a mi corazón, que
fluya noche y día, como el agua clara"
El templo de Shokouji en Hakusan exhibe sus efectos personales.
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